viernes, 29 de abril de 2016

THE GOOD WIFE, temporada final: brindis por una serie inmensa

"Qué tiempos tan maravillosos están viviendo las mujeres en la televisión” destacó Julianna Margulies cuando ganaba el Emmy 2014 a Mejor Actriz de TV. Porque “ellas” han sido la voz principal de numerosas historias que, hoy, tienen cada vez más peso y visibilidad. Millones de espectadores se han dejado seducir por el viaje de Alicia Florrick, viaje que está a pocos días del final definitivo de una serie completa y cautivadora…en manos de esta mujer.




El sentido discurso de Julianna Margulies recogiendo el Emmy 2014 a mejor actriz de drama, fue una gran reflexión sobre la relevancia de “The Good Wife” dentro de la industria televisiva actual. El dar vida a esta mujer que, tras el escándalo sexual y de infidelidades de su marido, renació labrándose una carrera meteórica en la abogacía, es un regalo que no dudó en agradecer a los creadores Robert y Michelle King. La serie ya tiene un nombre ganado, una repisa repleta de premios y un público sufriente, porque estamos a pocos días del episodio final de serie.

Temporadas históricas tuvo varias y esas ayudaron a cimentar el sitial que tiene. Su quinto año de emisión y, especialmente, el capítulo “Hitting the fan” fue un ejercicio de coreografía televisiva excelente, los King prepararon un guión trepidante para un episodio épico. Finalizada la adicción a “Breaking Bad”, con una “Homeland” medio perdida y una “The Walking Dead” aburriendo, “The Good Wife” fue el drama mejor elaborado, porque la serie creció a medida que Alicia recorrió su camino personal y laboral. En ese paralelismo nunca perdió la chispa.

Puntos destacados:

Sus actores secundarios y por episodios
La lista es interminable y cualquier fan podrá hacer su propio top five:

Alicia Florrick: interpretada por Juliana Margulies. La seguía desde “E.R.” (también estuvo extraordinaria en esa serie) y en estas 7 temporadas su trabajo sólo fue en ascenso. Una actriz que fue capaz de dotar de tantas capas a un personaje sólo merece aplausos y ella se los llevó de pie.
Peter Florrick: interpretado por Chris Noth (sí, Mr. Big en “Sex and The City”). Simplemente, un patán y, además, criminal. Se acostó con cuánta mujer pudo, totalmente corrupto (termina en la cárcel un par de años). El nombre de la serie viene dado porque Alicia no se divorcia de él y, de hecho, a pesar de toda la suciedad que sale a la luz, ella se mantiene a su lado.
Will Gardner: interpretado ferozmente por Josh Charles. Es quien le da trabajo a Alicia en su propia firma de abogados. Por supuesto se enamoran y dan vida a uno de los mejores triángulos amorosos vistos en una serie. Bien logrado, sufrido, oculto, apasionado, guardando apariencias. El episodio en que…..usted sabe lo que pasó…tiene que verlo, no le puedo contar…y es obra de este gran actor.
Diane Lockhart: a título de la tremenda Christine Baranski. Es la socia de Will y una mujer de esas que dan miedo. Muy segura de sí misma y piedra angular del carácter femenino-fuerte de la serie.
Kalinda Sharma: espectacular actuación a nombre de Archie Panjabi. Un papel logradísimo como investigadora del bufete; un personaje sumamente misterioso que entabla una relación llena de química con Alicia. Sin temor a los trapos sucios, a investigar a la sombra, da su alma a la firma para la cual trabaja. La serie perdió mucho cuando ella se fue.
Cary Agos: interpretado por Matt Czuchry, quien se convierte desde un principio en el rival de Alicia, porque ambos lucharon por tener un mejor puesto en la firma durante las primeras temporadas.
Eli Gold: interpretado magistralmente por Alan Cumming. Fue el jefe de campaña de Peter Florrick, le tapó todo lo que pudo, una especie de Doug Stamper a toda prueba…hasta que lo botan. Cumming se merece ser nominado (todos los años lo ha sido) por este personaje al que logró darle un sello único.



