domingo, 14 de noviembre de 2021

No Time To Die, el cierre de otra etapa de James Bond

'Sin Tiempo para Morir' mantiene la espectacularidad de la saga y le da una despedida solemne a Daniel Craig, quien por 15 años sostuvo al mítico espía; y aunque se queda por detrás de ‘Casino Royale’ y ‘Skyfall’, se volverá una parte notable en la historia de James Bond.


Hace 15 años y en un ambiente que se llenó de críticas, Martin Campbell dio el visto bueno a una nueva etapa cinematográfica del popular 007 con la fantástica ‘Casino Royale’, en la que se nos presentó un James Bond más tosco y oscuro, personificado por un Daniel Craig que se apropió totalmente del mito. Es innegable el aporte de este personaje a la historia del cine, pues son veinticinco películas, una banda sonora inconfundible y escenas de acción que dictaron la pauta para muchas películas posteriores. En ese contexto, 'No Time to Die' cierra esta última saga de 007con espectáculo, emotividad y ciertos planteamientos sobre el futuro. 

En esta quinta entrega, Bond está retirado y disfruta la vida junto a Madeleine (Léa Seydoux). Sin embargo, el pasado acecha de nuevo y debe volver a la acción para rescatar a un científico. Este es el inicio para un largo camino de desarrollo de los típicos elementos del universo Bond, para lo cual Cary Fukunaga construye una cinta emotiva, con sorpresas y acción; en la primera media hora, rompe el statu quo que dejó ‘Spectre’ y asienta los cimientos sobre los que se edificará esta entrega de 163 minutos. El grueso  argumental vuelve a ahondar en el Bond más complejo emocionalmente, el que se ha ido cocinando  a fuego lento desde 2006. Esto se traduce en mayor carga dramática, más sombrío, donde los demonios de la psicología de 007 lo siguen acechando.


El guion de Neal Purvis, Robert Wade, Fukunaga y Phoebe Waller-Bridge, se esmera en darle un buen cierre al personaje y deja de lado el desarrollo de una historia compleja. La incorporación de Waller-Bridge fue fundamental para dibujar a un James Bond más humano, pero que equilibra muy bien su masculinidad con la arrolladora fuerza de las mujeres que, históricamente, le han rodeado. La narrativa es sencilla, pero no olvida el glamour, las armas, las frases, las mujeres, las misiones físicamente complicadas, la alta tecnología, autos de ensueño, el traje de Tom Ford... todas las señas de identidad de la franquicia permanecen intactas y no se sienten implantadas  la fuerza. por otro lado, el despliegue visual es de primera y no tiene nada que envidiarle a lo que propuso Deakins en ‘Skyfall’, porque Cary Fukunaga ha vuelto a exhibir su gran capacidad para narrar en imágenes, sin olvidar el factor estético. Por parte de la canción principal,  interpretada por Billie Eilish, mantiene el estilo y la solemnidad, lo cual  le otorgará algunas nominaciones en la próxima temporada de premios, pero ante la imposible comparación con las interpretaciones de Adele o Sam Smith, quizás no le alcance para coronarse. Finalmente,  Hans Zimmer envuelve el film como para regalo, haciendo suyas las partituras  de la saga vistiendo todo el acto final de épica, de riesgo, dejando un corolario que recordaremos por mucho tiempo.

Así, Daniel Craig se despide de James Bond planteando un progreso. En algunas escenas, Bond discute con Nomi (Lashana Lynch) sobre el significado del número 007, el cual solo es eso…’un número con valor simbólico dado por la agencia y al portador’. Esto abre la posibilidad futura no de un nuevo James Bond, pero sí de la aparición de un nuevo portador (o portadora) del emblemático número. Volviendo a Daniel Craig, su final es digno de un mito y concluye su recorrido rodeado de emotividad. Y no es para menos, ya que se entregó por entero y supo llevar al personaje a otros límite, refrescando las características propuestas por Ian Fleming.

No hay duda que Craig deja un hoyo negro, pero es momento de darle un nuevo rumbo a este personaje y son otros los que tendrán que tomar la posta y proponer nuevas visiones y conjeturas sobre un hombre que es parte de los cimientos del cine y porque , simplemente, no hay tiempo para pensar en la muerte de 007, más bien, pensemos que en entra como en una pausa hasta que aparezca otro director o directora con más perspectivas y futuro para 007.



 

viernes, 15 de octubre de 2021

Colonia Dignidad, serie documental de Netflix: memorias de un infierno

 Colonia Dignidad ocupa titulares en la prensa chilena hace décadas. Su líder, Paul Schäfer, fue enfermero del ejército alemán en la segunda guerra y se reconvirtió en pastor bautista tras el fin del conflicto; fue expulsado de su congregación  y se le condenó por pedofilia, por lo que huyó de Alemania. Gracias a su contacto con el embajador chileno, consiguió un terreno de 3.0000 hectáreas en la región del Maule, donde se estableció y sembró su oscura leyenda desde 1961, donde no solamente continuó abusando de menores, sino que amplió la magnitud de sus crímenes a niveles estratosféricos, siendo incluso uno de los lugares desde donde se granjeó el golpe de Estado contra Allende y fue un sitio de tortura y asesinato utilizado por la DINA, tal cual lo describen las resoluciones de Amnistía Internacional y el informe Rettig de1991.

Todo esto corre en la serie documental de Netflix sobre Colonia Dignidad y que entrecruza tantas dimensiones del mail que logra superar toda clasificación. La producción, cuya  idea original corresponde al documentalista Cristian Leighton, recopila diversos testimonios de sobrevivientes e imágenes de archivo impresionantes, que hablan de un verdadero rescate testimonial, mientras el guion nos muestra que, muros adentro, la colonia es un infierno liderado por un megalómano que controla, maníacamente, a todos los miembros de su pequeño reino. ‘Colonia Dignidad: Una secta alemana en Chile’  ordena 400 horas de imágenes grabadas por los mismos colonos, las que sus realizadores articularon con numerosas entrevistas. El enorme esfuerzo que implica un documental de estas dimensiones, se teje junto a la presentación del mal vestido, ante los hombres y mujeres, con otro ropaje. Leighton señaló que el primer fotógrafo de la Colonia empezó a filmar estas imágenes en blanco y negro, para convertirlas en elemento de propaganda y así mostrarse como una comunidad benefactora. Entre las entrevistas, destaca especialmente la de Salo Luna, quien en los ’90 escapó del lugar.

Dosificada en seis capítulos, la miniserie sigue cronológicamente el crecimiento, en poder y capacidad de daño, de esta Colonia, que hoy sigue activa bajo el nombre de “Villa Baviera”. Su interacción con lo más reaccionario de la política chilena es también una suma de horrores, que arrancan con Roberto Thieme, ex líder de Patria y Libertad, y llegan hasta el mismísimo Augusto Pinochet, quien visitó varias veces el lugar. Más complejo aún, son las imágenes del político Hernán Larraín, actual ministro de Justicia y Derechos Humanos (vaya ironía) del gobierno de Sebastián Piñera y cuya aparición en el documental, como uno de los defensores de Schäfer, ha vuelto a poner en duda la idoneidad de este dirigente de la derecha conservadora.

Este no es el primer registro audiovisual sobre este tema; de hecho, abunda material en Youtube y está la película alemana ‘Colonia’, con Emma Watson y Daniel Brühl. Sin embargo, esta serie es la que registra, de manera más consistente, los niveles de horror del proyecto de Schäfer, una comunidad agraria utópica que mantenía a sus miembros bajo vigilancia y disciplina. Tal vez el punto débil de la propuesta, sea la falta de investigación sobre el negocio que permitió tales niveles de prosperidad a esta secta; se menciona un negocio de piedra molida y luego se alude a la intermediación en la venta de armas, pero no se logra explicar el esquema que permitió a Schäfer alcanzar esa capacidad de manipulación al sistema judicial, por ejemplo. En esa imposibilidad de abordar de manera más profunda el tema del  financiamiento, el documental  topa con las mismas limitaciones de otros intentos, y nos queda la sensación de espanto, pero no logramos comprender el fondo de todo este asunto. Tampoco se aclara  la verdadera naturaleza de la relación entre la Colonia y el Estado alemán, del cual nunca hemos escuchado un  pronunciamiento. En cambio, el trabajo audiovisual nos deja más claro el porqué del magnetismo que ejercía este perverso líder; esta era una secta que interactuaba con el exterior, y ahí Schäfer logró no solo insertarse sino que construir lazos con la comunidad de la zona, incluso construyendo un hospital. Esto es un punto clave para entender cómo podía estar tan conectado con la gente y cómo lograba, más fácilmente, esos niveles de fidelidad.  Y como dice alguien en la película “lo transformamos en Alemania, en un lugar bueno, muy fértil”. Pero esa especie de paraíso que lograron solo fue posible esclavizando a adultos y niños y en un lugar donde el Estado no llegaba, lo que permitió la siembra del espanto y la impunidad.

