miércoles, 28 de mayo de 2014

CANNES: EL CÓMO SE PUEDE HACER NEGOCIO Y CREAR AUDIENCIAS AL MISMO TIEMPO

Ya terminó otro Festival de Cannes. Otro más que tuvimos que “disfrutar” pendiente de las agencias o de lo que posteaban los periodistas españoles o argentinos, que tienen como tradición el no perderse esta gran cita del cine.

No voy a repasar los ganadores porque casi nadie los conoce acá, aunque son cineastas, algunos, muy muy connotados, que han hecho escuela y sembrado un culto acerca de su obra; y otros, jóvenes promesas, pero que ya arrastran una promisoria lista de premios a su haber.
Me pregunto por qué a los medios chilenos no les interesa cubrir el festival sin más que revisar Twitter o la web oficial del certamen ¿es suficiente?. Por qué no tener en la costa francesa a un entendido que pueda transmitir, de manera más fresca y cercana, lo que ocurre en torno a las películas, pero también en torno al negocio del cine. Porque Cannes es uno de los certámenes del séptimo arte que más mueve a la industria en torno a los dólares (miles de dólares).

Ejemplo: los derechos de la película rusa Leviatán, que ganó el Premio al Mejor Guión, ya han sido vendidos a casi 40 países. En Francia, incluso, la película tiene fecha de estreno para el 24 de septiembre. Y otras producciones recibieron similares ofertas y ya pueden decir que van ha expandirse a un amplio territorio. Distribuidoras como Curzon, Artificial Eye, Palacio Ent, Imovisión y Sony Pictures ya engancharon los derechos para Australia, Nueva Zelanda, España, Brasil, Estados Unidos y Canadá de un montón de cintas que participaron.

Y ud dirá que por esos lares sólo aprecian el buen cine. Pues no. Nuestros vecinos nos llevan la delantera, también, en ese aspecto pues Argentina ya puede asegurar la exhibición de una veintena de los films estrenados en Cannes: Grace de Mónaco (Nicole Kydman), Lost River (Ryan Gosling), Foxcatcher (Bennett Miller), Maps to the Stars (David Cronenberg), Captives (Atom Egoyan), Turist (Ruben Öslund), The Royer (David Michod), The Seacrh (Michael Hazanavicius), Adieu au Langage (Jean Luc Godard), Incompresa (Asia Argento), Deus Jours,une nuit (Luc y Jean Pierre Dardenne) y la ganadora Winter Sleep.
También disfrutarán, y con muchos boletos vendidos seguramente y en los mejores horarios, de la producción local que sacó aplausos en la competencia: Relatos Salvajes, Refugiado y Jauja.
A Chile, con suerte, llegarán unas 2 ó 3 de estas producciones, y en varios meses más, por lo que el cinéfilo ya las habrá visto, vía descarga.
¿Qué es lo que nos perdemos de Cannes?  escapar del cine hollywoodense y gozar de distintas temáticas, narrativas, visiones y colores, contadas a ritmos sugeridos por el corte, la edición, la fotografía, el montaje o la guía del director….de todo eso nos perdemos, y aún no hay luces de que esto pueda cambiar. Hay pocos periodistas dedicados al cine y la cultura en general, por ende los medios le dan un espacio semanal basado en entrevistas copiadas de afuera o editorializadas en algún convenio.
Es parte de nuestra cultura hacer largas filas por Spiderman y no saber que El Pasado se exhibió en el Cine Arte Alameda por varios meses. Es parte de nuestra cultura comprar todo el merchandising del super héroe y no asistir a las exhibiciones, muchas veces gratuitas, que da la Cineteca Nacional, Sala UC u otras.
Es por eso que me gusta escribir de Cannes, porque es cine europeo, el que tiene una mirada y una propuesta social. Berlín, Venecia, San Sebastián, Toronto, Telluride parecen tan lejanos pero es allí donde el cine se reinventa y Chile está en un momento crucial, con directores que de a poco llegan a Estados Unidos y con películas premiadas, por tanto la oportunidad no se puede perder, pero todos deben poner un grano de arena para que llegue este tipo de filmografía al país….y las lucas también.
Hacer harto negocio pero también crear nueva audiencia, un futuro mercado, un futuro espectador….eso es lo que hace Cannes, porque al mismo tiempo que en los lujosos yates de las productoras se están transando derechos y dólares, en Cinema de la Plage se exhibe gratis El Bueno, el malo y el Feo y 8 ½ de Fellini. Así se construye audiencia.




martes, 20 de mayo de 2014

GODZILLA, EL REY DE LOS MONSTRUOS VOLVIÓ POR SU CORONA

Cuando salga del cine luego de haber visto esta película lo más probable es que se pregunte “¿cómo se me ocurrió ver Transformers o Pacific Rim si iban a hacer esto?”. El odiar otras películas de acción o monstruos legendarios es un punto a favor de Godzilla, no porque las otras películas sean malas (bueno, lo son) sino porque esta es una muy buena película para adultos.