Actores invitados:
John Nobel tuvo una participación excelente.
Michael J. Fox apareció en más capítulos que cualquier otro invitado. Su personaje fue bastante vil, pero tenía algo que no te permitía detestarlo por completo. Estuvo muy bien.
Carrie Preston, que interpretó a la abogada Elsbeth Tascioni, es tan genial en cada episodio en el que apareció que debería tener su propia serie (spinoff?).
Nathan Lane, maravilloso.
Matthew Perry apareció en un par de episodios y mostró que es harto más que el (detestable) Chandler.
La lista de actores invitados, de lujo, que pasaron por la serie es enorme. Puro talento que potenció cada temporada de manera formidable.




El Drama
“The Good Wife” mezcló serialización con casos, pero también tuvo tiempo para escenas de mucho humor muy bien logradas. Hay mucho drama en cada capítulo pero siempre el guion sorprendió con una (buena) copa de vino y una escena divertida, que encajó perfecto en el drama. La forma en la que se presentaba y lo bien escrita que estaba la serie, lograron que lo mejor de “Ally McBeal” o “The Practice” estuviera por debajo de “The Good Wife” en varias temporadas. La recolección de eventos relevantes acerca de lo que estaba pasando en el mundo, para llevarlo al televisor en alguna batalla en la corte, fue fenomenal: se burlaron de las ganancias ridículas que obtienen los artistas en Spotify, se rieron de lo absurdas que son las leyes de copyright en Estados Unidos y criticaron abiertamente cómo trabaja la NSA. Y si supiste que Katy Perry (prácticamente) copió una canción de Sara Bareilles, en “The Good Wife” hicieron un capítulo inspirado en eso. Guiones de un nivel superior.



El vestuario
Si alguna mujer quiere saber cómo hay que vestirse para ser considerada distinguida, tiene que ver “The Good Wife”, sinónimo de elegancia. La labor de Daniel Lawson es para crear una revista de moda semanal. Claramente Julianna Margulies no le pregunta qué ponerse cuando tiene que ir a una alfombra roja.


El ascensor
Un símbolo. “The Good Wife” siempre escenizó dentro de los ascensores como una forma de mostrar cambios en la vida laboral, encuentros íntimos y románticos, escenas con mucha carga irónica y de humor, como esa “fiesta sorpresa” de Eli Gold a Kalinda.

La música
La serie tuvo una gran ambientación musical. No sólo se recurrió a canciones de artistas internacionales, sino que David Buckley ha creado una banda sonora original que es simplemente exquisita. Escúchala en Spotify.

El vino
En su vida anterior, Alicia debe haber sido catadora de vinos. En cada capítulo “empinaba el codo” para pasar las penas o para celebrar. Tas el anuncio de que Archie Panjabi dejaba la serie, se produjo una de las recordadas conversaciones con Kalinda, entre copa y copa. Esa barra y ese vino, con confesiones en las primeras temporadas muy significativas, nos permitió ir averiguando quiénes eran enrealidad Florrick y Sharma.





“The Good Wife” fue una serie que, año tras año, se fue granjeando el respeto de la crítica, la que la tuvo siempre como favorita. No fue una serie “de abogados” ni de resolución de casos, fue la evolución de una buena esposa descubriendo su rol en el mundo de la abogacía y aprendiendo a darse el respeto como mujer. Toda buena serie necesita un final en el momento indicado, no siendo la sombra de aquello que una vez fue. El propio presidente de CBS, Les Moonves, y el equipo de guionistas, decidió que la serie debía terminar en lo más alto y así será, ya que nos faltan pocos días para que el 8 de mayo la buena esposa se despida como alguien muy diferente a quien empezó su camino de hacerse valer en este mundo y en todo orden de cosas. Por ella, un brindis con el mejor vino y una reverencia.

domingo, 24 de abril de 2016

VINYL: pagando caro el sobreexceso

Cambios para la segunda temporada ha anunciado HBO, porque tras el resultado de su 1era salida al aire, sin duda, que hay que redirigir la dirección creativa de la serie. Terence Winter (“Los Soprano”, “Boardwalk Empire”) deja el equipo porque “Vinyl”, en el balance general, se quedó en promesas.