‘Colonia Dignidad: una secta alemana en Chile’ es un registro muy valioso, aunque ya se haya hablado y visto mucho del tema. Sigue siendo sumamente importante que el cine permita visibilizar lo que fue la existencia de esta secta, este enclave de colonos alemanes convertido en uno de los lugares más nefastos que, con la complicidad de los estados de Chile y Alemania por más de cuarenta años, vulneró y atropelló los derechos humanos de cientos de personas….paradójicamente “Dignidad”, que de dignidad para sus habitantes casi nada tenía.

 

viernes, 1 de octubre de 2021

El Juego de Calamar: metáfora perfecta de nuestra competitiva sociedad

La serie del momento en Netflix es un espejo cruel y directo del comportamiento social cotidiano, expresado en un símil de un juego infantil de la Corea de los años’70. El Juego del Calamar trata de contarnos la vida de una serie de personas, con problemas económicos, que se someten a una serie de mortales juegos infantiles, solo para poder hacerse con los preciados millones reservados al ganador.

Pero sin duda que esta serie tiene un trasfondo más asentado en la realidad de lo que puede parecer a simple vista;  debe su nombre a un juego infantil de los ’70, en el que dos jugadores se enfrentaban dentro de tres formas geométricas que formaban un calamar: círculo, triángulo y cuadrado. No tiene otra temporada confirmada (aún) y fue dirigida por Hwang Dong-Hyuk , conocido por Silenced (2011), que fue un filme dramático de bastante relevancia. La trama, como tal, sigue una tendencia que nos recuerda la nipona Battle Royale (2002), también a Los Juegos del Hambre (2012) e incluso algunos han encontrado ribetes extraídos de Parasite, porque se interponen diversos géneros, desde la acción y el drama, hasta la supervivencia y el suspenso.  

Se pueden sacar muchas conclusiones del por qué cuatrocientas cincuenta y seis personas con problemas económicos, deciden competir voluntariamente en seis juegos infantiles en los que, a diferencia de lo que ocurre cuando se es niño, si se pierde se muere (literalmente), pero el superviviente final obtiene cuarenta millones de dólares. Una vez encerrados en esta isla de terror disfrazada de esperanzas para salvar el futuro y el de la familia, la estrategia, el análisis de la situación,  la forma en la que las historias interpersonales se mimetizan con los juegos, permiten seguir el hilo porque  la psicología de los personajes principales está muy bien construida; sin embargo, y por conclusión de lo anterior, desde el primer momento sabemos quiénes morirán y quiénes no. Este aspecto, que roza lo predecible, no impide que nos llevemos sorpresas a medida que avanza la temporada.

Una de las particularidades de la historia es el ‘corporativismo’ de la organización que ha creado el juego y la estratificación de sus subalternos. Así, los que eliminan a los jugadores visten diversos trajes que representan el rango. Los trajes rojos están en la base de la pirámide y se escinden en tres grupos: los que portan un círculo representan un estatus bajo, los que llevan un triángulo son los que están en un  intermedio y los que exhiben un cuadrado están en la cúspide.  Todos los personajes reciben el mismo trato, independiente de su sexo o  edad, y por lo mismo, todas las muertes son duras. En esas escenas, la música desempeña un papel fundamental porque se mezcla a la perfección con la tensión que suscita el argumento. A pesar del colorido y del exagerado escenario en que se presentan cada uno de estos juegos, los efectos añadidos son pocos y tampoco son importantes. porque la trama, que versa sobre supervivencia, pone énfasis en la racionalización del ser humano.

Aunque el ritmo puede ser lento a veces, la narración y dinámica están bien hiladas; una se entretiene, aunque refleja todo el individualismo de la sociedad. Es cierto que en los episodios no hay tabúes a la hora de mostrar la violencia, porque contiene escenas muy sangrientas y explícitas, y nos paseamos por todo el espectro que va entre  disparos en la cabeza y la extracción de órganos.

El guion estaba listo desde 2009, pero el director no conseguía financiamiento y varias productoras rechazaron el proyecto por ser “muy violenta”. A pesar de aquello, igual logró llegar a Netflix y ser lo más visto hasta el momento, pasando por encima del lenguaje coreano y de lo lejano que nos puedan parecer algunas costumbres, finalmente nos reflejamos en otras similitudes. La finalidad de Hwang Dong-Hyuk fue hacer una crítica social que girara en torno a la desigualdad socio-económica, donde la clase media cada vez está más diluida y donde la élite, de forma sádica, puede permitirse el lujo de vejar a los estratos sociales más desfavorecidos. Esto se ve con claridad en el episodio “VIPS”, donde aquellos multimillonarios, caricaturizados al máximo, discuten, champaña en mano, sobre quién será el próximo en morir. Del mismo modo, en el episodio dos, se muestra un ejemplo claro de la demagogia política de la élite, cuando se hace creer a los 456 que las reglas de ese juego son democráticas.

¿Por qué estoy viviendo tan mal, por qué tengo que competir todo el tiempo?, ¿dónde comenzó todo esto y a qué nos llevará?. Esas son las preguntas que el director busca que sean reflexionadas por quien visualice El Juego del Calamar, otra gran experiencia venida de Corea y que ya se perfila para convertirse en la serie más vista en la historia de Netflix,  pasando por encima de éxitos mucho más cercanos a nuestras culturas, como La Casa de Papel y Stranger Things.

 

miércoles, 14 de julio de 2021

The Handmaid’s Tale, temp 4: el último respiro antes del desgaste total

La adaptación de la novela homónima de Margaret Atwood, comenzó como una propuesta muy original y cruel que sorprendió a quienes no conocían el libro, sin embargo, y ya con la cuarta temporada concluida, podría decirse que se percibe un declive en la calidad de la historia y que el hilo conductor perdió un poco de sentido.

La rúbrica de The Handmaid's Tale es una crítica concreta al patriarcado y al capitalismo. En la primera temporada, la serie nos situó en un futuro distópico, donde un grupo fundamentalista impone una tiranía gobernada solo por hombres y en la que la gran mayoría de mujeres eran sometidas a las peores vejaciones para procrear. Así, en el avance de la historia, casi dos años hubo que esperar para volver a ver en acción a June, luego de haber sacado un avión lleno de niños rumbo a Canadá. Tanto tiempo de espera para quedar con un sabor de boca agridulce.

No faltó la montaña rusa de emociones tan clásica de la serie, con una mezcla de momentos que emocionan y convencen, junto a otros que a todas luces muestran que las ideas empiezan a acabarse y que el chicle solo se estira. Pero lo que sí está claro, es que hubo muchos hilos argumentales diferentes en desarrollo, donde Elisabeth Moss debutó como directora incrementando al máximo las cuotas de emotividad y drama. Gilead y Canadá son los epicentros de las acciones, teniendo como propósito, en el país capturado, el seguir luchando, total, ¿Cuándo han sido fáciles las cosas en las vidas de las criadas?. Ante este cuestionamiento, June asume el liderazgo con una de las frases que definieron la temporada: "Nosotras no nos escondemos, nosotras luchamos".

A partir de ahí, ella toma una actitud rebelde, menos sentimental y más vengativa, lo que da cierto combustible a la historia, sobre todo cuando logra, por fin, salir (a regañadientes) de aquel lugar. Nick (Max Minghella) siguió con sus indecisiones, la tía Lidia (Ann Dowd) tuvo una historia más estática y que no se desarrolló en completitud y el Comandante Lawrence (Bradley Whitford) que, incomprensiblemente, se salvó de caer por el muro. Esta postura de tomar venganza colocó a June en una suerte de jugada final cargada a la violencia, que tuvo como su gran víctima a Fred Waterford (Joseph Fiennes). A pesar de algunos desaciertos narrativos, este acto ha sido interpretado como que la justicia llegó a The Handmaid's Tale. Pero no nos convence aquello, y los "noeslaformistas" dirán que la ejecución de la idea muestra que no fue bien concebida.


En Canadá, en tanto, se jugaron  otras variantes. Los hijos de las  Marthas experimentan problemas y extrañan su vida en Gilead, mientras  Luke (O. T. Fagbenle), Moira (Samira Wiley) y Deglen (Alexis Bledel) intentan muchas cosas que no les están resultando para nada fáciles. Si bien se plantean interesantes reflexiones, se dibuja una sensación de que la justicia no avanza y hay discrepancias en los métodos de acción. Además, el marido de June empieza a estar un poco hastiado y el reencuentro no subió en efervescencia. Pero los hemos visto poco juntos durante la serie, entonces fue normal contemplarlos como si fueran amigos. ¿Y el  matrimonio Waterford?. El buen personaje de Yvonne Strahovski tuvo momentos interesantes, en que flaqueó y luego  giró a su lado maquiavélico, pasando toda la temporada con la espera de un nuevo hijo. La escena final, con ella a punto de hacer esa conexión por Zoom (muy actual) indica que habrá definiciones para ella en la próxima temporada, las que esperamos, estén a la altura de un arco dramático de los más interesantes de esta historia.

