sábado, 16 de mayo de 2020

Beastie Boys Story: cómputo final para una historia de hermandad

En el anuncio lo llaman “documental en directo” a la filmación del espectáculo dirigido y coescrito por un viejo colaborador de Beastie Boys. Spike Jonze fue pieza clave en el ascenso al estrellato noventero de la banda al ser el director de “Sabotage”, la segunda canción que lo cambió todo para estos tres amigos de Brooklyn que hoy, en clave dúo, hacen su balance final.


Los fans lo esperaban con ansias. Porque ha pasado el tiempo y Beastie Boys solo cimenta su nombre como  una de las bandas más  entrañables surgidas en las postrimerías del siglo XX.  Spike Jonze, un cineastas rupturista y representativo de esa misma generación, da forma a esta mezcla singular de stand-up con charla TED, en torno a la historia de la banda. Jonze habita en un planeta único si observamos sus realizaciones cinematográficas: “Being John Malkovich”, “Her” y “Jackass” hablan por sí solas del amplio formato que es capaz de dominar, incluida, la realización de videoclips musicales, los cuales marcaron la imagen y estética de los ’90. Beastie Boys fue uno de sus “clientes” habituales y estuvo a cargo de la dirección de “Sabotage”, uno de sus esfuerzos mejor logrados y que cimentó una fuerte relación entre cineasta y grupo, ambos provenientes de Nueva York.

Estos viejos amigos volvieron a coincidir en “Beastie Boys Story”, una propuesta con tintes de documental y largometraje, el primero de Spike Jonze en siete años.

En 2018, Ad-Rock (Adam Horovitz) y Mike D (Michael Diamond) realizaron una mini gira presentando “The Beastie Boys Book”, tour que tuvo su última parada en el King Theater de Brooklyn. La velada fue captada por las cámaras de Jonze convirtiéndose en este “Beastie Boys Story”.

El planteamiento es sencillo: Horovitz y Diamond sobre el escenario repasando su historia: un grupo de adolescentes que gustan de The Clash, se adentran en la incipiente escena hardcore neoyorquina; tras un show de Bad Brains forman un grupo malo, descubren el hip hop, se pasan al rap, pero sin abandonar el punk; en las dos horas de diálogo, se intenta mostrar la evolución desde la eterna fiesta, hasta su ascenso a la fama y la inclusión, en su mirada, de un  compromiso artístico y social. El dúo apoya su veloz narración en un  fondo documental audiovisual de todas sus épocas, junto con la reproducción de sus principales éxitos.

La etapa experimental de “Hello Nasty”,muchas anécdotas, fotos nunca vistas, el batacazo de “License to Ill”, la caída en desgracia y el renacimiento con dos discos magistrales: “Check Your Head” e “Ill Communication”. Pero por sobre todo, esta puesta en escena es un homenaje al Beastie que falta en el escenario; en esos momentos donde se evoca la figura, la creatividad, la búsqueda espiritual de MCA, quien nos dejó prematuramente en 2012, el dúo humaniza esta especie de charla TED y logra reflejar fielmente el espíritu del grupo, lo que realmente los unió, y que era esa sensación de hermandad, de acompañarse y crecer juntos a través de la música.

Pero aparte de los intentos de stand-up punzante e instantes de reflexión, “Beastie Boys Story” también deja un espacio para la autocrítica. No evitan los comentarios sobre la cruda salida del grupo de la baterista Kate Schellenbach (despedida tras la asociación con el productor Rick Rubin y Russell Simmons), ni tienen problema en reconocer que algunas bromas misóginas de sus primeras letras, estaban equivocadas.

“Beastie Boys Story” podrá no ser muy creativa en términos audiovisuales, pero para el fan se transformará, sin dudas, en un encuentro inolvidable, porque inunda el lugar con elementos muy simples, pero fundamentales para quien adora la música y explosión musical de estos amigos que iluminaron los ‘90. No aburre, atrapa, emociona, trae recuerdos. Para el fan será el mayor espectáculo del mundo, y para quienes quieren acercarse a Beastie Boys, esta propuesta de Spike Jonze será una gran oportunidad de descubrimiento de, quién sabe, su nuevo grupo favorito. Qué gratificante es conocer que tras tan excelente música se escondía la misma grandiosidad, pero en forma de fraterna amistad.