jueves, 2 de julio de 2020

Dark, temporada final: el nudo entre Shakespeare y Einstein

Con un guión complejo, Netflix corrió el riesgo con la serie alemana que descolló por presentar un puzzle perfectamente hilvanado y contado en pocos episodios. Algunos piensan que escoger ser tan enreadado es, a la vez, ser poco original, pero hay que reconocer que toda la historia estuvo bien llevada gracias a un equipo de  guionistas que se la jugó por mezclar elementos de la física con la filosofía, junto a un casting escogido al dedillo; todo esto, logró una coherencia tan notable para un final que aclara que el sacrificio por los otros siempre será la solución al acertijo de la vida.

Aquellos días en  que Mikkel y Michael eran la misma persona, parecen lejanos. Esos días eran fáciles en la historia de "Dark", producción alemana que le sacó lustre a aquella máxima que dice que los germanos no dan puntada sin hilo y desarrollan todo el plan  antes de tirarse al abordaje. En sólo 26 episodios, "Dark" exploró el drama de cuatro familias (y uno que otro habitante de Winden) a través de 4 épocas diferentes y, en sus últimos episodios, incluso en mundos paralelos. Este tramo de la propuesta creada por Baran Bo Odar y Jantje Friese funcionó como satisfactorio punto final.

La clave para entender esta propuesta está en la física. Así es, en la disciplina de Einstein y en el experimento del gato de Schrödinger, el cual se explica al inicio del penúltimo episodio y que grafica cómo nuestra mente crea dos realidades al recrear a dos gatos dentro de dos cajas: en una, el gato está vivo, y en la otra está muerto. Todo esto a un nivel de microcosmos. En "Dark", el profesor Tannhaus se hace la pregunta pero a nivel de un macrocosmos, de épocas, de mundos. Para muchos esto es pura ambición del guión, algo que ha arruinado a otras series, pero la verdad es que incluir elementos de la física para explicar por qué decidimos creer tal o cuales cosas, y de la filosofía, para comprender por qué hacemos algunos sacrificios, dibuja esta jugada como simplemente hermosa.

En "Dark" somos, literalmente, los espectadores del "experimento" del gato al ver las dos realidades que están sucediendo, al mismo tiempo, en un cosmos mayor. Lo que ocasiona estas dos realidades en loop eterno, es la creación de la máquina del tiempo de Tannhaus, lo que provoca los viajes al pasado y futuro y que las relaciones parentales se distorsionen. Así, Charlotte y Elisabeth son madre e hija y viceversa, según la época, o también hace que se produzcan varios asesinatos de padre/madre a hijos, según la época. Pero en esta temporada final, el guión agregó el giro del "mundo paralelo" al que siempre nos mostró la serie, en donde Martha es la protagonista y aprenderá  que su vida depende de que todo el pasado se reproduzca tal cual ha sido. Es ahí donde estaba el error de la matrix, y nadie se había percatado que al no descubrir el origen de estas dos realidades, no se podía cortar este loop infinito; la que lo descubre es Claudia, quien había aportado por siglos a que todo siguiera igual pensando en que su hija dejaría de sufrir el cáncer en alguno de los dos mundos. Claudia Tiendemann siempre se  mostró como un personaje manipulador, pero desear la salud y felicidad de su hija la hizo inferir  la existencia del mundo original, ese donde ocurrió el acontecimiento de origen que desencadenó la creación de la máquina del tiempo y las 2 probabilidades del gato de Schrödinger.
The end is the beggining.


Menos es más. Ese fue un punto fuerte de esta propuesta que, al tener sólo ocho episodios para el final, divagó menos, aunque siguió presentándonos nuevos misterios. No era solo ir a observar la resolución del puzzle, sino que además, pasaban más cosas. En el final, Shakespeare dibujó el sacrificio del amor entre Jonas y Martha como algo imposible, y que a pesar de "no poder existir", sería eterno. La escena bajo la lluvia, las manos y la satisfacción de haber deshecho el nudo, pareció un momento escrito por el romántico autor inglés; por otro lado, está la conclusión de que la trama de la serie no era solamente la huida de un destino ya escrito (representado en la serie por las versiones adultas),sino que el  dolor de la pérdida de nuestros seres queridos nos mueve a estar dispuestos a todo con tal de la mínima posibilidad de evitarlo.

Junto con esta sorpresa final del guión, la serie se destacó por su elevado nivel de diseño de producción, maquillaje y casting soberbio, junto con  una banda sonora que acompaña a la perfección lo que vemos en pantalla. Otro detalle bien cuidado para señalar la diferencia entre los mundos, fue que las cicatrices cambiaban de lado cuando un personaje viajaba al otro mundo, o que las localizaciones y fechas del otro mundo estuvieran escritas a la inversa. También sirvieron los pelos teñidos, un Mikkel más grande y las canciones para que la producción sostuviera este castillo de naipes.


La música de la season 3 es imprescindible para crear atmósfera. En el soundtrack, regresa el australiano Ben Frost, cargado de partituras misteriosas y oscuras. Resaltan los violines de "Alles Ist Miteinander Verbunden" ("Todo está conectado"), más una selección de éxitos contundentes de los ‘80, los que van desde Cher, a Dead or Alive y a Survivor. También está el nuevo milenio, donde incluye a los ingleses Bloc Party, el nominado al Grammy, Hozier, y hasta  material recién salido del horno, con la cantante danesa Agnes Obel y sus nostálgicas melodías. El score de Ben Frost nos recuerda el trabajo de la ganadora del Óscar Hildur Guðnadóttir ("Joker" y "Chernobyl") por esa nostalgia con la que aceita el tono oscuro de la serie. Especialmente hermoso es el tema de Jonas y Martha ("Ich Dachte, Ich Haette Mehr Zeit", ó "Pensé que tenía más tiempo".

La selección musical de "Dark" ha sido impecable desde el primer tráiler, desde el primer minuto, donde los acordes de Apparat nos encrispan los pelos con "Goodbye". 


Mucho más profunda que "Stranger Things", con varias referencias a "Donnie Darko", "Volver al Futuro", y  cercana al tono de "Twin Peaks", en el final de "Dark" es la redención y especialmente el sacrificio por un bien mayor, lo que desenreda la historia. Este sentimiento genuinamente humano fue transmitido casi al final, y permitió que los protagonistas  ganaran en el universo seriéfilo esa empatía con el amor que jamás existiría, pero que igual los hizo "el uno para el otro". Los principales portales de calificación de series ya la tienen por las nubes, como la mejor producción original del catálogo de Netflix. No es exagerado ni producto del hype, es resultado de un guión novedoso y que estaba armado desde 2017, con cada pieza incorporada en un momento determinado, para ser contado en poco tiempo, y para culminarla en el momento top.

Distintos tiempos, distintos mundos. Y en esa aparente confusión de épocas, "Dark" transmitió el mensaje de que es necesario dejar a un lado nuestros propios intereses en aras de un bien mayor. Dos mundos. Luz y oscuridad. Shakespeare y Einstein y, en el centro de todo, una trágica historia de amor de dimensiones épicas. Para muchos, el cierre ha sido conflictivo, pero realmente es redondo para la propuesta. Porque lo que queda claro aquí, es que lo que sabemos es una gota y lo que ignoramos, un gigantesco océano.