Claroscuros en la cuarta temporada de The Handmaid’s Tale. Muchos son los seguidores de esta serie, la que  aún basada en una novela  escrita hace 40 años, refleja ciertos aspectos desafortunadamente muy actuales si nos referimos al comportamiento patriarcal. Y aunque ya debería haber terminado, esperamos que encare de una buena vez su final (algo que con una quinta temporada ya confirmada no se ve del todo cercano), porque esta sesión confirma que el desgaste empieza a notarse, que se repiten patrones y que hay cosas que no son del todo razonables . El principal problema  radicó en la morbosidad de las acciones, en el volver a recluir a June para potenciar su ira y deseos de recuperar su vida pasada, porque solo se hizo para  dejar servido el cliffhanger hacia la quinta temporada, donde anhelamos que ese final feliz le llegue aunque, conociendo a los creadores y teniendo a Moss como productora y  directora, todo podría concluir, incluso, de la peor manera.

sábado, 19 de junio de 2021

El Método Kominsky, temp final: La vida es ahora

Los seis episodios de la tercera temporada se sintieron como una prolongación lógica de lo visto anteriormente, y con cameos de lujo y apuntes sobre los problemas de la edad, la serie se mostró sólida y cerró de manera redonda una historia de amistad fraterna y optimismo frente a la vida.

Netflix siempre la consideró una apuesta ganadora, de hecho, la primera temporada logró  el Globo de Oro a la mejor comedia, pero nadie hablaba de que fuera una de las mejores propuestas de la plataforma y no por falta de méritos. Siguió avanzando y creció en su segunda sesión hasta que llegó el final, donde lo único que estaba claro es que Sandy Kominsky debía cerrar su historia satisfactoriamente.

Y los guionistas sorprendieron sacando de escena a su ‘media naranja’ en la ficción. El personaje de Alan Arkin no estuvo presente físicamente, pero sí estuvo muy bien integrado dentro de la línea del guion, en cuanto a la pérdida inevitable. Esto fue gran impulso  para la  temporada y se sintió  como punto culminante. Es cierto que la ausencia de Arkin nos dejó sin el humor característico del personaje, probablemente lo más divertido de  la serie, pero ese espíritu lúdico se mantuvo en la subtrama sobre la herencia que dejó Norman y cómo Sandy tuvo que regatear constantemente con  Phoebe y Robby por sus deseos de acceder a la herencia.

La serie de Chuck Lorre está impresa del humor en su esencia, pero éste busca en todo momento un equilibrio con su lado más dramático, lo cual  aleja a 'El Método Kominsky' de la mayoría de las sitcoms actuales. Y es que aquí hay que vivir más que nunca en el presente, porque el físico y la salud de varios de sus protagonistas no pasa por su apogeo y en cualquier momento algo irreversible puede suceder. La vida es ahora a pesar de sus desaires.


La incorporación de Ruth, la ex esposa de Sandy, interpretada por Kathleen Turner, fue otro acierto pues la química con Douglas es absoluta y resultó clave para que la serie navegara bien por los temas que afrontó. Todas las tramas lograron solvencia y buen gusto, sabiendo aplicar muy bien la fórmula para sacar una sonrisa o dejarnos pensado; no se trataba de lograr carcajadas ni lágrimas, interesa más el delicado equilibrio entre ambos y cómo se logró la naturalidad para conseguirlo. 

'El Método Kominsky' logró mantener todas sus virtudes en una tercera temporada, a pesar de la ausencia de Arkin. De hecho, eso fue el motor de los seis episodios que lograron cerrar el círculo de la historia de Sandy, quien logra realizarse profesionalmente, con premio incluido, logra reconciliarse y logra agradecer. En tiempos tan duros y cargados de tristeza y desazón, 'El Método Kominsky' resultó un neceesrio y dulce bálsamo de optimismo.

sábado, 5 de junio de 2021

Mare of Easttown: la mochila del pasado

Ya era tiempo que este 2021 recibiera un buen empujón seriéfilo y HBO lo procura con 'Mare of Easttown', miniserie que devuelve a Kate Winslet a la cadena años después de que triunfara  con 'Mildred Pierce' . La ficción ejerce un gran  dominio de la narrativa del suspenso y el aura noir.

Todos hablan de 'Mare of Easttown', y hablan maravillas. ¿Qué es lo que hace que destaque en un género tan visto como  el de los detectives?. De hecho, la acción parte de una premisa bastante convencional, como es la aparición del cadáver de una joven en un pequeño pueblo de Pensilvania. La investigación recae en Mare Sheehan, una mujer que pronto nos hablará a través de primeros planos, sus silencios y su frente arrugada, con la que nos hace partícipes de su sufrimiento. Mare es la típica detective que corre al borde de la cornisa, pero que a su vez, es bastante blanda. En el pueblo la conocen y saben que se siente responsable de todos y siempre va tratando de solucionar los problemas de sus vecinos.

Pero desde el segundo episodio vamos captando que es el tormento lo que define a los personajes de esta trama. 'Mare of Easttown' apuesta por un tono lúgubre y deprimido, que no da para celebraciones. Su misma vida está marcada por la tragedia e incluso su ex marido vive al lado de su casa para apoyarse mutuamente y salir adelante de la tragedia que vivieron. Este es un dato interesante del  guion, el que tiene la sabiduría de no presentar a su protagonista como alguien que va camino a la  autodestrucción, sino como una persona muy normal, sin nada que destaque realmente. Un personaje tan reconocible es muy difícil de clavar, pero Kate Winslet se adueña de él y lo domina.


El primer episodio, por ese ánimo de no destacar sobre el resto, es más convencional de lo que nos hubiera gustado, pero el guion de Ingelsby se preocupa continuamente de que conozcamos todo lo que rodea a Mare y de cómo la afectan las subtramas. Y este punto es muy relevante, lo bien hechas que están  las subtramas y lo integradas que están con la historia principal, lo que ayuda a crear un conjunto homogéneo y hace que todos puedan ser sospechosos de ese crimen. Por eso mismo, vamos viendo giros interesantes y otros que hacen pensar en la repetición dentro del género, sin embargo, pronto son explicados y eso es un acierto.

Junto a Winslet y Jean Smart, la miniserie cuenta con Evan Peters, Guy Pearce, Julian Nicholson, Cailee Spaeny, David Denman, John Douglas Thompson, Patrick Murney, James McArdle, Sosie Bacon, entre otros. Escrita por Brad Ingelsby  y dirigida por Craig Zobel ('The Leftovers'), junto a Mare, la que más destaca es Jean Smart en el rol de su madre, un personaje al que se le toma cariño por sus rutinas y por cómo lidia con su hija, mostrando momentos bastante cómicos. Y el otro personaje muy destacado es el compañero asignado a Mare, interpretado por Evan Peters. La relación entre ambos recuerda a Matthew McConaughey  y Woody Harrelson en 'True Detective', por lo frío e inaccesible que es uno y por lo gracioso que es el otro, todo en favor de hacer llevadera la relación. Y también hay un aire al tándem de Mireille Einos y Joel Kinnaman en la excepcional 'The Killing'.


En cada episodio gusta ver trabajar a Mare, nos cae bien, porque pese a lo límite que es y lo pesada que es su mochila, hace lo posible por estar presente para su nieto, para su hija, para su gran amiga, para su ex marido, para su madre.

'Mare of Easttown' tiene buen ritmo y en una época en la que todos buscan el gran thriller, esta serie funciona por todos sus lados, incluso cuando nos plantea la pregunta de por qué no hizo la vista gorda con Ryan, dejando que fuera John quien cargara con la culpa, evitando así destrozar la vida de su amiga. Aún esto es más difícil de contestar y probablemente se deba al sentido del deber de esta gran protagonista.

domingo, 16 de mayo de 2021

Line of Duty: el gran fenómeno de la tv británica

Esta es una de esas apuestas que se hicieron para hacer fans adictos. La que empezó como una modesta producción británica heredera del típico género policiaco, logró tanta repercusión que hoy se empina por su sexta temporada, cargada de los claroscuros morales que tiñen la labor policiaca, pero contada con agilidad dramática y personajes atrapantes.

Debutó en 2012 sin muchas pretensiones pero con una digna factura y el ritmo intrigante propio del género  policial o de misterio, de ese del cual los británicos han hecho gala en infinidad de producciones. Además de las dinámicas e investigaciones propias del caso que se esté llevando, siempre al filo de la tensión taquicárdica, los 3 personajes principales se reinventan con un cuarto protagonista sobre el que recaen las sombras sobre su proceder. En la primera temporada fue el verborreico agente del año Tony Gates (Lennie James), en la segunda la esquiva Lindsay Delton (Keeley Hawes), en la tercera el  abusivo Daniel (Daniey Mays), en la cuarta la maquiavélica Roz Huntley, interpretada por una gloriosa Thandie Newton, lo cual elevó el prestigio de la serie a otras alturas. En la quinta vimos al fenomenal Stephen Graham y en esta sexta temporada, se incorporó la potente Kelly Macdonald. Todos ellos han ido representando el traumatizado mundo, repleto de dilemas morales y  éticos, de la policía, siempre buscando la dupla Arnott-Fleming, asestar un golpe definitivo a un entramado de corrupción ramificado. Ellos son, a través de la  AC-12 , los  guardianes de la moral y las buenas prácticas del cuerpo policiaco.


