Freddie Mercury es uno de los artistas más importantes del siglo XX y Queen una banda legendaria que tiene muy bien ganado su puesto entre las mejores agrupaciones musicales del último medio siglo. Estos son dos
motivos más que suficientes para entender por qué el mundo entero ha sucumbido
ante "Bohemian Rhapsody", película que tuvo que sortear complejos avatares para ser realidad; de hecho, debería haber sido protagonizada por Sacha Baron Cohen, quien abandonó el proyecto por no estar de acuerdo con la línea
que los productores (May y Taylor) prefirieron abordar. Tras 7 años de ires y
venires, de entrada y salida de actores y directores, por fin ha llegado al
cine la "película de Queen" y finalmente da lo mismo si no te gusta la banda u odias los
musicales; al finalizar el film, el aura luminosa que inunda la sala es tan indescriptible que es imposible
no salir de allí contagiado por la fiebre de Queen. Sin ir más lejos, escribo esta reseña
con "Another One Bites the Dust" de fondo y tarareando con una energía digna de haber estado realmente
en Wembley.
La película en sí, explora la
búsqueda constante de identidad por parte de Freddie, la cual lo
persigue desde sus orígenes en el seno de una familia indio/parsi. En
líneas generales, la cinta entretiene, pero si esta fuera una crítica acabada de
cine diríamos que al guión de Anthony McCarten le falta fuerza a la
hora de profundizar en todo lo que rodea
a Freddie; diríamos que la puesta en escena es fluida, lo que potencia la
naturaleza liviana de la película y cumple con el objetivo de no
encasillarse en un musical y así llegar a más público. Y la música.....no hay palabras.
"Bohemian Rhapsody" se
plantea como dos películas. Una es la que se construye sobre la constante lucha del artista por no malgastar aquello que siente
que se le va. Allí asoman frases como "Freddie debes volver
con tu familia" o "Freddie debes buscar el amor de una pareja que
realmente te quiera". En esa lucha es clave Paul Prenter, mánager personal y que actúa muy bien en el rol de villano que controla la vida
del artista; es uno de los personajes mejor logrados. Pero también hay otra "Bohemian
Rhapsody" cuando va más allá de esta perdición/salvación y que busca dar
con el alma del cantante; primero se aferra a Mary, luego se
aferra a la banda y luego se agarra a la vida sin límites que le ofrece el ser
gay. A través de las miradas nerviosas de Rami Malek, vemos siempre a un hombre
que no encaja.
Pero cuando el guión no es la gran
cosa, es ahí donde aparecen los actores para salvar el barco. Y lo que logra Rami
Malek es sobresaliente. Mercury es un artista único y había muchas
posibilidades de que quedase corto y que su performance fueran solo excesos
burdos. El protagonista de "Mr. Robot" no solamente sale airoso del reto
pues da con el verdadero Freddie, representado en la apariencia física y en la
utilización del lenguaje no verbal, clave en este caso. De hecho, cuando
la película termina y aparecen imágenes reales de la banda al ritmo de
"Don't Stop Me Now", Malek te va a parecer más real que el Freddie
Mercury de esa secuencia final. El actor se entrega al personaje, se mimetiza,
logrando compensar otras debilidades de la película, como por ejemplo, los tiempos que no coinciden y la nula mención a la relación del grupo con el productor Roy
Thomas Baker y su importantísima contribución al sonido que lograron. Por otro lado, Ben Hardy (Roger
Taylor), Gwilym Lee (Brian May) y Joe Mazzello (John Deacon) logran buenas
interpretaciones de los otros miembros de Queen, los que siempre asumieron su segundo
plano pero que en esta película tienen minutos que nos permiten descubrir algo
más de ellos sin que sea aburrido, porque lo que más nos interesa y lo que más
queremos ver y oír es la música, las creaciones de estos ingleses que desde 1972 han dejado su
huella imperecedera en muchas generaciones que no olvidan himnos cargados de
creatividad y excelente ejecución. Mercury y el resto consiguieron hacer de Queen un grupo que
cambió la escena musical y con experimentos como "Bohemian
Rhapsody", demasiado larga para la época para que igual pudo ser single, o con "We Will Rock You", hecha para incentivar
al público de sus conciertos a ser partícipe y crear juntos la atmósfera asombrosa que se respiraba en esos shows. La obra de Queen y la figura de Mercury serían total influencia para los movimientos que surgieron en los '80, incluso para el Metal y la corriente speed, si nos remitimos a "Stone Cold Crazy", por ejemplo. La grandeza va mucho más allá de lo que este accidentado film pudo abarcar, pero que en su intento lo logra....claro que sí.