“La serie de Fincher”, “la serie de Glenn Close”, “la serie de Spielberg”. Para muchos, la magnífica “Boardwalk Empire”nació, creció y murió como “la serie de Scorsese”…siendo que fue la obra maestra de sus guionistas, como casi siempre es. “Vinyl” también cayó en ese saco errado de categorizar una serie porque un director de cine ingresa a un proyecto de TV; esta  colaboración entre el oscarizado cineasta y el prestigioso Terence Winter prometía traernos a la pantalla el amanecer del punk, el hip hop y la música disco graficado en la figura de Richie Finestra, el presidente de un gran sello discográfico que estaba en pleno proceso de salvar su compañía y, también, su alma.
El primer capítulo de “Vinyl”, con su duración de 113 minutos (el piloto más largo de la historia) fue una mini película de Scorsese. El lugar, la música, los diálogos, los temas… todo remitió a la variante más popular de la filmografía del italoamericano. El piloto se movió hacia adelante y hacia atrás en el tiempo, con una estructura de flashbacks que avanzó sin perder un segundo…todos enganchamos. La serie de Scorsese, de Mick Jagger!, punk, drogas, alcohol, música…un coctel cinco estrellas para degustar cada domingo.

Pero algo ocurrió y ya en el tercer episodio notamos que el ritmo era otro, que la historia se iba en detalles menores…Devon refugiada en un Hotel, Richie en su mansión para meterse droga como enfermo, con una muerte en la conciencia, huyendo de las consecuencias de la mafia. Cada semana eran 50 minutos para avanzar poco en la trama; había mucho recreo en esa espiral de drogas y anhelo sexual extraconyugal. Entre la difusa línea del ridículo, lo cómico y lo patético Bobby Cannavale se pasaba de afectado en cada intervención, algo que no ayudaba a un guion que lo obligaba a protagonizar escenas repetidas y sin sentido (como la escena en el bar mitzvah de su colega).


Hubo pocos momentazos. Uno de ellos fue el reencontrarse con el Bowie de ficción, justamente cuando todos aún estamos de duelo ante su muerte; además, dieron en el clavo con el actor elegido, cuyo físico era muy parecido y reprodujo su forma de hablar con elocuencia. Ese ensayo de “Suffragette City” y la posterior charla con los dos representantes de American Capitol ha sido uno de los momentos mágicos que nos dio la serie. Debieron haber habido muchos de estos momentos, nos quedamos con ganas porque “Vinyl” siempre trató, a lo Shyamalan, de ser una serie sorpresiva, pero no lograban dar ese sello. El principal problema de la serie fue su carencia de sutileza. Episodio a episodio sembraban semillas de pistas sobre lo que iba a pasar, para concluir con algo desfachatado. Ya no nos ofrecían esa patada de endorfinas; la ficción se fue enfriando por caminos que ya estaban muy transitados, perdiendo el foco realista que había conseguido y, lo que es peor, fue reduciendo el impacto inicial por sobreexceso y por tirar todo a la parrilla, por ser super explícitos, en lugar de haber jugado más con lo sutil.


Lo mejor de esta primera temporada fue la música, hubiera sido el colmo si no. Diegética, visualmente representada y escuchada como una melodía omnipresente. Pero nos quedamos con ganas de haber podido “tocar” más de cerca esa época, que estuvo tan llena de vida. La fotografía, del nominado al Óscar Rodrigo Prieto (que también trabajó con Scorsese en “El lobo de Wall Street”) dio luz y oscuridad a un mundo sinuoso, que parecía preso del humo del cigarrillo y ambiente de fiesta todo el rato; la luz nos ayudaba a aguantar esas resacas de alcohol y drogas.

Bobby Cannavale logró una actuación mixta. Esclavo de un guion repetido y poco original, logró darle algo de chispa a su personaje, el que pudo haber evolucionado más. Pero en general fue una buena actuación.
Olivia Wilde, como su esposa, fue ignorada y relegada por el guion a un plano secundario. Son los ‘70!! La mujer ya es protagonista de una liberación que, esperamos, Olivia comande en la 2da temporada.
Ray Romano, como Zak, el mejor amigo de Richie, fue una buena sorpresa. Pensé que nunca me sacaría a Raymond de la cabeza y acá logró desplegar otras capas. La escena final señala que algo tendrá que cambiar entre Zak y Richie para el segundo ciclo.
Juno Temple y el “hijo de Mick Jagger” también fueron una buena sorpresa.