El punto cúlmine de la serie se vivió en la cuarta temporada, la protagonizada por Thandie Newton y en la que, además de ganar en hechuras, se evidenció el cambio de la BBC Two a la matriz BBC, llegando a conseguir en sus dos últimas temporadas, el mayor número de audiencia; casi 9,6 millones de espectadores gracias a esos interrogatorios impresionantes, cargados de tensión y actuaciones magistrales. “Line of Duty” cuenta con un gran equipo de asesores que hacen  verosímil ese día a día en un departamento en el que es difícil casar la vida profesional con la estabilidad personal, tal  como demuestran sus protagonistas. Arnott y Fleming son vocacionales y han establecido una alianza muy fuerte, en la que forman un equipo sin fisuras y que incluso ha tenido que lidiar frente a las sombras que se han cernido sobre ellos y sobre su propio jefe, un superintendente Hastings golpeado en lo personal y sobre todo ahora, que lo han obligado a jubilar para que calle lo que sabe. Este es un personaje genial, porque quiere limpiar a la policía, pero siempre nos distrae con su ambigüedad y tozudez.


“Line of Duty” ha cerrado seis temporadas en un momento de madurez envidiable, nominada a todos los Bafta desde 2015, ganadora en varios, y repleta de buenas críticas todos los años. Este es el mejor momento para  descubrirla, ya que el final de temporada nos dejó el ánimo en conflicto al no saber qué giro dará Jed Mercurio al guion, considerando que los “4 hombres” ya se han descubierto y la amenaza de debilitar institucionalmente a la AC-12 está confirmada.



miércoles, 14 de abril de 2021

Oscars 2021: ¿Lo clásico o definitivamente por la renovación?

Un Oscars en pandemia. Sin alfombra, sin las luces ni el glamour de siempre. Como todos, la celebración enfrenta días complejos, pero en sus nominaciones se perciben los aires de cambio que las nuevas normativas que empezarán a regir a la industria, prometen traer al cine. Acá nuestros favoritos para la versión que puede marcar un giro en el timón de esta industria.


Este año serán ocho largometrajes los que aspiran ganar como Mejor Película, siendo las favoritas “Mank” y “Nomadland”, dos propuestas muy diferentes.

David Fincher apostó por rendir homenaje al considerado “mejor filme de todos los tiempos”, al mostrar el proceso de escritura de “Ciudadano Kane”. Fincher logra recrear  la década de los ‘40 de forma magistral, cuidando cada detalle. Sin embargo, y como ha ocurrido en otras ocasiones, el talentoso director probablemente se irá sin los galardones de Mejor Director y Mejor Película, e incluso puede que “Mank” alcance uno que otro premio de categoría técnica y nada más, sobre todo teniendo en cuenta que la película es de Netflix y ahí todavía existe reticencia.

Entonces, sería “Nomadland” la que lleva la delantera  para alzarse como Mejor Película, merced de la excelente temporada de premios que ha alcanzado y que comenzó  cuando recibió el León de Oro en el Festival de Cine de Venecia. La obra de Zhao es un recorrido por mil emociones, mientras se mueve por el oeste de Estados Unidos. A medio camino entre el documental y la ficción, Zhao conduce a Frances McDormand (aunque a veces parece que es al revés). Aquí está la disyuntiva  entre el Hollywood más tradicional, con ese apego nostálgico a los clásicos de antaño, contra un  nuevo cine más íntimo, sin tantos recursos, y con una línea difusa en cuanto a géneros. Primer atisbo de cambio.

MEJOR PELÍCULA:

"The Father" 

"Judas and the Black Messiah" 

"Minari" 

"Nomadland" 

"Promising Young Woman" 

"Sound of Metal" 

"El juicio de los 7 de Chicago" 

"Mank"

Va a ganar: Nomadland


MEJOR DIRECTOR:

Chloe Zhao, "Nomadland"

David Fincher, "Mank"

Lee Isaac Chung, "Minari"

Emerald Fennell, "Promising Young Woman"

Thomas Vinterberg, "Another Round"

Esta categoría tiene un historial de elecciones sorprendentes, sin embargo, Chloe Zhao ha arrasado durante la temporada de premios y no vemos que eso cambie ahora. El patrón se mantendrá y veremos a la segunda mujer en la historia, llevarse la estatuilla. Segudo atisbo de cambio!

Va a Ganar: Chloé Zhao



MEJOR ACTOR:

Riz Ahmed, "Sound of Metal" 

Chadwick Boseman, "La madre del blues" 

Anthony Hopkins, "The Father” 

Gary Oldman, "Mank" 

Steven Yeun, "Minari"

Boseman falleció en 2020, por lo que es casi seguro que vamos a ver la entrega del tercer Oscar póstumo de la historia, pese a la reticencia de la Academia. No obstante, la actuación de Boseman es digna de premio y destaca por el tono teatral del largometraje. Sin embargo, es Hopkins el candidato más sólido.

Va a Ganar: Chadwick Boseman

 

MEJOR ACTRIZ:

Viola Davis, "La madre del blues" 

Andra Day, "The United States vs Billie Holiday" 

Vanessa Kirby, "Pieces of a Woman" 

Frances McDormand, "Nomadland" 

Carey Mulligan, "Promising Young Woman"

Esta categoría es muy difícil, ya que todas las nominadas han recibido otros premios como Mejor Actriz durante la temporada. Todas tienen fortalezas evidentes en sus interpretaciones, asique serán los detalles los que inclinen la balanza hacia la que resulte ganadora. A pesar que las jóvenes nominadas tienen méritos de sobra, creemos que la Academia optará por la trayectoria. O Viola o Frances.

Va a Ganar: Frances McDormand

 

MEJOR ACTOR DE REPARTO:

Sacha Baron Cohen, "El juicio de los 7 de Chicago" 

Daniel Kaluuya, "Judas and the Black Messiah" 

Leslie Odom Jr., "Una noche en Miami" 

Paul Raci, "Sound of Metal" 

LaKeith Stanfield, "Judas and the Black Messiah"

La excelente actuación de Kaluuya ya ha sido premiada en la temporada y creemos que corre con ventaja, aunque su rol es absolutamente protagónico y no entendemos que esté en la categoría de Reparto. El entrañable Paul Raci, como el calmado consejero en “Sound of Metal”, es una gran propuesta,  y el partner de Kaluuya es simplemente bestial. Entre ambos estará el ganador.

Va a Ganar: Daniel Kaluuya

 

MEJOR ACTRIZ DE REPARTO:

Maria Bakalova, "Borat"

Glenn Close, "Hillbilly"

Olivia Colman, "The Father" 

Amanda Seyfried, "Mank" 

Yuh-Jung Youn, "Minari" 

Sin que sea una apuesta segura, Yuh-Jung Youn ya ha sido premiada por el rol de esa singular abuela, en “Minari”. Pero tiene al acecho a la  siempre sobresaliente Olivia Colman y la casi novata actriz Maria Bakalova, ambas con actuaciones completamente diferentes: Colman en un sobrio personaje dramático y Bakalova en un papel cómico, en el que casi se desdobla en dos personas diferentes.

Va a Ganar: Yuh-Jung Youn



MEJOR PELÍCULA INTERNACIONAL:

"Another Round" (Dinamarca, Holanda, Suecia)

"Better Days" (Hong Kong)

"Collective" (Rumania) 

"The Man Who Sold His Skin" (Túnez)

"¿Quo Vadis, Aida?" (Bosnia) 

¿Conseguirá la desesperante “Collective”, el ansiado premio tras una brillante temporada y el aplauso unánime de la crítica? ¿O será aislada a la indiferencia que describe ?. ¿O el inmenso Mads Mikkelsen será suficiente para que “Another Round” se lleve la estatuilla?. Viene de ganar el BAFTA y ese es un condicionante a su favor. Excelentes películas postulantes y cualquiera que gane, estará bien.

Va a Ganar: Another Round



MEJOR PELÍCULA DE ANIMACIÓN:

"Unidos"

"Más allá de la Luna"

"Shaun, el cordero: la película - Granjaguedon"

"Soul"

"Wolfwalkers: Espíritu de lobo"

“Wolfwalkers” se ha ganado una legión de fans en streaming, que han vuelto a ver la encantadora propuesta del estudio de animación irlandés Cartoon Saloon (“The Secret of Kells”, “Song of the Sea”) durante toda la pandemia. Sin embargo, “Soul” tiene la estatuilla en el bolsillo hace rato.

