La nueva película del director Jonathan Glazer reafirma la oscuridad de su propuesta con esta película sobre el holocausto, la que propone una reflexión distinta a las conocidas y que se basa en el juego con el lenguaje cinematográfico. El film termina siendo un abrumador retrato de la banalidad del mal, con el cual el espectador es sacudido hasta el extremo.
Lo que Glazer presenta
es la vida cotidiana del nazi. Esta es una mirada poco explorada en los 70 años
en que se llevan haciendo películas sobre este punto negro en la historia
universal. También entran en el relato la esposa del comandante, los hijos y la
convivencia en una idílica casa colindante al campo de concentración de Auschwitz.
Un muro gris separa esta apacible vida del salvajismo extremo.
'La Zona de Interés' propone al público un
ejercicio cuyo objetivo es removerlo de la pasividad, porque el asombro aumenta
cuadro a cuadro, cuando el cineasta pervierte los registros para sugerir una
actividad constante, como en las películas de corte experimental: como la verdadera
historia de la película no está completamente visible, se nos obliga a mantener
total atención. En ese contexto, la puesta en escena, la foto y, principalmente
en este caso, el diseño de sonido, son los tres pilares que sostienen la
película y que la elevan como una de las más potentes del año.
Hay que considerar que la tragedia no se ve, entonces, el trabajo de configuración para cada plano es sorprendente. Imaginar, abrir la mente, dibujar el horror gracias a los sonidos que se escuchan a lo lejos, pero con la suficiente fuerza para ser omnipresentes. Glazer logra que el poder de la imaginación se desborde con una composición milimétrica del fuera del campo visual y serán los sonidos los que sobrecogerán, transformado la experiencia, para muchos, en una película de terror; esto se subraya cuando se utiliza el negativo, porque a estas alturas del film el espectador ha abandonado la comodidad, ha imaginado y configurado en su mente la tragedia, alimentada de la experiencia de haber leído y visto tanto sobre el holocausto; sin embargo, los últimos 5 minutos de película son una brutal declaración de intenciones del director, donde hace un llamado a no suponer el final, sino que lo recrea saliéndose del tono y asumiendo el realismo que ha evitado durante todo el visionado.
'La Zona de Interés' ha aumentado significativamente
su importancia y es una de las películas que más cometarios genera, porque
estamos en tiempos de guerra, vivimos una realidad alienante que nos obliga a
pensar que el film de Jonathan Glazer es sobre el hoy, el ahora, y otorga varias
lecturas sobre los conflictos que están ocurriendo, a través de estos
protagonistas del holocausto. Dolorosa, sobre un tiempo lejano, pero, a su vez,
profundamente actual. Glazer entrega su película más impresionante.