En algún momento pensé en ir con mi retoña, y hubiera sido un error. Porque Godzilla se desarrolla en un constante río de emociones: tristeza, frustración, terror, duda, desamparo.....algunas transmitidas por el propio monstruo y sus dos enemigos tipo Cloverfield, pero también traspasadas por los actores, los que se ven envueltos en una serie de tragedias personales provocadas por el abuso del hombre al medio ambiente.

El director Gareth Edwards dirigió Monsters (2010), la que narraba una historia de amor en medio de una peculiar invasión extraterrestre. Lo increíble es que los alienigenas pasaban a segundo plano y todo se centraba en el romance. Aquella película independiente lo elevó a la categoría de un buen creador de atmósferas. Quizás por esta experiencia es que Warner se atrevió a ofrecerle este proyecto no menor….llevar nuevamente al cine al eterno monstruo japonés cuya última aparición, en 1998, había sido una simple película de acción donde el hombre se imponía, a fuerza de armamento, a la bestia.

Acá hay mucho más trabajo de guion….un guion que se transformó durante 3 años, de la mano de Max Borenstein, en un torrente de matices emocionales y de historias secundarias que no adornan, sino que son parte relevante de la trama. Con un Bryan Cranston aportando drama y genialidad, sosteniendo la conexión triste de la trama. Aaron Taylor-Johnson en una buena ejecución de la redención y del perdón de un hijo a un padre. Muy desaprovechada sí estuvo Elizabeth Olsen, en un papel sin vuelco dramático y que lo tenía de sobra, y un siempre parejo Ken Watanabe.

Lo que sorprende en una película que se supone de acción, es que el guion sea de calidad. Y un elemento sorpresa que nos presenta éste, es que la criatura se demora más de 30 minutos en aparecer en pantalla, y no vemos claramente sus dimensiones hasta bien avanzada la cinta. Esto otorga suspenso, dosis extra de dramatismo, aumenta el clímax de la historia e instala en el espectador la ansiedad por que ese minuto llegue. Según Borenstein esto es muy parecido a lo que se hizo en Tiburón; de ahí tomó la idea de esconder la principal carta del naipe, y mientras todos la esperaban ocurrían otros hechos relevantes a considerar. La película es inteligente y se apoya en un gran trabajo técnico del ganador del Oscar, por efectos especiales, Jim Rygiel, así como el del director de fotografía Seamus McGarvey, y el  diseñador de producción Owen Paterson. Ellos son los responsables de que las dos horas se soporten a un ritmo super adecuado.

Esta versión supera sin duda a la de Roland Emmerich, siendo igualmente espectacular que las demás entregas recientes del género. Si alguna crítica hubiera que hacer, es que demasiada parte de  la acción se desarrolla de noche (quizás el 80% de la película) por lo que no es necesario verla en 3D y puede generar molestia en algunos espectadores. Y los niños muy pequeños, que había un par en la sala, terminan por no entender y se tornan algo molestos.

En resumen, esta bestia colosal vuelve a  salir del fondo del océano a un planeta desequilibrado por todo el daño que el hombre ha provocado. En un principio podría verse como un castigador, pero el juego está en ir descubriendo que es todo lo contrario.
Con 93.000.000 de dólares en su primer fin de semana, con críticas muy positivas y un director que empieza a gozar los frutos de su trabajo, sólo nos resta esperar cuándo va a ser anunciada la secuela, porque a pesar de los años este monstruo japonés todavía tiene alma para ser explorada por Hollywood. A pesar que ya cumplió los 60 años.




lunes, 12 de mayo de 2014

Gran Hotel Budapest: mi primera candidata

Alegre, fresca, ágil….y me faltan adjetivos para calificar a Gran Hotel Budapest como mi primera candidata para la temporada de premios. Ya partió con el pie derecho ganando el Festival de Berlín, en enero pasado, asiesque todo lo que siga cosechando esta obra de Wes Anderson será muy muy merecido.

Gran Hotel Budapest tiene varias características que la hacen única. Los personajes  se desenvuelven como dentro de un cuento, con un trasfondo que combina muy bien lo absurdo y lo serio. Fiennes, a las órdenes de Anderson por primera vez (leí que Johnny Depp abandonó el proyecto, mal ojo ahí), da vida a un caballero de otra época, detallista, dispuesto a cualquier cosa con tal de guardar el honor de su hotel. Su actuación está llena de carisma y logra entenderse a la perfección con su compañero Tony Relovori, el que actúa como un  contrapunto perfecto. Hay pura química entre ambos, lo que recrea situaciones divertidas, reflexivas y otras más intrascendentes.

Visualmente el film es fantástico, la atmósfera es pura metáfora de principio a fin. Hay majestuosos decorados, acá no se descuida ningún detalle, pero ninguno, y por esto es que la película debiera pelear fuerte todas las categorías técnicas y ganar en varias, a no ser que salga otra Gravity en el camino (lo próximo de Chris Nolan podría ser competencia fuerte). El maquillaje es extraordinario también.

