sábado, 10 de agosto de 2019

Years and Years: payasos peligrosos, terror tecnológico


Transhumanos, sexo con robots, portales protegidos por redes cuánticas, inhibidores de frecuencia megalómanos, vídeos falsos creados con digitalización falsa, scáners de aliento, sucedáneos alimenticios...este futuro nos plantea “Years and Years”. La alianza entre BBC y HBO presenta un producto aterrador.

¿Qué es lo que vemos hoy en las noticias? crisis de refugiados, fanatismo étnico, guerras con  enormes listas de muertos, tensiones políticas entre superpotencias. Si a ese panorama social/político desolador hay que sumarle la gentrificación de las grandes ciudades, la digitalización de los puestos de trabajo, crisis bancarias,  precarización del empleo. ¿Le suena familiar? Claro!, todo está ocurriendo en nuestras narices y no estamos haciendo absolutamente nada. La cachetada viene cuando esta serie te deja helado/a, al mostrarte que todo puede ser realidad a la vuelta de la esquina.

Con una larga carrera, que arrancó a finales de los ‘80 con la grandiosa “On the Waterfront”, Russell T. Davies supo granjearse una dilatada experiencia combinando dramas con ciencia-ficción. Esa misma impronta la explaya al máximo en “Years and Years”, miniserie que irrumpe imparable dejando una estela de asfixia en cada episodio. La historia parte a finales del mandato de Trump, cuando Estados Unidos lanza un misil nuclear a una isla china. La inestabilidad internacional florece, Reino Unido se alinea con su socio natural,  Europa enloquece, Ucrania vive un éxodo de población, Grecia aboga por su "grexit", la derecha extrema resurge mientras el estado del bienestar y la clase media son aniquilados. Más que una reflexión, lo que plantea esta propuesta es un desesperado “despierten!”, una llamada de emergencia sobre varias cosas a las que no estamos reaccionando. En este sentido, es tan pavorosa como “The Handmaid’s Tale”.


El eslabón político del guion es Vivienne Rook, llevada a la realidad por una magistral Emma Thompson; mujer políticamente incorrecta, populista, que asciende paulatinamente pese a que es minoría, pero consigue tener la llave para decidir la gobernabilidad utilizando el lado de la política del que hoy se abusa, aquel que le saca su lado “show”.  "Cuidado con los payasos", dice la abuela, la mujer más sabia y el cable a tierra de la familia Lyons, núcleo al cual golpean distintas realidades de esta distopía.

Pero no solo la política es pilar de la serie. “Years and Years” echa un vistazo a temas que llevan décadas en la palestra: cambio climático, la extinción de especies, la radiación, la tecnología y su lado peligroso; en este último punto es particularmente terrorífica, muy en la frontera de “Black Mirror”, casi igual de visionaria y estremecedora.
Con un ritmo endiablado y sin necesidad de otra temporada,”Years and Years” dio su golpe de timón esperando que abramos los ojos. Por alguna razón, HBO no quiso promocionarla, a pesar de que ya es una de las joyas de su catálogo.

Euphoria: Nihilismo salvaje


Con un enfoque sumamente original, HBO sumó otro punto a un año excepcional al sumirse en la polémica del consumo de drogas, desnudos, sexo explícito, maltrato y abuso al cual se ve sometida la adolescencia actual. Con un trabajo de fotografía inmenso, una gran narrativa y geniales interpretaciones, “Euphoria” ha sido una apuesta muy cruda para los adultos, porque lejos de mostrar estereotipos nos muestra a los adolescentes del mundo de hoy, cuyas vidas están siendo dibujadas con el pesado lápiz de la autodestrucción.

Después de “13 Reasons Why”, ha existido cautela a la hora de abordar la vida adolescente de este siglo, sector etareo que brutalmente ha subido su nivel de trauma debido, principalmente, a infancias tóxicas que los han lanzado a esta etapa de la vida con suma vulnerabilidad. A pesar de todo esto, “Euphoria” desarrolló su historia con un tono que fue más allá, en todo.
Creada por Sam Levinson, cuenta la historia de Rue (Zendaya), una adolescente que sale de rehabilitación tras sufrir de constante ansiedad, de ver solo vacío frente a la vida y cuya única forma de sentirse viva es a través de las drogas. La mirada del director está guiada por el  exceso, cada decisión es extrema y el guion logra transmitirle al espectador que eso es preocupante; ese lanzarse a los brazos del hedonismo, de la autocomplacencia, del placer inmediato. 


A lo largo de sus ocho episodios, Rue, Jules, Nate, Maddy, Kat, Chris y Cassie, dibujan una realidad bastante aterradora para los adultos, cargada de un  nihilismo absoluto en la exploración de la sexualidad, marcada por la pornografía y la violencia. Con claridad en los contenidos y en la forma en que se querían mostrar, el repaso que la serie hace de sus personajes no tiene desperdicio, tanto del punto de vista narrativo, como aquel que refiere a la fotografía; los conflictos que aborda Levinson están definidos por una "glamourización del sufrimiento" al ponderar la exhibición de esas miserias con una absoluta belleza en color: los llantos iban al compás de purpurina o neones, la hermosura de los personajes iba a la par de su fragilidad total, todo enmarcado en una paleta de tonos morados que solo te permitían sintonizar, empatizar. Otro de los puntos altos del guion es el humor negro que se desprende de los diálogos pues a cada historia grave se colaba un respiro para introducir un chiste, lo cual cimenta una serie equilibrada en varios frentes.


Todo lo anterior es obra de un gran  equipo creativo guiado por el director y guionista Sam Levinson, junto a la banda sonora de Labrinth (Timothy Lee McKenzie) y el increíble trabajo de fotografía de Marcelll Rév, Drew Daniels, Adam Newport-Berra y André Chemetoff, que consiguen crear un aspecto visual realmente único y renovador para el tratamiento de la serie adolescente. Ah!,  lo otro grandioso de esta propuesta es cómo expone la forma  que hoy los jóvenes tienen de ayudarse; aquí, las chicas guapas se llevan bien con las no tan guapas, las flacas comparten secretos con las no  tan flacas y las minorías van ganando autoestima y respeto. Es decir, “Euphoria” refleja que los arquetipos tradicionalmente desclasados, hoy son incluidos dentro de los grupos de ayuda de cada joven, volviéndose verdaderas hermandades y normalizando aquello de que  todas y todos somos iguales, que todas y todos valemos.
“Euphoria” es una advertencia para la critica que engalana con brillos y neones el infierno de la adolescencia. La serie quiso ser explícita para que hagamos algo por nuestras infancias, por la familia, por el amor. Y que lo hagamos ahora ya, por la juventud del mañana.