“Vinyl” nos prometió disco, funk, blues y hip hop y cumplieron, era un deleite “escuchar” la serie. Excelente la escena con el Elvis ya decadente, con Robert Plant tomando las riendas de su banda y mandando al carajo al sello. Pero también nos prometieron drama y humor y creo que el guion no supo dar en el clavo, se tornó confuso y distractor, con personajes que no agarraron el vuelo, lo que se reflejó, en EEUU, con bajas de ratings paulatinas; esto fue muy problemático para HBO que, por algo, la había programado antes de su as de espadas “Game of Thrones”.


Toda esta vorágine de malas audiencias y guiones confusos hizo salir al gran guionista Terence Winter del equipo y conseguir, como reemplazantes, a Scott Z. Burns y Max Borenstein. ¿Cuál será su propuesta para la season 2?. Tres ayudas:

Aparecería como recinto el mítico CBGB
La historia podría incluir a “Ramones”
Nuevas y poderosas mujeres irrumpiendo el mundo de los hombres

Pero como Netflix siempre aprovecha los baches de HBO, los que no quedamos conformes con esta “Vinyl” estamos expectantes para el estreno de “The Get Down”, serie que también mostrará el nacimiento del hip hop, la música disco y el punk en la ciudad de Nueva York y será dirigida nada menos que por Baz Lurhmann (“Moulin Rouge”, “El Gran Gatsby”). El guionista será Shawn Ryan (“The Shield”).

Luhrmann ya se ha comprometido a dirigir los dos primeros episodios y el final de la temporada. La serie contará con 13 episodios y tiene fecha de estreno para agosto. Para “Vinyl” y su vuelta de giro dramático, esperaremos un año.

viernes, 22 de abril de 2016

BETTER CALL SAUL, temporada 2: Un tremendo “Continuará…”

 Pareciera que la segunda temporada de “Better Call Saul” recién comenzó…pero ya acabó. Porque aunque tiene más episodios que “Happy Valley” y el mismo número de capítulos de “American Crime Story”, simplemente esta temporada se sintió con vértigo, pero siempre necesitamos más, porque la producción ha jugado muy bien su principal carta: saber cuándo Jimmy será Saul y cuál será el motivo que propiciará ese cambio.


Después del espectacular penúltimo episodio simplemente no sabíamos qué podía pasar, no sabíamos si ya estábamos en presencia del futuro Saul o todavía ese hombre seguía siendo ese niño que se niega a crecer. 
Para mí, “Better Call Saul” se ha desarrollado como un libro de aventuras de los ‘80, porque sabemos que el destino de Jimmy será el de acabar, finalmente, como Saul Goodman, pero nunca nos dijeron que esto iba a ser rápido. A diferencia de mucha crítica y seriéfilos que ansían ese cambio, la sensación que me produce Jimmy es tan enternecedora, de un tipo que no teme al ridículo ni a la articulación de curiosos sistemas para conseguir clientela y eso le da un aura especial, no hay oferta de ese tipo de personajes. Cuando “Better Call Saul” fue anunciado, se dijo que iba a ser una comedia, pero el espectáculo entregado por Vince Gilligan y Peter Gould ha estado más cerca de una tragicomedia. Y ésta no se pudo mostrar mejor esta temporada que en la relación entre Jimmy y Kim, que elevó la serie en todas sus aristas, reforzó todas las líneas; menos es más y haberse enfocado en los buenos diálogos que tuvo Rhea Seehorn le dio plus y ritmo a la serie. Cada momento romántico entre ambos, la unión de todas las escenas con Mike y Kaylee, son otras dinámicas de estos personajes que aún no han entrado en la órbita “Breaking Bad”. Y no se equivoque, aunque Jimmy no se ha convertido en Saul tan rápido como usted quisiera, el mundo “Breaking Bad” se acerca, de a poco. En la primera temporada nadie daba un peso por la pareja Kim-Jimmy, pero a medida que nos fueron enganchando dio para pensar que ella, siendo una abogada honesta, podía dejarse llevar por el lado corrupto de Jimmy. Finalmente son socios, a veces con sonrisas forzadas por parte de ella. Esta sociedad y cómo se transformará la relación cuando el logro profesional se entrecruce, será otra variante muy interesante para la season 3.
La idea central de esta temporada fue cómo Jimmy podía recuperar un gran cliente para Kim y para ello fue capaz de urdir un acto de sabotaje para con su propio hermano. Y funcionó, excepto que Chuck era demasiado inteligente y logró descifrar la espiral; más allá de eso, en esta temporada aparecieron recuerdos del padre y la madre de estos hermanos, donde se percibió una preferencia hacia el incompetente Jimmy, algo que, ya sabemos, sacó de su foco a Chuck de por vida…ah! y esa grabación de la escena final ¿tiene el peso suficiente para hacerlo cambiar de identidad? Me la juego por que NO.