Lo visual también destaca por el uso de los colores, algo llamativo en Anderson. Esto da una sensación de felicidad que antes había moderado pues cuando satura el plano (algo que le encanta) se muestra más claramente su elogio a lo absurdo. En esta película se nota la supervisión de detalles, ahí hubo un trabajo minucioso.

Ya Wes Anderson nos había sorprendido con Rushmore, donde transformó un dramático guion en pura expresión emocional mezclada muy bien con la comedia, y luego nos presentó esa gran película que fue Monnrise Kingdom, donde el cine de autor se manifestó con claridad; ahora da un paso adelante porque Gran Hotel Budapest es más atrevida. Y uno de los pilares para este crecimiento es el toque de humor que ahora es parte viva y aporte fundamental del film por lo bien tratado e hilado al argumento principal. Hay personajes muy muy divertidos, como el de Willem Dafoe, Edward Norton y sobre todo Adrien Brody, quien nos muestra una faceta más desconocida de su calidad actoral pero que logra 100% de resultados.

Y el equipo detrás de cámaras, los colaboradores de siempre de Anderson, también logran puntuación máxima: la fotografía de Robert Yeoman es delicada y muy precisa; la banda sonora a cargo de Alexander Desplat es de gran calidad, aporte neto; y el diseño de Anne Atkins son parte clave para que el director lograra mostrarnos esta preciosa cinta, llena de condimentos distintos que se fusionan a la perfección.

El que se aventura recién con el cine de Anderson, puede comprender lo que significa un film de autor, y es una invitación para revisar todo lo que ha hecho para atrás. Dificilmente a alguien no le quede gustando la forma en que presenta los argumentos, la mezcla con un humor delicado y atingente y la forma brillante en que trabajó la dirección de actores. El que salió del cine a buscar en la web Rushmore, The Royal Tenembaums (maravillosa), Fantastic Mr Fox etc, podría concluir que Gran Hotel Budapest se acerca mucho a la perfección, al clímax de la obra de Anderson....esperando que vengan muchas obras maestras más de este cineasta, al que le hace falta un reconocimiento de nivel.

Bueno, ya partió ganando Berlin y creo que será el primero de muchos premios….lo único que lamento es que su estreno haya sido tan temprano, pero para mi es la primera candidata a los grandes festivales y al glamour de Hollywood de fin de año.


viernes, 2 de mayo de 2014

UNA PELICULA VIVA

Por algo ganó el Globo de Oro, el Bafta y el Oscar como Mejor Película Extranjera.

A través de la historia que cuenta el director Paolo Sorrentino, La Grande Bellezza nos grafica lo peor de la época actual pero contada a través de la belleza que siempre ha tenido el cine italiano. Muchos críticos la comparan con la Dolce Vita por su exquisita presencia fílmica, por el poderío de las locaciones, por el manejo virtuoso de la cámara. Y otros han dicho, sin tapujos, que fue la mejor película de todo 2013.

Acá no hay buenos ni malos, no hay antagonistas. Hay gente que se autoflagela, gente que vive de sus riquezas y sus fiestas apoteósicas, para ver que al final del día no tienen nada. El protagonista, Jep Gambardella, también está muy metido en ese mundillo; a pesar que sólo escribió una novela en toda su vida se da la gran vida en fiestas vacías, y donde es testigo de la sordidez de cada personaje que va conociendo.
Hay varios diálogos memorables en la cinta y que apoyan esta idea de que en una ciudad tan hermosa, llena de belleza (como Roma) hay gente horrible, vacía, decrépita. Como Romano, el gran amigo de Jep que sueña con escribir una obra de teatro y ser reconocido, como Ramona, la hija de un amigo y que toma el papel de una confidente de Jep, o la misma Iglesia, cuando los curas sólo se detienen a detallar las recetas de cocina que saben hacer en vez de hablar de pobreza, de esperanza.

La estética está maravillosa. Casi no hay grabación en interiores, todo es exterior, con un hermoso trabajo de fotografía, con luz y sombra magistral, y con un director que mueve constantemente la cámara, permitiendo ver elegancia y agilidad narrativa.

Los contrastes se dan entre los paisajes más hermosos que puede mostrar un film con los pocos valores que se aprecian en los personajes; es como decir “que valioso son estos paisajes pero yo soy rico, vivo en fiestas opulentas, soy reconocido…. ¿cuál de las dos cosas tiene más valor?”

Hacia el final, cuando aparece en escena Sor María, es cuando el guion deja caer, como balde de agua fría, todo su peso. Cómo a través de esta monja que “se casó con la pobreza”, que duerme en el suelo, que comía raíces de árboles en sus misiones en África, cada personaje se cuestiona si de verdad el dinero que han ganado, o la forma en que han vivido sus vidas ha valido la pena.

La Gran Belleza no es una comedia, es una invitación a la reflexión dentro de este juego de máscaras; y es una vuelta a ese cine italiano hermoso, en un viaje extravagante entre la pobreza de los personajes y la verdadera apreciación y búsqueda de la belleza.