sábado, 27 de marzo de 2021

Promising Young Woman: heroína para este tiempo

La ópera prima de Emeral Fennel, nos presenta, de la mano de la productora Lucky Champ Entertainment (encabezada por Margot Robbie), una película que respira feminismo. Es la historia de la heroína para estos tiempos, la cual no dispara balas, sino que aplica justicia como aquellos castigos bíblicos y estás furioso y feliz de impartir justicia.

 

Cuando hablamos de películas de venganza, inmediatamente pensamos en clásicos como Charles Bronson en "Death Wish", en Uma Thurman y sus peleas a muerte con Los 88 Locos, o en Liam Neeson quemando media Europa, en "Taken". Todas son divertidas y responden a la fantasía vengativa que se escuda en el hacer pagar a golpes, patadas y disparos.

Siguiendo la misma premisa pero cambiando las formas, llega "Promising Young Woman", una de esas películas que se te mete en la piel y que va dejando un largo sabor agridulce, a medida que llegamos al final. En la mitología griega “Casandra” era una sacerdotisa maldita, cuyo sino era predecir cosas que  nadie le creería. Carey Mulligan es Casandra en "Promising Young Woman", una joven que pasó de ser la mejor estudiante de la escuela de Medicina ,a ser la chica que atiende un café. Ese ya es un aliciente para querer descubrir qué fue lo que ocurrió, y en ese camino, la película nos presenta su estilo de vida como resultado de un plan, un plan que busca aplicar esa justicia sin disparos. Casandra asiste a distintos bares donde bebe hasta más no poder, esperando que aparezca un pez que muerda su anzuelo; la sorpresa es que cuando el joven de turno desea propasarse, ella se revela completamente sobria y dispuesta a  enfrentar al depredador desde el prisma de desnudar sus debilidades, derrumbar su escudo de macho creado a cuenta de las cofradías masculinas y la falta de empatía con las víctimas. Los hombres confrontados no saben cómo reaccionar ante una Cassie empoderada. 

Carey Mulligan da el mejor trabajo de su carrera, porque  Casandra es astuta,  cínica y acida; un personaje simplemente fascinante, que crece y crece hasta el punto de inflexión: el  reencuentro con un amigo de la universidad que reaviva los recuerdos de lo que le pasó a su gran amiga. Ahí  empieza su  espiral de búsqueda de venganza y nuestro ícono feminista se empieza a enfrentarse a ella misma, a sus vulnerabilidades y al plan que construye, todo lo cual solo predestina un tenebroso desenlace.

Desarrollada entre filosos diálogos y constantes giros, "Promising Young Woman" es como un postre repleto de dulce, pero cuyo interior es un agrio limón; tan inquietante como la mirada de Cassie disimulando la intensa rabia que siente. Vive en mundo donde la victima siempre tiene la culpa y los victimarios se salen con la suya bastante seguido. Dirigida por Emerald Fennell, la película está inspirada en las expresiones del juez Aaron Persky sobre el  violador Brock Turner, al sentenciarlo solamente a 6 meses de cárcel porque era “un joven con futuro prometedor”. Otros cineastas podrían haber tomado la ruta más visceral, realizando la historia obvia de la venganza, pero Fennell convierte la película en algo mucho más profundo, sin dejar de ofrecer un marco muy entretenido en el que colocar esa complejidad. De alguna manera, utiliza la  estructura de película de cómic, con una heroína viviendo su vida normal durante el día y entrando en modo vengador por la noche. Fennel propone un mundo crudo y actual, donde las mujeres suelen ser víctimas de ataques por partes de hombres con estándar de buenas personas, pero también de mujeres “buenas y exitosas”, que no toman como real el testimonio de otras, dejando como pregunta latente ¿Hasta qué punto eres una buena persona?. 

Otro detalle bien logrado son los personajes secundarios. Bo Burnham (conocido comediante) bajo cualquier circunstancia parecería el hombre perfecto…es el “chico bueno”. Lo mismo ocurre con los hombres culpables de la violación de Nina, entre ellos, Max Greenfield (Schmidt en “New Girl”) y Chris Lowell; ambos actores de comedia podrían ser el símbolo del hombre virtuoso y la directora sabe que el espectador hará esta asociación, proponiendo además un juego de contrastes de que lo que parece, muchas veces no lo es. 