Va a Ganar: Soul

 


 MEJOR DOCUMENTAL:

"El Agente Topo"

"Collective"

"Crip Camp" 

"My Octopus Teacher”

"Time"

“Collective”, con una doble nominación a Película Extranjera y Mejor Documental, resalta en esta última por su eficaz trabajo de documentación, aunque no podemos descartar el desgarrador relato sobre la discriminación racial de “Time”, premio a Mejor Dirección en Sundance 2020. La entrañable “My Octoups Teacher” y nuestro Agente Topo, conforman una muy buena quina.

Va a ganar: Time

 

MEJOR GUIÓN ADAPTADO:

"Borat, siguiente película documental"

"The Father"

"Nomadland"

"Una noche en Miami"

"The White Tiger"

La adaptación de “The Father”, desde una obra de teatro, estuvo tan bien hecha que permitió las sólidas actuaciones que vemos. Pero también está la magistral adaptación en donde Zhao logra introducir una historia aparentemente de ficción, en un relato cuasi documental, a partir del texto “Nomadland: Surviving America in the Twenty-First Century”. O también la excelente adaptación de Bahrani, de la novela de Aravind Adiga, ganadora del premio Booker en 2008, “The White Tiger”, que obtuvo una nominación del Sindicato de Guionistas. Está peleado.

Va a Ganar: The Father

 


MEJOR GUIÓN ORIGINAL:

"Judas and the Black Messiah"

"Minari"

"Promising Young Woman"

"Sound of Metal"

"El juicio de los 7 de Chicago"

Curiosa es la ausencia de la nominación de “Mank”, pero está “El Juicio de los 7 de Chicago” que tiene, en esa labor, a un consagrado como  Aaron Sorkin (“Moneyball”, “Steve Jobs”, “Social Network”). Una lástima por Emerald Fennell, cuyo guion es sobresaliente, pero en esta ocasión la Academia se irá con un consagrado.

Va a Ganar: Aaron Sorkin




sábado, 10 de abril de 2021

Judas and the Black Messiah: historia de una traición

Mucho se ha filmado sobre Malcolm X y Martin Luther King, las dos principales figuras de los movimientos sociales de los ‘60, y ambos asesinados por su lucha. Pero poco habíamos escuchado de Fred Hampton, el líder de las Panteras Negras de Chicago y esta película, con espectacular dirección y actuaciones, le da justicia a un joven que luchó por igualdad y que convivió todo el tiempo con la traición suspirándole en la nuca.

El FBI quería acabar con toda noción de poder negro y suprimir la idea de un posible “Mesías negro” que pudiera unir a ese grupo. Esta película, que estaba siendo trabajada desde el 2014 y que tuvo una reescritura de guion, plantea su punto de vista entre Fred Hampton (Daniel Kaluuya), ese líder lleno de juventud y convicción que pretendía luchar por la igualdad de los suyos, una figura carismática y cuyos discursos iluminaban a la multitud sufriente. El Mesías. Y Bill O’Neal (Lakeith Stanfield), el informante del FBI infiltrado en las Panteras Negras de Chicago y quien fue cómplice en el asesinato del primero. Judas.

La película cumple un rol interesantísimo en situarnos en eventos históricos desde los ojos de un joven perdedor, el personaje de Standfield;  aparentemente alejado del movimientos por los derechos civiles de los afrodescendientes en Estados Unidos, sin un interés real por lo que peleaba su raza, se ve obligado a estar en medio de la acción y de acercarse al emblemático Hampton y así pasar información al FBI. En el desarrollo de la acción, hay momentos en que se hacen borrosas las líneas que diferencian el espionaje y la creencia real en la causa en la que se ve involucrado O’Neal, porque su confusión se va haciendo evidente; de esta manera, lo vemos constantemente  al borde de un ataque de nervios, siendo la interpretación de Lakeith brillante al trabajar con una angustia continuamente contenida; el actor construye un retrato excelente de alguien en una situación límite.

El título de la película juega con nuestras expectativas porque sabemos cómo termina la historia, sin embargo, Shaka King moviliza la relación entre los protagonistas y pinta una amistad que inspira complicidad y apoyo. Gracias a esta puesta en escena, el espectador siempre está al borde del asiento, porque el único que no conoce las intenciones de O’Neal  es Hampton. De alguna forma, O’Neal, al no tener convicciones y responder ante la presión (muy bien pagada), acaba preso del capitalismo. Y por otro lado, Hampton, como el comunismo, aprovecha su capacidad de oratoria para construir hospitales y dar de comer a los pobres,  sufriendo  persecución por sus ideas, yendo a la cárcel por éstas y convirtiéndose en  blanco de maquinaciones.


Los dos protagonistas están espectaculares, sobre todo Kaluuya, encarnando una personalidad mesiánica y nos convence de que Hampton era el sucesor de Malcolm X y King. Otro punto bien logrado es la manera en que nos vamos acercando hacia los personajes, con primeros planos en los apasionados discursos de Hampton y en el rostro de un O’Neal desesperado, donde se aprovecha muy bien la actuación de Lakeith. En cuanto a la fotografía, el director sabe muy bien cuando  acercarse a los protagonistas y cuando debe observarlos con distancia para mostrar la fragilidad de ambos. Otro gran acierto  es contraponer a alguien con tanto carisma, como Kaluuya, con alguien tan enigmático como Lakeith, lo cual es acierto de la dirección, ya que es la manera en la que se maneja la potencia del protagonista, contrapuesta con la ansiedad de su antagonista, camino a la conclusión del macabro plan del FBI. Esa es la fuerza de la película.

Shaka King usa la tragedia que está contando, que es comprable a una adaptación de una obra de Shakespeare, para mandar un mensaje claro a los afroamericanos: sólo ganaremos si estamos unidos. Hampton consiguió esa unión y tenía el potencial de revolucionar a Estados Unidos, pero nunca sabremos si su idealismo hubiera acabado en buen puerto. En su ópera prima, Shaka King nos brinda una clase de historia tan poderosa como desalentadora.

 

jueves, 1 de abril de 2021

Minari: el lado sombrío del sueño americano

Una película de tono intimista, con escenas cotidianas y sin una línea argumental completamente clara. “Minari” recrea una historia similar  a la de millones, pero que en su simpleza estampa un vínculo entre el espectador y los integrantes de la familia Yi, lo cual se vuelve el pilar fundamental del desarrollo del film.

El sueño americano ha sido recurrente en la historia del cine. Durante décadas hemos visto cuentos de esa lucha por alcanzar una tierra libre y abierta a la posibilidad de toda clase de quimeras. A finales de los '70, en plena oleada de emigración coreana, los padres de Lee Isaac Chung (nació en Estados Unidos en 1978) llegaron a Denver llenos de proyectos y energía, sensaciones que el director nos quiere hacer sentir contándonos la historia de su familia en “Minari”, la cual respira un tono cercano a varias películas de John Ford al relatar la resurrección de otros pioneros, de otros que cruzaron esa frontera para lograr la reinvención en sus vidas.

Esta es una crónica migratoria que muestra la transformación de Estados Unidos en las últimas 5 décadas, porque en “Minari” son fundamentales los modelos cinematográficos, como la mirada infantil de David, cuyo punto de vista es el del director, sobre las dinámicas de esa familia en simbiosis constante entre  las tradiciones coreanas y norteamericanas. El padre se planta como el que debe llevar el sustento a casa y la mujer, con preocupación y desolación, se mantiene a su lado cada vez con más dudas sobre ese futuro de migrante. A pesar de ser personajes que se amoldan a un patrón histórico en el cine, esta familia es redonda en cuanto a la definición de sus personajes.

Las  panorámicas son otro contrapunto relevante que establece Chung, quien  separa las dinámicas y el sentimiento reinante, según sea exterior o interior; se acerca a  "¡Qué verde era mi valle!" , con la que Minari guarda más de una característica estilistica en común,  ya que en las escenas interiores la puesta en escena traza las relaciones entre personajes y espacios reducidos, discutiendo sobre sueños rotos o cómo la abuela Soon-Ja no es lo que sus nietos esperan, mientras que en el exterior el desarrollo fílmico se tiñe de fe en el futuro al son de las melancólicas notas de Emile Mosseri. En ambas situaciones, Chung se muestra  indulgente  con la  gesta de Jacob, el padre, y con la frustración progresiva de Mónica, mientras hace ingresar a la historia, con un peso determinante, a sus secundarios. Tanto Paul, como la abuela,  terminan de cerrar el tono del film, recordando, gracias la excelente interpretación de Will Paton, ecos de tantos personajes de Ford, a quien sin duda,  le habría encantado este personaje. Y la buena construcción alcanza a David y a la abuela; sus dinámicas son de lo mejor de la película, una auténtica delicia que nos deleita con momentos divertidísimos y emotivos, sin caer, salvo una que otra excepción, en el sentimentalismo fácil. En los secundarios de Paul, la abuela y David, reside la verdadera dimensión espiritual del film, que problematiza la fe sometida a los vaivenes de la naturaleza, pero, principalmente, la de un sistema económico que, a diferencia de ese utópico capitalismo que inundaba películas de los años ’50, como “Wagon Master”, a estas alturas  ha perdido su amarre en lo comunitario.

