“Sex Education”, Fleabag” y “After
Life” son lo más destacado del año y todas son británicas. A esta lista hay
que agregar a “The Virtues”, una historia desgarradora sobre cómo
los olvidados por la sociedad arrastran una cruz no escogida, y grafica el momento en que la única forma de sacudirla de la espalda es
volviendo atrás, para reconstruir un rompecabezas lleno de dolor.
Las series británicas gozan de
excelente momento creativo, es más, últimamente hay un montón de nombres que
son casi imprescindibles; pero no todas están en la categoría mainstream, hay
otras más de nicho, más complejas en su narrativa, pero que levantan la misma
polvareda por su gran calidad. Este es el caso de “The Virtues”, lo último de Shane
Meadows, realizador que batió todos los
récords con “This is England” hace dos décadas, esa maravillosa ficción sobre
los skinhead que lo acogieron en una etapa de su juventud. Porque Meadows
tuvo una vida difícil y ha utilizado las series para exorcizar su propia
historia, para recordarla, para sanar y perdonar. Y mucho de esto da forma a “The
Virtues”.
Protagonizada por un sobresaliente Stephen
Graham, el resultado es una de las mejores series de 2019. Graham se pone en la
dañada alma y piel de Joseph, quien fue separado de su hermana en la niñez,
enviado a un hogar de niños del cual escapó, y construyó su adultez intentando
olvidar. Pero cuando su ex esposa le comunica que se va con su hijo a otro
país, su vida se vuelve a derrumbar. El estilo visual del director es
absolutamente realista, con muchas escenas sin diálogos, pero evocadoras de los pensamientos sufridos del protagonista, recursos con los que
Meadows se mueve con facilidad. Joseph es un personaje habitual de su
filmografía, aquel integrante de una clase obrera desamparada por instancias de
la vida, pero también por inequidades provenientes del gobierno. Tras
no poder hacer nada para incidir en la decisión que ha tomado su ex, Joseph decide volver a su Irlanda natal
para encontrar las respuestas de un pasado que tiene completamente reprimido y
que, sospecha, es lo que lo tiene convertido en esta persona totalmente descompuesta.
Apoyados en la sugerente
música de la gran P.J.Harvey, que firmó una gran banda sonora, sentimos a los personajes y deambulamos con ellos
en busca de sus respuestas. Joe nos hace sufrir y empatizamos totalmente, porque
sabemos que el dolor ha sido muy gratuito. La serie, además, nos presenta el
parangón de las decisiones de Joe con las de Dinah, personaje muy importante y
que, a sus 20 años, pareciera repetir
los problemas del protagonista pero en otro segmento etareo. Su historia va en
paralelo y nos permite contrastar las diferentes actitudes frente a las jodas de la vida en dos etapas diferentes.
El triángulo lo completa Anna, la hermana de Joseph y quien lo acepta tras 20
años sin verse y, en pocos episodios, parecen atravesar toda la vida que los ha
separado.
“The Virtues” se vuelve sólida
mientras explora su premisa y utiliza elementos del thriller psicológico.
Finalmente, es la encarnación de una generación que ha sido objeto de la
desmemoria. La trama le ofrece, representada en Joe, la posibilidad de un
reseteo mental para intentar tener la paz interior que le ha sido negada.
Alejado de cualquier moralidad,
Meadows presenta su última serie como una denuncia clara de la situación de su
país pero sin usar el Brexit como excusa, sino más bien construyendo un drama
sobre un hombre que sólo quiere curar las heridas del estar vivo.