El film propone una disección interesante sobre el trauma, donde la música también es utilizada en ese contexto. Constantemente escuchamos a íconos pop que sufrieron abusos, como “Stars are blind” de Paris Hilton y un perfecto remix de “Toxic”, de Britney Spears; esto crea la atmósfera en la que Cassie se desarrolla. Y desde el otro lado, el personaje de Alison Brie (otra excelente comediante) deslumbra en esa postura de la mujer que triunfó en la vida y que es capaz de culpar a la víctima, mientras que Connie Britton hace la misma alusión cuando Cassie le recuerda que  no investigó los hechos denunciados con profundidad. Los personajes secundarios están muy bien perfilados y maximizan el mundo sombrío de Cassie. Y el apartado del diseño también pone lo suyo con mucho tino. Michael Perry, Liz Kloczkowski y Rae Deslich, encargados del diseño de arte, le otorgan al film un brillo como recubierto de caramelo, gracias a una  decoración  basada en una paleta azul, mejorada con una barra de rojo como presagio. Y los diseños de vestuario de Nancy Steiner van más allá, cubriendo a los hombres con relajantes tonos azules, disfrazando sus motivos ocultos, y Cassie siempre en negro, blanco y rojos.

                                     

"Promising Young Woman" es una comedia negra en el sentido más liberal de la frase. Si tuviera que mencionar un punto no tan logrado, sería el final, la conclusión del caso, el cual se  siente algo fuera de tono con el resto del film, aunque tampoco daña la experiencia. Bajo su emocionante disfraz de vengadora, Cassie  esconde  un drama profundo sobre la lucha por curarse después de un evento devastador y sobre cómo la vida y la justicia se plantean injustas para las víctimas. "Promising Young Woman" es un inmenso debut de su escritora y directora y presenta a su protagonista en la mejor forma de su carrera, regalándonos una heroína para tiempos de feminismo.

domingo, 21 de marzo de 2021

Sound of Metal: trabajar la aceptación

En su debut en la ficción, Darius Marder le da privilegio a jugar con  la rica paleta audiovisual que le proporciona el cine. Quitando el piloto automático expresivo, que inunda cierto sector del cine indie norteamericano, su propuesta se enmarca como una crónica notablemente sensorial.

 

La primera imagen de la película es un concierto metal. Tonos altos, desenfreno, y tras la eufórica cantante, un vehemente baterista se ensaña con su instrumento, sacándole un sonido brutal. Esa escena dura 3 minutos y no tiene diálogos. Eso le basta a  Darius Marder para plasmar la intensa forma en la que estos dos jóvenes sienten la música y le dan un rol esencial en sus vidas,  una comunión  intensa con el volumen y el ruido. Pero pronto empezará el silencio.

A partir de ahí, el protagonista de "Sound of Metal" deberá escoger entre luchar por recuperar la vida que tenía o hallar un camino nuevo, porque para recobrar la audición solo existe una costosa operación de implante coclear que tampoco asegura un resultado totalmente positivo. Ante esa disyuntiva, la vida de Ruben se viene abajo y, de alguna manera, entra en un proceso de duelo con su pasión por la música y con la vida como la conocía.

Contar esta historia de limitaciones y superación, sin delegar peso dramático, es uno de los puntos altos del film y de su director, quien deja que sea el sonido (o la ausencia de éste) el que narre el tsunami interno que vive  Ruben (Riz Ahmed). El  privar al espectador de uno de los sentidos, es el puente que tiende el director para que entendamos el martirio del protagonista. Allí, la decisión de priorizar el diseño sonoro en la película y hacerlo funcional a drama, es fundamental.


"Sound of Metal" desarrolla su argumento principal mostrando el aprendizaje de nuevos hábitos y descubriendo una nueva capacidad de  comunicación, lo que evidencia que Ruben está tejiendo un nuevo futuro y somos testigos de sus  dudas,  su desesperación y temor. Y para lograr  transmitir esa sensación  de genuina pérdida,  resulta esencial la elección del actor. Darius Marder se apoya totalmente en Riz Ahmed, quien encaja perfecto en el personaje recuperando el registro dramático que le habíamos visto  en la fantástica "The Night Of"  y en "Los hermanos Sisters". El actor británico ofrece  una sensible interpretación, siempre mesurada a la hora de plasmar situaciones  extremas, lo cual es difícil cuando se cuentan situaciones límites, porque es complejo saber dónde apretar el freno para no caer en una sobre actuación. "Sound of Metal" se mueve bien dentro de ese marco y se agradece, porque la apuesta de hablar a través de los códigos del drama no se le escaparon nunca al director.