El punto bajo es que la estructura del guion peca de predecible y adorna el desarrollo con eventos dramáticos que rozan la crueldad, quizás como anzuelo para lograr mayor empatía con la historia. Más allá de esto, el film es de una dimensión universal y  a eso apela su discurso, el de quedarse con aquello que importa o debería importar.

Minari es como se le llama en Corea a una hierba perenne y cuyo rasgo distintivo, según la abuela de David, es su capacidad de adaptarse a cualquier terreno y crecer para proveer. Así dejamos a los Yi, adaptándose, levantándose después de la tragedia y luchando contra lo que se presenta  adverso. La moraleja de Chung es que los migrantes son semillas de Minari.

sábado, 27 de marzo de 2021

Promising Young Woman: heroína para este tiempo

La ópera prima de Emeral Fennel, nos presenta, de la mano de la productora Lucky Champ Entertainment (encabezada por Margot Robbie), una película que respira feminismo. Es la historia de la heroína para estos tiempos, la cual no dispara balas, sino que aplica justicia como aquellos castigos bíblicos y estás furioso y feliz de impartir justicia.

 

Cuando hablamos de películas de venganza, inmediatamente pensamos en clásicos como Charles Bronson en "Death Wish", en Uma Thurman y sus peleas a muerte con Los 88 Locos, o en Liam Neeson quemando media Europa, en "Taken". Todas son divertidas y responden a la fantasía vengativa que se escuda en el hacer pagar a golpes, patadas y disparos.

Siguiendo la misma premisa pero cambiando las formas, llega "Promising Young Woman", una de esas películas que se te mete en la piel y que va dejando un largo sabor agridulce, a medida que llegamos al final. En la mitología griega “Casandra” era una sacerdotisa maldita, cuyo sino era predecir cosas que  nadie le creería. Carey Mulligan es Casandra en "Promising Young Woman", una joven que pasó de ser la mejor estudiante de la escuela de Medicina ,a ser la chica que atiende un café. Ese ya es un aliciente para querer descubrir qué fue lo que ocurrió, y en ese camino, la película nos presenta su estilo de vida como resultado de un plan, un plan que busca aplicar esa justicia sin disparos. Casandra asiste a distintos bares donde bebe hasta más no poder, esperando que aparezca un pez que muerda su anzuelo; la sorpresa es que cuando el joven de turno desea propasarse, ella se revela completamente sobria y dispuesta a  enfrentar al depredador desde el prisma de desnudar sus debilidades, derrumbar su escudo de macho creado a cuenta de las cofradías masculinas y la falta de empatía con las víctimas. Los hombres confrontados no saben cómo reaccionar ante una Cassie empoderada. 

Carey Mulligan da el mejor trabajo de su carrera, porque  Casandra es astuta,  cínica y acida; un personaje simplemente fascinante, que crece y crece hasta el punto de inflexión: el  reencuentro con un amigo de la universidad que reaviva los recuerdos de lo que le pasó a su gran amiga. Ahí  empieza su  espiral de búsqueda de venganza y nuestro ícono feminista se empieza a enfrentarse a ella misma, a sus vulnerabilidades y al plan que construye, todo lo cual solo predestina un tenebroso desenlace.

Desarrollada entre filosos diálogos y constantes giros, "Promising Young Woman" es como un postre repleto de dulce, pero cuyo interior es un agrio limón; tan inquietante como la mirada de Cassie disimulando la intensa rabia que siente. Vive en mundo donde la victima siempre tiene la culpa y los victimarios se salen con la suya bastante seguido. Dirigida por Emerald Fennell, la película está inspirada en las expresiones del juez Aaron Persky sobre el  violador Brock Turner, al sentenciarlo solamente a 6 meses de cárcel porque era “un joven con futuro prometedor”. Otros cineastas podrían haber tomado la ruta más visceral, realizando la historia obvia de la venganza, pero Fennell convierte la película en algo mucho más profundo, sin dejar de ofrecer un marco muy entretenido en el que colocar esa complejidad. De alguna manera, utiliza la  estructura de película de cómic, con una heroína viviendo su vida normal durante el día y entrando en modo vengador por la noche. Fennel propone un mundo crudo y actual, donde las mujeres suelen ser víctimas de ataques por partes de hombres con estándar de buenas personas, pero también de mujeres “buenas y exitosas”, que no toman como real el testimonio de otras, dejando como pregunta latente ¿Hasta qué punto eres una buena persona?. 

Otro detalle bien logrado son los personajes secundarios. Bo Burnham (conocido comediante) bajo cualquier circunstancia parecería el hombre perfecto…es el “chico bueno”. Lo mismo ocurre con los hombres culpables de la violación de Nina, entre ellos, Max Greenfield (Schmidt en “New Girl”) y Chris Lowell; ambos actores de comedia podrían ser el símbolo del hombre virtuoso y la directora sabe que el espectador hará esta asociación, proponiendo además un juego de contrastes de que lo que parece, muchas veces no lo es. 

El film propone una disección interesante sobre el trauma, donde la música también es utilizada en ese contexto. Constantemente escuchamos a íconos pop que sufrieron abusos, como “Stars are blind” de Paris Hilton y un perfecto remix de “Toxic”, de Britney Spears; esto crea la atmósfera en la que Cassie se desarrolla. Y desde el otro lado, el personaje de Alison Brie (otra excelente comediante) deslumbra en esa postura de la mujer que triunfó en la vida y que es capaz de culpar a la víctima, mientras que Connie Britton hace la misma alusión cuando Cassie le recuerda que  no investigó los hechos denunciados con profundidad. Los personajes secundarios están muy bien perfilados y maximizan el mundo sombrío de Cassie. Y el apartado del diseño también pone lo suyo con mucho tino. Michael Perry, Liz Kloczkowski y Rae Deslich, encargados del diseño de arte, le otorgan al film un brillo como recubierto de caramelo, gracias a una  decoración  basada en una paleta azul, mejorada con una barra de rojo como presagio. Y los diseños de vestuario de Nancy Steiner van más allá, cubriendo a los hombres con relajantes tonos azules, disfrazando sus motivos ocultos, y Cassie siempre en negro, blanco y rojos.

                                     

"Promising Young Woman" es una comedia negra en el sentido más liberal de la frase. Si tuviera que mencionar un punto no tan logrado, sería el final, la conclusión del caso, el cual se  siente algo fuera de tono con el resto del film, aunque tampoco daña la experiencia. Bajo su emocionante disfraz de vengadora, Cassie  esconde  un drama profundo sobre la lucha por curarse después de un evento devastador y sobre cómo la vida y la justicia se plantean injustas para las víctimas. "Promising Young Woman" es un inmenso debut de su escritora y directora y presenta a su protagonista en la mejor forma de su carrera, regalándonos una heroína para tiempos de feminismo.

domingo, 21 de marzo de 2021

Sound of Metal: trabajar la aceptación

En su debut en la ficción, Darius Marder le da privilegio a jugar con  la rica paleta audiovisual que le proporciona el cine. Quitando el piloto automático expresivo, que inunda cierto sector del cine indie norteamericano, su propuesta se enmarca como una crónica notablemente sensorial.

 

La primera imagen de la película es un concierto metal. Tonos altos, desenfreno, y tras la eufórica cantante, un vehemente baterista se ensaña con su instrumento, sacándole un sonido brutal. Esa escena dura 3 minutos y no tiene diálogos. Eso le basta a  Darius Marder para plasmar la intensa forma en la que estos dos jóvenes sienten la música y le dan un rol esencial en sus vidas,  una comunión  intensa con el volumen y el ruido. Pero pronto empezará el silencio.

A partir de ahí, el protagonista de "Sound of Metal" deberá escoger entre luchar por recuperar la vida que tenía o hallar un camino nuevo, porque para recobrar la audición solo existe una costosa operación de implante coclear que tampoco asegura un resultado totalmente positivo. Ante esa disyuntiva, la vida de Ruben se viene abajo y, de alguna manera, entra en un proceso de duelo con su pasión por la música y con la vida como la conocía.

Contar esta historia de limitaciones y superación, sin delegar peso dramático, es uno de los puntos altos del film y de su director, quien deja que sea el sonido (o la ausencia de éste) el que narre el tsunami interno que vive  Ruben (Riz Ahmed). El  privar al espectador de uno de los sentidos, es el puente que tiende el director para que entendamos el martirio del protagonista. Allí, la decisión de priorizar el diseño sonoro en la película y hacerlo funcional a drama, es fundamental.