¿Y Mike?
El otro gran protagonista de la primera temporada fue Mike, aunque dejó todo sin hacer. En esta segunda sesión, mientras seguía preocupándose mucho de su nuera y nieta, su plan fue acabar con Héctor Salamanca. Él lo ideó todo de manera cuidadosa y estudiada, con la esperanza de escapar con el dinero. Pero luego se entera que un “buen samaritano” quedó con una bala en la cabeza y esto arrolló su conciencia. No logró el cometido porque alguien se le cruzó en el ángulo y no lo dejó disparar, alguien que le advirtió con un “No lo hagas” pegado a su parabrisas. Sabemos quién es, pero no sabemos hasta dónde Mike podrá estirar el elástico a su favor.
Esta segunda temporada elevó a “Better Call Saul” a la posición de uno los mejores espectáculos de televisión de este año. Si bien la dirección del episodio final careció de emoción y se filmó como un “Continuará…”, el resto de los episodios nos tuvieron muy atentos y más de alguno estará en la lista de los mejores episodios de 2016 (para mí, el capítulo 9 fue una joya). Los paisajes desolados de Nuevo México, bellamente filmados por el director de fotografía Arthur Albert, dieron el sigilo que la mafia fronteriza necesita, y mientras Bob Odenkirk y Jonathan Banks han hecho todo el trabajo para repetir sus nominaciones a los Emmy, Rhea Seehorn y Michael McKean, definitivamente, deben unirse. El elenco se afianzó y le dio rostro y personalidad a esta precuela que, como nunca pasa, podría llegar a ser tan poderosa como su “madre”.

Tal vez “Better Call Saul” no tuvo el final de temporada que ustedes tanto ansían, pero durante la trama se mostraron dramas complejos de seres imperfectos y eso le permitió crecer más en su equilibrio de humor, tristeza y nostalgia ante uno de los espectáculos más exitosos en la historia de televisión.

domingo, 17 de abril de 2016

The Night Manager: La TV en busca de su James Bond

No fue una serie muy innovadora ni vino a cambiar las reglas del juego: la co-producción de BBC y AMC se ciñó a tópicos conocidos y con ellos entregó un material que no necesitó giros y golpes efectistas para generar tensión en cada plano.


John le Carré ha sido víctima de muchísimas adaptaciones al cine y la TV: “La casa Rusia”, “El Topo”, “El jardinero fiel”, “El sastre de Panamá” son algunas que se me vienen a la mente. Ahora se sumó “The Night Manager”, la que llegó en un momento donde los espías tienen copada la pantalla chica. Pero esta propuesta venía con dos ases bajo la manga, que la hacían irresistible: Tom HiddlestonHugh Laurie. Ellos fueron la razón principal por la que me interesó la serie, y resultó ser algo mucho más potente que dos protagonistas de lujo.
La historia de Jonathan Pine (Hiddleston), un ex militar que acaba convertido en pieza clave para tratar de encarcelar al poderoso Richard Roper (Laurie), empresario millonario gracias a su negocio de venta ilegal de armas. Ese es el leif motiv.


El héroe trabaja (inicialmente) como recepcionista de un hotel en El Cairo. Mientras ese país es un hervidero ante la inminente caída de Mubarak (2011); el conserje conoce a Sophie quien le develará un secreto que la condena a muerte y, de paso, Jonathan queda involucrado en una trama de intriga internacional de la que no podrá escapar. El duelo de personajes fue puro disfrute. El riesgo del protagonista es constante. Años después, Pine clama por venganza introduciéndose en el círculo de Roper. Se transforma en su hombre de confianza, aunque en realidad es un agente obsesionado con derribarlo. Hay bellas mujeres, muchas armas y terribles secretos que atraviesan naciones enteras. Ingredientes infaltables del género están presentes en “The Night Manager” y funcionan a la perfección en su clasicismo, al tiempo que el protagonista trataba de mostrar al mundo la verdadera cara del enemigo.