Ruben, tras un primer arrebato  fruto de la desesperación por  su situación, deberá abandonar su vida de músico y poner en vilo su relación con su compañera de banda y novia, representada de manera muy correcta por Olivia Cooke, a quien descubrimos el 2015 en la buenísima “Yo, él y Raquel”. El único aspecto que no nos acaba de encajar, es que cuando entra el juego con lo sonoro, desaparece lo musical y queda casi como una nota al pie. Finalmente, "Sound of Metal" es la historia de un joven que pierde la audición y no tanto la de un baterista que debe renunciar a su pasión y  estilo de vida. Eso sucede porque el guion priorizó los conflictos internos del personaje, más que los alcances  que se podrían derivar de su pertenencia a una banda que no puede tener en sus filas a un músico sordo. El drama personal queda por sobre el rol que la música podría haber jugado enfrentándose a esta limitación. Esto no es completamente malo, porque la película funciona, sin embargo, cuando vimos el nombre del film imaginamos que el conflicto con la música, con su desarrollo y creación podría haber sido el hilo conductor, pero solo le pasa por el lado y rápidamente el guion sigue otro camino.

"Sound of Metal" se basa en el juego inteligente de sonido y  silencios. Por ejemplo, en un plano general escuchamos todo lo que está sucediendo, pero cuando la cámara se centra en el protagonista escuchamos el silencio con él que está conviviendo. Esta combinación sale ganadora y  permite entender mejor todo el cúmulo de sensaciones que afectan a Ruben  día a día,  afrontando la discapacidad sin caer en tremendismos ni buscar el sentimentalismo efímero. Es un drama consistente y emocionante sobre la aceptación de uno mismo según  Darius Marder, cuya interpretación de ese difícil parámetro hace de este film un relato completamente recomendable.

martes, 16 de marzo de 2021

The Mauritanian: en nombre de la justicia

La trama de la última película protagonizada por Jodie Foster, relata una de las mayores atrocidades en la historia reciente de Estados Unidos. Guantánamo, la paranoia del terrorismo y en medio, hombres que son acusados sin pruebas y que se topan con un sistema organizado que necesita buscar culpables a cualquier precio.

La perpetua existencia de la base de Guantánamo es una ignominia. Fue en este infierno donde Mohamedou Ould Salahi pasó 14 años de su vida, incluso después de que sus abogados ganaran un caso contra el gobierno de Barack Obama. La historia de este mauritano es una de esas que debería avergonzar a los estadounidenses que todavía ramifican la locura antiislámica después del 11 de septiembre de 2001. Y “The Mauritanian” sigue esta historia real sobre un relato que se disfraza de inspirador, pero que en el fondo busca ocultar el sistema instalado hace décadas en la justicia no solo estadounidense, sino que de muchas naciones.

Producida por Benedict Cumberbatch y dirigida por Kevin Macdonald (“El último rey de Escocia”), “The Mauritanian” es un alegato sobre la importancia del Estado de Derecho, y un ejemplo contra todo tipo de extremismo; pero también es una película edificante sobre Mohamedou, un hombre lleno de humanidad que encuentra aliadas en la abogada defensora Nancy Hollander (Jodie Foster) y su socia Teri Duncan (Shailene Woodley). A través de la controvertida defensa de ambas, y las evidencias descubiertas por el fiscal militar Stuart Couch (Benedict Cumberbatch), se revelará una conspiración inesperada y que tendrá un gran alcance mediático.

Contar estas historias es difícil pero necesario, porque ayudan a alertar y comprender como los gobiernos no respetan la ley ni los acuerdos internacionales sobre DDHH. Desafortunadamente, confiar en Hollywood para detallar narrativas políticas es una apuesta en la cual la audiencia siempre saldrá perdiendo. El director Macdonald y sus guionistas decidieron dividir la narrativa desde la perspectiva de tres protagonistas, centrándose en el caso judicial y ético, mientras diluían el potencial dramático de su película. Esta es una cinta sobre Mohamedou, pero también sobre la abogada Nancy Hollander y el fiscal federal, sin embargo, el equivocado enfoque hace que la cronología del relato sea una de las víctimas de la película. Y si bien existe una mirada crítica al régimen estadounidense y la admisión de este sistema inmoral, los énfasis no son los correctos, pues se le da mucho tiempo a la historia del fiscal y su entorno, mientras muy poco sabemos de la abogada y su pasado en la lucha por el debido proceso; y todo empeora cuando se advierte una disparidad en la calidad textual, porque las escenas dentro de Guantánamo tienen cierta elegancia dramática y complejidad psicológica, todo lo que sucede fuera se tiñe de un ambiente como de esperanza, que no se condice con el horror que vive este hombre y 700 personas más, que están privadas de libertad, sin pruebas, por años.