"Sound of Metal" desarrolla su argumento principal mostrando el aprendizaje de nuevos hábitos y descubriendo una nueva capacidad de  comunicación, lo que evidencia que Ruben está tejiendo un nuevo futuro y somos testigos de sus  dudas,  su desesperación y temor. Y para lograr  transmitir esa sensación  de genuina pérdida,  resulta esencial la elección del actor. Darius Marder se apoya totalmente en Riz Ahmed, quien encaja perfecto en el personaje recuperando el registro dramático que le habíamos visto  en la fantástica "The Night Of"  y en "Los hermanos Sisters". El actor británico ofrece  una sensible interpretación, siempre mesurada a la hora de plasmar situaciones  extremas, lo cual es difícil cuando se cuentan situaciones límites, porque es complejo saber dónde apretar el freno para no caer en una sobre actuación. "Sound of Metal" se mueve bien dentro de ese marco y se agradece, porque la apuesta de hablar a través de los códigos del drama no se le escaparon nunca al director.

Ruben, tras un primer arrebato  fruto de la desesperación por  su situación, deberá abandonar su vida de músico y poner en vilo su relación con su compañera de banda y novia, representada de manera muy correcta por Olivia Cooke, a quien descubrimos el 2015 en la buenísima “Yo, él y Raquel”. El único aspecto que no nos acaba de encajar, es que cuando entra el juego con lo sonoro, desaparece lo musical y queda casi como una nota al pie. Finalmente, "Sound of Metal" es la historia de un joven que pierde la audición y no tanto la de un baterista que debe renunciar a su pasión y  estilo de vida. Eso sucede porque el guion priorizó los conflictos internos del personaje, más que los alcances  que se podrían derivar de su pertenencia a una banda que no puede tener en sus filas a un músico sordo. El drama personal queda por sobre el rol que la música podría haber jugado enfrentándose a esta limitación. Esto no es completamente malo, porque la película funciona, sin embargo, cuando vimos el nombre del film imaginamos que el conflicto con la música, con su desarrollo y creación podría haber sido el hilo conductor, pero solo le pasa por el lado y rápidamente el guion sigue otro camino.

"Sound of Metal" se basa en el juego inteligente de sonido y  silencios. Por ejemplo, en un plano general escuchamos todo lo que está sucediendo, pero cuando la cámara se centra en el protagonista escuchamos el silencio con él que está conviviendo. Esta combinación sale ganadora y  permite entender mejor todo el cúmulo de sensaciones que afectan a Ruben  día a día,  afrontando la discapacidad sin caer en tremendismos ni buscar el sentimentalismo efímero. Es un drama consistente y emocionante sobre la aceptación de uno mismo según  Darius Marder, cuya interpretación de ese difícil parámetro hace de este film un relato completamente recomendable.

martes, 16 de marzo de 2021

The Mauritanian: en nombre de la justicia

La trama de la última película protagonizada por Jodie Foster, relata una de las mayores atrocidades en la historia reciente de Estados Unidos. Guantánamo, la paranoia del terrorismo y en medio, hombres que son acusados sin pruebas y que se topan con un sistema organizado que necesita buscar culpables a cualquier precio.

La perpetua existencia de la base de Guantánamo es una ignominia. Fue en este infierno donde Mohamedou Ould Salahi pasó 14 años de su vida, incluso después de que sus abogados ganaran un caso contra el gobierno de Barack Obama. La historia de este mauritano es una de esas que debería avergonzar a los estadounidenses que todavía ramifican la locura antiislámica después del 11 de septiembre de 2001. Y “The Mauritanian” sigue esta historia real sobre un relato que se disfraza de inspirador, pero que en el fondo busca ocultar el sistema instalado hace décadas en la justicia no solo estadounidense, sino que de muchas naciones.

Producida por Benedict Cumberbatch y dirigida por Kevin Macdonald (“El último rey de Escocia”), “The Mauritanian” es un alegato sobre la importancia del Estado de Derecho, y un ejemplo contra todo tipo de extremismo; pero también es una película edificante sobre Mohamedou, un hombre lleno de humanidad que encuentra aliadas en la abogada defensora Nancy Hollander (Jodie Foster) y su socia Teri Duncan (Shailene Woodley). A través de la controvertida defensa de ambas, y las evidencias descubiertas por el fiscal militar Stuart Couch (Benedict Cumberbatch), se revelará una conspiración inesperada y que tendrá un gran alcance mediático.

Contar estas historias es difícil pero necesario, porque ayudan a alertar y comprender como los gobiernos no respetan la ley ni los acuerdos internacionales sobre DDHH. Desafortunadamente, confiar en Hollywood para detallar narrativas políticas es una apuesta en la cual la audiencia siempre saldrá perdiendo. El director Macdonald y sus guionistas decidieron dividir la narrativa desde la perspectiva de tres protagonistas, centrándose en el caso judicial y ético, mientras diluían el potencial dramático de su película. Esta es una cinta sobre Mohamedou, pero también sobre la abogada Nancy Hollander y el fiscal federal, sin embargo, el equivocado enfoque hace que la cronología del relato sea una de las víctimas de la película. Y si bien existe una mirada crítica al régimen estadounidense y la admisión de este sistema inmoral, los énfasis no son los correctos, pues se le da mucho tiempo a la historia del fiscal y su entorno, mientras muy poco sabemos de la abogada y su pasado en la lucha por el debido proceso; y todo empeora cuando se advierte una disparidad en la calidad textual, porque las escenas dentro de Guantánamo tienen cierta elegancia dramática y complejidad psicológica, todo lo que sucede fuera se tiñe de un ambiente como de esperanza, que no se condice con el horror que vive este hombre y 700 personas más, que están privadas de libertad, sin pruebas, por años.

Toda esta confusión de guion y sincronía, es salvada por los actores. La estrella de la película es Tahar Rahim; incluso cuando las escenas que protagoniza son de sufrimiento gratuito, él es un ancla emocional y tiene puro sentimiento en su actuación, porque tiene la cualidad de sacar a la superficie el conflicto interno. Recomiendo buscar las numerosas películas francesas protagonizadas por esta estrella europea. Pero nosotros llegamos a “THe Mauritanian” por Jodie Foster , la que destaca por una actuación llena de confianza, con su actitud lista para atacar, y cuyas escenas junto a Rahim y Cumberbatch descollan excelencia y carisma. Foster aporta su intensidad habitual a la abogada Hollander y su rostro es un barómetro a seguir, una guía a través de las vicisitudes judiciales de esta historia real. Shailene Woodley comparte muchas escenas con Foster y aporta la mirada de muchos norteamericanos que piensan que estas personas sí son culpables, solo porque firmaron una declaración (obtenida bajo tortura la gran mayoría de las veces). En todas estas relaciones hay momentos de calma, de gritos, de rabia, de miseria, mientras el tiempo pasa inexorable para Rahim, quien cada vez emerge más carismático, obligándote a empatizar con el personaje de Mohamedou.

Con el pretexto de luchar contra el terrorismo, Estados Unidos ha violado el derecho internacional y ha cometido innumerables crímenes. Por eso “The Mauritanian” es una película necesaria, porque muchos gobiernos violan constantemente los acuerdos que han firmado y cometen horrores que deben ser develados. Si bien el elenco es de lujo, el guion es confuso y no muy fuerte, dejando el ancla emotiva solo como una buena intención y con poca calidad narrativa. Relaciones teñidas por el dolor y la desesperación de aquel a quien le han robado la libertad. La necesidad de verlo y reconocerlo es lo más rescatable de este film.


lunes, 8 de marzo de 2021

WandaVision: ensayo de fórmulas

 Los productos Marvel siempre han ido  a lo seguro, no corren riesgos. Por eso, la propuesta de “WandaVision” es, a lo menos, llamativa. Recurriendo al novedoso elemento de enganchar con capítulos semanales anclados en series de comedia del pasado, se hace esperar para develar su verdadero tono y, lo más importante, mostrar la estrategia Disney para la gran cantidad de productos que vienen, relativos al MCU.

 

Con la temporada completa, una concluye que “Wandavision”  no ha sido tan extraordinariamente distinta al resto del MCU, tal  como prometían sus capítulos iniciales. Pero aún así, plantea un interesante entramado de conexiones entre cine y televisión que atrae a un público intermedio y a los enamorados de la nostalgia. Pero todos sabíamos que el  mundo ficticio de estos homenajes a sitcoms no podía ser lo medular, por muy en serio que se lo hayan tomado en la exquisita producción y ambientación, y el desarrollo perfecto de ese tono cómico por parte de los protagonistas (Paul Bettany está increíble en ese tono humorístico).

Cada capítulo era una década y una comedia representativa de la misma, con los atuendos y lenguajes de esos momentos pasados, pero siempre la pregunta era  por qué la serie recurría a las comedias de situación; la respuesta, es que ese  lazo especial que Wanda Maximoff comparte con “Dick Van Dyke Show”, “Malcom in the Middle” o “I Love Lucy”, es el espacio de seguridad emocional que éstos brindaban. Esta elección de referentes es de una lógica aplastante si consideramos la naturaleza de la Bruja Escarlata, sobre todo, y de Visión. Pero estaba  claro que aquellos homenajes eran circunstanciales y que la   aparición de Agatha Harkness (obvia si se sabían leer las pistas),  llena de humor, era el nexo con este  trasfondo de genuina “brujería” del personaje de Wanda. 

