Fenómeno mundial en 2016, “Stranger Things” llegó a una
impensada 3a temporada escribiendo una carta de amor a Steven
Spielberg, John Carpenter, H.P. Lovecraft, Stephen King y tantos
más. En sus letras se evidencia sinceridad, geniales arcos narrativos y
subtramas propias de la adolescencia para ejemplificar una fantástica labor de
los hermanos Duffer, Curtis Gwinn, Paul Dichter, William Bridges y Kate Trefry, escribiendo libretos que cruzaron lo intergeneracional y abrazaron el género de
ciencia ficción y horror que alumbró la década '80, y construyó la vida y las
sensaciones de millones de jóvenes que hoy se ven reflejados en los 8
episodios.
Es cierto que la temporada 2 había sido algo dispersa en su
empeño por volverse oscura y verse menos infantil; sin embargo, allí fue
donde radicó el inesperado y absoluto éxito de 2016 asique no había que
inventar la pólvora, había que hacer el ejercicio de reconocerse a sí misma
como culto y no como homenaje a los '80. Para ello, el equipo de guionistas
hizo una labor soberbia rescatando el mejor carisma de su extraordinario elenco y dividiendo a los protagonistas en grupos, los que fueron por caminos paralelos y con ritmos distintos para avanzar en sus respectivas historias.
Y resaltamos lo del libreto, realmente maestro, sin cinismos, reconectando al
grupo de amigos con “El día de los muertos”, “Zombi”, “The Stuff”, “Oz” (¡más
miedo aún!) o “La invasión de los ladrones de cuerpos”, en la versión
de Philip Kaufman (por eso hay una zapatería Kaufman en el centro
comercial!). Pero también asoman en todo su esplendor “Terminator” y, sobre
todo, “La Cosa”. De esta manera, los Duffer deciden apostar por el terror
multirreferencial enfatizando dos pilares narrativos recogidos del film “Amanecer
Rojo”: la paranoia anticomunista de la época y su analogía de suplantaciones corporales alienígenas. Ambas
corrientes se desarrollan muy bien y de forma entretenida, gracias al
personaje de Smirnoff y Murray que dejan momentos que no flaquean.
Aparte del guion, toda la temporada sale adelante gracias al desempeño, nuevamente, de un fantástico elenco. La dupla compuesta por Steve y
Dustin se afianza como el de las estrellas de la comicidad, sobre todo Gaten Matarazzo,
quien es casi un John C. Reilly en potencia. El Hopper de David Harbour
evolucionó a una simpática versión de detective estilo “Magnum”, mientras que
la gran revolución fue Maya Hawke, hija de Ethan Hawke y Uma Thurman, con una
actuación hilarante y espontánea. A eso le agregamos a la mega estrella Milly
Bobby Brown perdiendo sus poderes y dejando a su novio para ir
en búsqueda de quién es en verdad, para sentenciar una temporada bisagra que
podría ser detonante de, quizás, una temporada final.
La música ha sido fantástica otra vez. Desde “Never Ending Story” hasta “Wake Me Up Before You Go Go” y “Material Girl” sentencian
un soundtrack de lujo. Sin embargo, hay un detalle importante y que tiene quer
con “Heroes” de Peter Gabriel. Es la última canción que suena en la temporada y
que ya había formado parte de la sesión inicial cuando encuentran el cuerpo
de Will en el lago (después descubriríamos que estaba en el upside down), y
acompaña el triste momento en que Once lee la carta que Hopper había escrito y
no se atrevió a conversar. Dado que la hermosa versión de Gabiel para el tema
de David Bowie suena en un momento de pérdida, tal cual la temporada 1, muchos ya especulamos con que refiere a que el
detective está vivo, ¿acaso está cautivo por los rusos y es lo que vemos en la
escena final post créditos?.
Casi 100 millones de dólares de presupuesto, una brillante
factura técnica, secuencias de acción sólidas, personajes frescos y nuevos
rostros que aportaron humor y dinamismo al mejor blockbuster del año. “Stranger
Things 3” es atractiva en todos los aspectos y encaja perfectamente porque, en realidad, nadie
quiere crecer realmente: aún somos, y para siempre, los seres que éramos en el
colegio. Ahí se afianza el éxito intergeneracional de esta nostálgica propuesta.
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