"Somos cuatro inadaptados sin nada en común,
que tocan para otros inadaptados, para los marginados al fondo del salón, que
saben que no pertenecen a ese lugar, pero nosotros les pertenecemos a ellos",
dice Mercury en un lapso de la película
tratando de destilar el espíritu de la banda. "Bohemian Rhapsody" consigue,
a pesar de sus falencias, representar
ese espíritu gracias a un trabajado look setentero y ochentero, con jeans altos
de cintura, camiseta de tirantes apretada y cinturón con tachuelas. O esas
piezas de cuerpo entero que sólo alguien como él podía llevar con convicción y
estilo.
La versión reducida del concierto
Live Aid termina por sellar el objetivo de la película. Es una logradísima
recreación y funciona como un emocionante clímax. Y no exagero
con que es emocionante, porque desde la butaca se viven esos quince
minutos como si realmente tuviéramos a la banda en su esencia total. El director
va más allá y nos vuelve partícipes de este momento único para la música contemporánea, pero, y al
mismo tiempo, utiliza el espacio que dejan esas creaciones musicales para
retratar a Mercury como artista, porque si el hombre no sabía quién era bajo el escenario,
sobre él era un privilegiado que inundaba todo el lugar con su voz y presencia. Ambas posturas son potenciadas
por la nostalgia de lo que ya no está, por lo que si eres fan es imposible que las lágrimas no corran al
final y que andes con fiebre de Queen durante días. Bryan Singer es un director
experto en manejar personajes incomprendidos y rebeldes, por lo que
Freddie Mercury le vino como anillo al dedo, mientras que el brillante desempeño
de Rami Malek hizo el resto en el excepcional equilibrio que logró entre la energía
avasalladora y la fragilidad enorme de Freddie.
"Bohemian Rhapsody" te eriza la piel gracias a su subtexto, aquel dibujado con el cuerpo, el baile y los gestos que transmite Malek. Y el desenlace del film esgrime
la idea de que alcanzó a lograr la paz con todos sus mundos. Finalmente, la
expresión artística, representada en la cumbre del concierto en el estadio de
Wembley, fue la coronación de su paso
por este mundo como un artista de proporciones enormes. Sabemos que no se puede
representar absolutamente toda la genialidad que exhibió en vida porque eso es imposible,
pero a nosotros, que nunca fuimos a Wembley y solo crecimos escuchando de eso, lograr,
mágicamente, por un par de minutos, situarnos en medio de esa multitud, escuchar esa melodía al piano y oír ese
desgarrador "Mammaaaaa", es suficiente para sentir una emoción inexplicable, esa
que solo transmiten genios y espíritus formidables como el de Freddie Mercury.
Las canciones de "Bohemian Rhapsody":
Puedes escuchar la banda sonora completa de la película aquí.
"Keep Yourself Alive", la primera canción que interpreta Freddie cuando Queen todavía se llamaba Smile.
"Killer Queen", la canción que cantan en la actuación de la BBC en la que los obligan a hacer playback.
"Love of my life", la canción que Freddie compone para Mary.
"Bohemian Rhapsody", vemos cómo graban este tema en un granero en medio de la nada, aplicando todo tipo de técnicas casi experimentales.
"Now I'm Here" y "Crazy Little Thing Called Love".
"We Will Rock You", en Madison Square Garden y vemos cómo Brian May tuvo la idea para su inicio, queriendo que la audiencia participara.
"Another One Bites the Dust"
"I want to Break Free"
"Under Pressure"
"Who Wants to Live Forever"
La actuación de Live Aid con los temas: "Bohemian Rhapsody", "Radio Ga Ga", el "Ay-Oh", "Hammer to Fall" y "We are the Champions".
"Don't Stop Me Now" y "The Show Must Go On" en los créditos.
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