No era una propuesta especialmente innovadora: una
mini-serie basada en otra británica (“Criminal Justice”), que versa sobre
un asesinato con sospechoso que mezclaría, en el guion, los temas raciales y el
odio cultural. Pero con el correr de los capítulos, “The Night Of” adquirió
personalidad, dando a cada escena un espacio máximo para respirar. Nunca
el lema de una serie tuvo tanto significado.
Cuando te acabas una buena serie, como “American Crime” o el
batatazo de Ryan Murphy con su retrato del caso OJ Simpson, te preguntas ¿Con
qué sigo ahora?, ¿Dónde está el reemplazo?. Y es aquí don aparece “The Night Of”,
una serie sin tanta difusión ni marketing como otras de HBO, pero que tenía un
buen paraguas como pilar del proyecto: una adaptación brit (siempre es bueno)
del escritor Richard Price (“Clockers”) y del director Steven Zaillian. Ambos
creadores cavaron en el meollo de la ley y de saber cómo convertir el realismo
social en un gran entretenimiento.
“The Night Of” fue otra serie policial, pero no del
estilo de tantas. Se alejó por completo de la estructura que la mayoría de
los dramas policiales adopta….aquella cuyos episodios se caracterizan por ser independientes
entre sí. Y otro detalle que la distinguió fue que no se ocupó tanto de la
resolución del crimen, sino que prefirió escarbar a fondo en el “behind
the scenes” del sistema judicial y carcelario.
Otros puntos altos fueron:
ACTORES
Fueron un gran acierto. Un magnético Riz Ahmed interpretó a Nasir
Khan, un paquistaní-estadounidense que maneja un taxi cuando conoce a una mujer
muy atractiva. La curiosidad, la simpatía, o algo más oscuro le impulsa a
ver hasta dónde puede llegar esa la noche; la curiosidad termina con su “amiga” muerta de 22 puñaladas. Es
culpable?
Riz Ahmed es la figura central del drama, pero a medida que
transcurren los capítulos va tambaleándose entre una estrella y un espíritu al
borde de la saturación. Jugó, de manera maestra, a ser protagonista y
antagonista. Al final, decidió mirar de frente y sin temor a toda la infraestructura
institucional, mientras el guion desenmascaraba cada falencia del sistema. Ahmed
pone en primer plano la vulnerabilidad de Naz, pero muestra otros lados de su
carácter. Es su rendimiento, junto con el trabajo formidable de Michael K.
Williams, el que dio mucho peso al guion en el espacio carcelario.
Igualmente impresionante fue Bill Camp, como el detective
que tomó el caso. Camp también desarrolla un papel duro pero teñido de una
angustia casi psíquica. La mayoría de las personas que pasan por su sala
de interrogatorios son culpables y merecen el infierno. Todo se le fue
devolviendo a la cara y ser testigos de ese proceso y de su cambio de
mentalidad fue interesante…hasta el episodio final donde, una simple foto le
devuelve (quizás) ese aire que nunca pierden los verdaderos detectives que
buscan la verdad y salen de la zona de confort de un sistema endeble.
John Turturro interpreta uno de los personajes mejor
desarrollados de los vistos este año. Su performance como el extravagante
y carismático abogado John Stone es sencillamente espectacular. Brilla en cada
escena (especialmente en el capítulo final). Con un aire a Saul Goodman,
se dedica a defender a los marginales de la ciudad: prostitutas, traficantes,
lanzas etc; motivo por el cual es objeto de burla entre sus colegas.
Sin embargo, la noche en que conoce a Naz, algo se revela en
su interior. La escena, en el episodio dos, donde negocia sus honorarios
con los padres de Naz es tan potente que hasta induce al llanto; en ese momento
creía que el caso tenía más perfil de los que acostumbraba y eso mejoraría el
cómo otros lo veían en lo profesional, pero luego descubre que este caso puede
ser su as bajo la manga para desenmascarar al sistema y hacer una verdadera
justicia. Este personaje era para James Galdofini, pero Turturro se apropió de
él hasta la médula.
GUION
Escalofriante, entretenido, desafiante. Price y Zaillian se aseguraron
de que los espectadores fueran descubriendo la odisea de Naz. Cada testigo
potencial manejaba muchos detalles y cada uno podía ir en contra de Naz; había
que probar, había que ir apretando la soga hasta que el guion te dejara sin
aliento. Cada vez que un detective o un abogado hurgaba la escena del
crimen, cada vez que veíamos parte de un interrogatorio, cada vez que el ojo y
la cámara se detenían en datos y detalles entrabamos a otro clímax que podía
ser negativo para Naz.
Los grandes temas fueron parte activa del guion: la raza es
un factor predominante; Naz escucha insultos entre dientes dirigidos hacia él
desde los testigos hasta los propios policías. La policía se muestra como una
organización con exceso de trabajo y mal estructurada. Se rompe la cadena
de custodia de las evidencias y se notan las fallas en la comunicación. La
presentación de Zaillian es extremadamente detallada, con un lenguaje preciso,
relajado y auténtico.
PRECISA ADAPTACIÓN
Habiendo visto “Criminal Justice”, la serie
inglesa en la que está basada, me atrevo a decir que “The Night Of” es
un buen ejemplo de cómo debe llevarse a cabo una adaptación. El trabajo que
hicieron Price y Zaillian es fabuloso. Si bien se mantiene fiel a la
estructura, “The Night Of” construye su propia identidad, se apropia
de lo que la serie original quiere decir pero lo dice a su manera. Adoptó un
tono distinto y se tomó la libertad de profundizar en situaciones y personajes
poco explorados en la versión original. La forma en que se fueron construyendo
las coincidencias, para hacer tambalear al sistema, también fue obra de mucha
observación a la versión original.
BUEN NIVEL TÉCNICO
Como ya nos tiene acostumbrados HBO, hubo muchos aciertos en
el apartado técnico. La dirección es majestuosa, con una potencia visual
tremenda. Los planos, la fotografía, los cortes, el sonido, la música, todo está
ensamblado de manera sumamente bella pero, al mismo tiempo, muy cruda.
Fue una serie muy cuidada en todos sus niveles. Este era el
gran proyecto de James Gandolfini. Esa atención quedó manifiesta en cada
episodio, en cada detalle antes explicitado, lo que convierten a “The Night Of”
en otro punto a favor para HBO este 2016, de hecho, el episodio 1 debería estar
en los Emmy, postulando al premio al Mejor Episodio. “The Night Of” fue un viaje
potente a lo profundo de un ineficiente sistema judicial, al que poco le
importan las personas y, menos aún, la verdad. Si bien hubo algunos que
esperaban saber quién fue el asesino, eso no resultó relevante ante la brillantez
de sus ocho episodios, los que nos escupían a la cara eso de que “No hay peor
sentencia que la injusticia”.