Hiddleston vs Laurie. Dos actores renombrados al servicio de dos personajes muy diferentes a los que nos tienen acostumbrados. El Loki de Marvel se la juega como un valiente tipo que, tranquilamente, podría ser el mejor exponente que la pantalla chica haya logrado para tener su propio James Bond. Y ya muchos medios especializados señalan que podría ser el sucesor de Daniel Craig en el cine. Carismático, sensual, audaz, se atreve a insertarse en las sombras (junto a la ayuda de una magnífica actriz británica llamada Olivia Colman) y se convierte en el contrapunto perfecto para el cínico y arrogante villano de la serie…en la piel del Dr. House.


Temas actuales como las revueltas en Medio Oriente -y el lugar que ocupan en ellas las grandes potencias- en 6 episodios que son un oasis visual, con perfecta fotografía y planos generales; todos dirigidos por Susanne Bier (ganadora del Oscar a Mejor Película Extranjera en 2011 con “In a Better World”).

Clara, concisa, un elenco brillante, donde Hiddleston y Colman destacan por sobre el resto. Me quedé con las ganas de sentir más villano a Hugh Laurie, actor que después de “House” se alejó de la pantalla y ahora vuelve al primer ruedo y no sé si logré separarlo del magnífico doctor que se hacía el malo. “The Night Manager” tuvo un final muy decente, nada inesperado, pero bien hecho. La producción fue de primer nivel y nos dejó un personaje protagonista que daría la talla para hacer con él un spin off.

jueves, 14 de abril de 2016

AMERICAN CRIME: una serie inteligente

¿Cómo calificar una serie cuándo ésta es muchísimo más que un “es buenísima”?. Quizás no sea para el público masivo, podrá perder espectadores en su bien lograda lentitud, pero el show de John Ridley apunta a algo más que el simple entretenimiento tras un jodido día de trabajo: es denuncia social, es un abrir los ojos, es una interpelación directa al espectador. Ahí está toda su riqueza.


American Crime pertenece a este grupo de series que, poco a poco, debiera irse imponiendo: cambiar de historia y elenco todos los años y concluyendo su historia, permitiendo redondear y acotarse a lo que se quiere contar específicamente, sin perderse en temporadas largas y con giros obligados. La temporada 1 se centró en el crimen de un veterano de guerra y todo el abanico de sospechosos (que incluyeron latinos y afroamericanos) dejando en evidencia intolerancias y prejuicios. En esta segunda entrega la serie repite casi a todo el casting para contarnos otra historia, la que se convierte en espejo de la sociedad y nuestros razonamientos cuando hablamos de religión, raza o sexo. El conflicto es un crimen que no se preocupa por quién fue el asesino, sino que intenta entender el porqué del asesinato.
Lo que podría ser una broma estudiantil pasa a mayores cuando Taylor cuenta que fue violado por su amigo Eric. De allí en más, la serie explora todos los intereses que rodean a este caso, ocurrido en un colegio muy caro y exclusivo, lo que añade ingredientes que enriquecieron la trama. El resultado es un retrato incomodísimo de la sociedad actual.


Guion lleno de tabús, discriminación, educación en crisis, violencia, abusos, internet….todo es expuesto al espectador, quien debe tomar partido. Así, American Crime va presentando la mirada de cada uno de esos seres, donde ninguno es completamente inocente. El gran mérito del guion es hacer  la pregunta de ¿qué hubieras hecho tú…? poniéndote en el lugar de las víctimas y los supuestos culpables. Fue un ejercicio emocional y reflexivo para todos.
Nuevamente las actuaciones fueron punto más que relevante. Felicity Huffman está espectacular, Lili Taylor también, Timothy Hutton, Regina King a gran nivel etc. Los jóvenes del elenco (Jessup y Pollari, tremendas revelaciones) entregan una representación de los adolescentes que es de lo más power que se ha visto últimamente.