A   mitad de la temporada, el fan de Marvel respiró tranquilo porque aparecieron las agencias gubernamentales alimentando la trama conspiranoica y de  control de super héroes. A partir de ese momento, y pese a destellos de excentricidad gracias a Agatha Harkness y esos recuerdos a series emblemáticas, la Bruja Escarlata y Visión vuelven a encajar con el MCU, instalando la pregunta de qué  futuro plantea “WandaVision” para este universo, considerando que aquí toda producción afecta a la que viene. Al parecer, la respuesta está en las series, porque a pesar de ese inicio gracioso, la producción se las arregló para mantener la identidad Marvel: buenos efectos, humor, guiños, estupendo reparto, personajes atractivos, los que dejan caer su manto emocional en los episodios finales. De hecho, el episodio 8 no tuvo acción pero  resplandeció gracias a esas dimensiones emocionales, con un arco narrativo que comenzó su construcción hace mucho tiempo, en “Avengers: Era de Ultron” (2015). Una vez más somos testigos del modus operandi de Marvel para desarrollar personajes al largo plazo, algo que puede desagradar a los puristas del guion, pero que resulta loable en cuestiones de planeación a futuro de cualquier franquicia.

Hoy,  lo único que le importa a Disney es no perder el impulso, encadenar un producto con otro. En pocos días tendremos el estreno de “Falcon y el Soldado de Invierno”, que promete un tono más “Avengers” y con menos  espacio para excentricidades. Pero sin duda, que este “ensayo de fórmula” que significó “WandaVision” deja la lección de que se puede  probar distintos tonos, ensayar posibilidades para  cimentar los arcos narrativos de personajes de manera novedosa, en el presente y en el futuro y en las próximas fases del universo , lo cual es fundamental en la receta Disney para perpetuarse en el entretenimiento y en la competencia de los streaming.

sábado, 27 de febrero de 2021

Your Honor: un empate moral

La ciudad de Nueva Orleans se convertirá en el escenario de una  guerra de poder, mentiras y decisiones imposibles, basadas en ánimos revanchistas. “Your Honor” es un drama judicial con tintes de thriller que, pese a un arranque potente, pierde su orientación.

 

Imposible olvidar a Bryan Cranston como Walter White. Personificarlo le ha traído réditos al actor, quien luego de su brillante paso por “Breaking Bad” tuvo ofertas de sobra para meterse entre lo mejor de Hollywood; y como todo tiene un lado negativo, en este caso podría ser que, en cada nuevo trabajo, todos estamos buscando como compararlo con White. Y “Your Honor”, su nueva aventura, tiene algo de esto último; Cranston interpreta a un juez que infringe repetidamente la ley para encubrir el crimen de su hijo adolescente, lo que plantea la teoría del individuo que, por el bien de su familia, es capaz de casi cualquier cosa. 

“Your Honor” es una de esas series que lo tienen todo para estar por sobre el promedio: un buen guionista (Peter Moffat), buenos productores (Robert y Michelle King), un buen director como Edward Berger,  buena cadena (Showtime), el estar basada en una serie de prestigio (aquí desconocida) como la israelí “Kvodo”, y, por supuesto,  la imponente presencia de Bryan Cranston. Sin embargo, más allá de compartir protagonista e intenciones al margen de la ley, sería todo lo que “Your Honor” podría compartir con “Breaking Bad”, porque la serie pierde fuelle conforme avanzan los  episodios. De poco sirven sus firmes intentos por plantear cuestiones éticas tan interesantes, como la clara injusticia racial y la corrupción en el sistema legal de Estados Unidos. Una pena porque estos temas son necesarios de visibilizar, pero tras un primer episodio prometedor, se va quedando  en un drama judicial más, cuya premisa de “¿Harías cualquier cosa por tu hijo?” se impone con un halo ampliamente manoseado en tantos otros thrillers. Este  elemento podría haber sido  un punto de partida del relato, pero en cada capítulo cuesta y cuesta llegar a una meta.


Con una producción muy sólida, a partir del tercer capítulo se frena, manteniendo  una inercia que no le permite  ir al grano y se pierde en una serie de personajes y situaciones muy enmarañadas y otras demasiado obvias. Esto no es necesariamente  malo, pues ver a actores como Cranston o Michael Stuhlbarg actuando siempre es un placer, pero sí hay mucha redundancia y dispersión. 

Peter Moffat, artífice de la excepcional  “The Night Of” (2016), Margo Martindale como secundaria, Isiah Whitlock Jr. como un político corrupto y Michael Stuhlbarg como capo mafioso, completan el pool que da vida a “Your Honor”, excelentes actores que ofrecen actuaciones conocidas, que no los saca de sus zonas de confort; lo mismo  Cranston, quien nos deleita en ese persistente claroscuro de su personaje, aunque ya todo parezca como que ya lo vimos antes.  Esta serie es 100% para fans del actor y se nota que él está cómodo en su rol de protagonista y productor.

A pesar de su comienzo vibrante, “Your Honor” no es efectista, no es para para impacientes. En la necesidad de no dar puntada sin hilo ni pasos en falso, se sacrifica vértigo para que todo logre encajar, dando forma al drama humano del protagonista, cuyo final deja la sensación de una gran revancha del destino o  un mero empate moral, sin nada más que reflexionar. Un camino hacia el lado oscuro que puede recordar al de Walter White, pero que en “Your Honor” se muestra, en general, demasiado forzado.

viernes, 5 de febrero de 2021

Nomadland: desertar del sistema

Un pasado repleto de melancolía, en el que aflora el trauma, aunque también la conciencia de un estilo de vida. Todo ello amparado por la visión lírica de Chloé Zhao, quien logra exhibir la belleza del nomadismo. 

Una vida de soledad, desapegada de todo lo superfluo, donde prima la relación con un entorno natural, pero a la par, con una fuerte conciencia de comunidad sostenida en el apoyo mutuo. Ese es el pilar del discurso de ‘Nomadland’, película que ya ha salido victoriosa de varios circuitos cinematográficos y que nos vuelve a poner por delante una dirección y actuación encomiables. La película emerge como un grito contra el materialismo y donde se discute, por ejemplo, sobre la necesidad de firmar una hipoteca a cuarenta años, para sentir que tienes un hogar. 

Chloé Zhao no pretende ser definitiva con esta presentación, porque la vida nómada tiene también sus penurias y las muestra sin contemplaciones, como cuando Fern festeja sola el año nuevo, con una bengala, o aquello que le provoca observar los atardeceres, como un simil  con ‘Into the Wild’,  aunque, si bien es cierto, la película de Sean Penn armaba una afrenta contra el sistema e idealizaba esa existencia en solitario; ‘Nomadland’ evita todo elemento aleccionador. La película es filmada en exteriores con gran trabajo del lente, sobre todo cuando abre los planos intentando que entre por la cámara la grandiosidad de la naturaleza; en algunos planos, Frances McDormand se come la pantalla, y en otros, el paisaje la devora a ella, porque Zhao convirte ese medio oeste en territorio adverso; así es como el film se pasea por el desierto, por enormes planicies, la intemperie, las  carreteras hacia ninguna parte. Las imágenes son bellas y desoladoras también, y acompañan a los personajes como sobrevivientes del sistema. Nuestra protagonista viaja por diferentes condados y se cruza con otros nómadas, con quienes intercambia inquietudes y recomendaciones de próximos destinos, armando una ruta para vivir el presente y para constatar, que ese estilo de vida desapegado, genera una unión, un compañerismo, un amor a la vida que el capitalismo no puede dar. En esas conversaciones, los planos son cortos y los diálogos algo inconexos, con actores no profesionales, nómadas reales, que le aportan al relato una perspectiva fresca y espontánea.


Nos queda la duda con la elección musical, ya que en una película de carretera, este elemento se vuelve un actor más. La elección de un compositor como Ludovico Einaundi es como un conector de ‘Nomadland’ con la televisión, le da un toque moderno que una nómada no necesita. En ese sentido, Zhao se aleja de ‘The Rider’, su anterior trabajo, cuando usa elementos que hacen una transición del nomadismo de su protagonista, para adaptar una mirada urbana.

Frances McDormand es la dueña de todo lo que ocurre, de todo lo que emociona y duele de la película, dando vida a una mujer recién viuda y cuyo pueblo fue desterrado por los vaivenes económicos. Se mantiene a base de trabajos esporádicos que la obligan a moverse por distintos lugares, no perteneciendo a ninguno. Unas semanas aquí, otras semanas allá, señalando a los nuevos pobres, a los que viven en un viejo furgón, como ella, compartiendo los rigores de esa vida nómada. Si en ‘Tres anuncios por un crimen’ eran unas vallas publicitarias las que le servían para denunciar la inercia policial, en ‘Nomadland’ son las estrecheces de una camioneta lo que se erige como denuncia frente a un sistema que va ‘botando’ personas, a pesar de una vida entregada al trabajo, y que al final de ella no tienen paz para vivir. Es una película muy melancólica, casi triste, porque añora el pasado, pero que destila libertad por todos sus ángulos.