lunes, 21 de agosto de 2023

‘Barbie’, la película: muchos temas, poco tiempo

La nueva cinta de Greta Gerwig ha sido celebrada en el mundo entero, recreando lo poderosa que es la marca ‘Barbie’ en la cultura contemporánea. Si bien es una celebración a la importancia de la muñeca, la película dedica tiempo a su repercusión directa en la diversidad, la exploración de la identidad femenina y extiende una dura crítica a la misoginia.

‘Barbie’ no pierde minutos y desde el comienzo nos plantea su propuesta:  mostrar las vivencias de su protagonista, todas centradas en una realidad perfecta; pero en ella, Barbie es una más en una variedad interminable de réplicas. En este punto, el argumento aborda el tema de la identidad a través de las características del juguete, por tanto, no hay aspiraciones, solo un nombre. Y en Barbieland, el contexto donde ella se desarrolla, es  un lugar donde solo hay felicidad, escondiéndose una burla al optimismo artificial, la sexualidad contemporánea, la vanidad y los prejuicios, donde a ratos es sorprendentemente adulta. De hecho, el argumento deja entrever la ingenuidad de este universo con bastantes dosis de humor negro, siendo éste  uno de los puntos altos de la película. Junto a esto, el uso de su sobrecargado apartado visual deja un mensaje tipo declaración de intenciones acerca de lo femenino, en rosado y en labores cotidianas, para manifestar la personalidad de este universo muy parecido a un oasis alejado de la realidad.

Con un reparto estelar, Barbie enfoca su primera media hora en recorrer estas decenas de Barbies en distintas profesiones, mientras los Ken se dedican a la diversión; este contrapunto da la sensación de que bastaría un mínimo desequilibrio para que este oasis tenga un desbalance y aparezca el desastre que, por supuesto, ocurrirá, cuando Barbie comience a hacerse preguntas existenciales que van más allá de su experiencia en Barbieland. A la entrega de este mensaje ayuda muchísimo la fotografía de Rodrigo Prieto, porque impulsa la visualidad rosa para ir incluyendo elementos propios de la transformación de Barbie, la cual es incómoda cuando empieza a percibir que sus identidades fragmentadas (la doctora, la presidenta, la abogada, la presidenta de las Suprema Corte y más) se hacen necesarias a medida que más preguntas se hace. Greta Gerwig es consciente que el cambio interior se manifiesta en el exterior, y la foto va acorde a esto.


Tal cual Matrix, Barbie debe asumir que es la elegida, pero ¿para qué?. Y allí es donde el film se mete en una variedad de temas muy actuales y de urgente reflexión: la idea del autoconocimiento, la reivindicación del individuo, machismo, misoginia, el nuevo feminismo, la dominación corporativa. Sin duda este planteamiento compone la meca del argumento y, quizás, en su elaboración, sea lo menos logrado del film, porque al atravesar tantos tópicos, finalmente no profundiza en ninguno.

Los minutos finales nos entregan una inusual conclusión (¿secuela?) y el mensaje de Greta Gerwig queda más claro. Barbie es mucho más de lo que parece, es un legado cultural que se vuelve más importante al mirarla en su diversidad y concepción de heroína en su propio mundo. Quizás no cumple con todas las expectativas que despertó su campaña promocional, pero es relevante destacar la cantidad de reflexiones sobre la identidad presente y futura que plasma sobre el individuo y, al mismo tiempo, está mejor construida que otras películas que refieren a la libertad del ser humano en un mundo hostil.