La temporada brilló porque supo ocupar muy bien los silencios (algo ya visto con maestría en The Leftovers); hay cosas que no se dicen, las fachadas, la tensión....todo se respira, se transmite por la pantalla. Y asumiendo la culpa de que no es una serie fácil de ver (los números fueron bajos en la temporada 1) el creador sube la apuesta y logra un ambiente aún más angustiante. American Crime (temporada 2) fue un excelente ejercicio para tomar en cuenta las consecuencias de la discriminación, de la visión sesgada, del bullying, del no aceptar al otro. Serie sin sentimentalismos, dura y por ello destinada a una audiencia minoritaria; sus números son el fiel reflejo de esta sociedad que siempre está buscando mirar para el lado.

lunes, 11 de abril de 2016

AMERICAN CRIME STORY: Un show electrizante

Cómo están aprendiendo los norteamericanos de los ingleses!, pioneros en la idea de hacer temporadas cortas, autoconclusivas, para luego hacer segundas y terceras temporadas sólo cambiando escenarios. "American Crime Story" se suma a "American Crime", "True Detective" y "Fargo" como las series que tratan al espectador como un adulto informado, con criterio, mostrándole líneas argumentativas que superan, hoy por hoy, al cine.


En Chile sólo fuimos espectadores del juicio a O.J. Simpson, hecho que fue tan famoso que ha dado pie a documentales y reportajes que no permiten salirse de un guión preestablecido. Ryan Murphy, creador de otras series como “American Horror Story”, “Glee” o “Scream Queens”, nos trajo lo que, sin duda, será uno de los shows del año. Por mi parte, empecé a verla con recuerdos muy vagos del caso y, a medida que fueron pasando los capítulos, fui comprendiendo de la importancia que jugaron los medios de comunicación, del juego sucio de los abogados, de lo atada de manos que están las fiscalías para ir contra la corriente y muchas tras bambalinas ultra sabrosas de un caso judicial que se transformó, por pericia, astucia o simple casualidad, en un juicio contra la policía de LA.
La serie afianzó su peso gracias a interpretaciones poderosas. Cuba Gooding Jr. nos demostró el por qué ganó un Oscar. Está soberbio como O.J. Simpson. John Travolta, como su abogado, sigue dándole el crédito a Tarantino luego del rescate que éste hizo de él hace unos años, aunque, para mí, el personaje que se robó el show fue el de Sarah Paulson como la fiscal Marcia Clarck. Una profesional que vivía una lucha interna contra su ex esposo y que era el blanco de la naciente televisión de farándula, la que la criticó por su forma de vestir y peinar.


Por otro lado, la serie enarboló muy bien la recreación del discurso sobre problemas sociales modernos: el racismo, la brutalidad policiaca y el uso de armas ya eran tema de debate en 1994 y hasta hoy son actuales, lo que permite construir un puente histórico y captar qué tanto hemos (in) evolucionado como sociedad.
Los 3 millones de espectadores que tuvo cada capítulo ya aseguran una segunda temporada en la misma línea a la que nos tiene acostumbrados Ryan Murphy. La serie tendrá el mismo nombre y los mismos actores, pero variará el caso o contexto (ya se habla de la posibilidad de enfocar la trama en el huracán Katrina). Además, la crítica internacional fue muy benevolente y reconoció el espectacular casting, la recreación del mismo (los actores lograron un parecido físico muy real al de los verdaderos protagonistas) y, por supuesto, a la perfecta recreación del proceso en tribunales y fuera de éste.
Todo el embrollo, casi de teleserie, nos mantuvo cautivos a todos y lo más increíble es que todos sabíamos el final, sin embargo, Ryan Murphy, en una excelente dirección del episodio final de temporada, editó y usó la gestualidad para trasmitir lo que cada “bando” sintió al escuchar el veredicto de “inocente”. Podríamos decir que ese día nacieron los reality show, porque gracias al ritmo fascinante y sus excelentes actuaciones, “American Crime Story” podría ser una de la series del año.



Nunca había visto algo tan bueno de Ryan Murphy, desde “American Horror Story: Asylum”.
Empezaba a desesperarme con sus últimos trabajos (las tres últimas “American Horror Story” y ese extraño invento llamado “Scream Queens”). Pero con esta propuesta renace cual ave fénix. Quiero resaltar, nuevamente, a la extraordinaria Sarah Paulson que, ojalá, sea distinguida con los premios y nominaciones que hace rato se merece, junto con un impresionante Cuba Gooding Jr, el que da en el clavo al interpretar a un personaje construido por los medios y por el fanatismo racial, aunque años después y por otro caso, haya caído por su propio peso.

“American Crime Story”, definitivamente dio en el clavo.