Toda esta confusión de guion y sincronía, es salvada por los actores. La estrella de la película es Tahar Rahim; incluso cuando las escenas que protagoniza son de sufrimiento gratuito, él es un ancla emocional y tiene puro sentimiento en su actuación, porque tiene la cualidad de sacar a la superficie el conflicto interno. Recomiendo buscar las numerosas películas francesas protagonizadas por esta estrella europea. Pero nosotros llegamos a “THe Mauritanian” por Jodie Foster , la que destaca por una actuación llena de confianza, con su actitud lista para atacar, y cuyas escenas junto a Rahim y Cumberbatch descollan excelencia y carisma. Foster aporta su intensidad habitual a la abogada Hollander y su rostro es un barómetro a seguir, una guía a través de las vicisitudes judiciales de esta historia real. Shailene Woodley comparte muchas escenas con Foster y aporta la mirada de muchos norteamericanos que piensan que estas personas sí son culpables, solo porque firmaron una declaración (obtenida bajo tortura la gran mayoría de las veces). En todas estas relaciones hay momentos de calma, de gritos, de rabia, de miseria, mientras el tiempo pasa inexorable para Rahim, quien cada vez emerge más carismático, obligándote a empatizar con el personaje de Mohamedou.

Con el pretexto de luchar contra el terrorismo, Estados Unidos ha violado el derecho internacional y ha cometido innumerables crímenes. Por eso “The Mauritanian” es una película necesaria, porque muchos gobiernos violan constantemente los acuerdos que han firmado y cometen horrores que deben ser develados. Si bien el elenco es de lujo, el guion es confuso y no muy fuerte, dejando el ancla emotiva solo como una buena intención y con poca calidad narrativa. Relaciones teñidas por el dolor y la desesperación de aquel a quien le han robado la libertad. La necesidad de verlo y reconocerlo es lo más rescatable de este film.


lunes, 8 de marzo de 2021

WandaVision: ensayo de fórmulas

 Los productos Marvel siempre han ido  a lo seguro, no corren riesgos. Por eso, la propuesta de “WandaVision” es, a lo menos, llamativa. Recurriendo al novedoso elemento de enganchar con capítulos semanales anclados en series de comedia del pasado, se hace esperar para develar su verdadero tono y, lo más importante, mostrar la estrategia Disney para la gran cantidad de productos que vienen, relativos al MCU.

 

Con la temporada completa, una concluye que “Wandavision”  no ha sido tan extraordinariamente distinta al resto del MCU, tal  como prometían sus capítulos iniciales. Pero aún así, plantea un interesante entramado de conexiones entre cine y televisión que atrae a un público intermedio y a los enamorados de la nostalgia. Pero todos sabíamos que el  mundo ficticio de estos homenajes a sitcoms no podía ser lo medular, por muy en serio que se lo hayan tomado en la exquisita producción y ambientación, y el desarrollo perfecto de ese tono cómico por parte de los protagonistas (Paul Bettany está increíble en ese tono humorístico).

Cada capítulo era una década y una comedia representativa de la misma, con los atuendos y lenguajes de esos momentos pasados, pero siempre la pregunta era  por qué la serie recurría a las comedias de situación; la respuesta, es que ese  lazo especial que Wanda Maximoff comparte con “Dick Van Dyke Show”, “Malcom in the Middle” o “I Love Lucy”, es el espacio de seguridad emocional que éstos brindaban. Esta elección de referentes es de una lógica aplastante si consideramos la naturaleza de la Bruja Escarlata, sobre todo, y de Visión. Pero estaba  claro que aquellos homenajes eran circunstanciales y que la   aparición de Agatha Harkness (obvia si se sabían leer las pistas),  llena de humor, era el nexo con este  trasfondo de genuina “brujería” del personaje de Wanda. 

A   mitad de la temporada, el fan de Marvel respiró tranquilo porque aparecieron las agencias gubernamentales alimentando la trama conspiranoica y de  control de super héroes. A partir de ese momento, y pese a destellos de excentricidad gracias a Agatha Harkness y esos recuerdos a series emblemáticas, la Bruja Escarlata y Visión vuelven a encajar con el MCU, instalando la pregunta de qué  futuro plantea “WandaVision” para este universo, considerando que aquí toda producción afecta a la que viene. Al parecer, la respuesta está en las series, porque a pesar de ese inicio gracioso, la producción se las arregló para mantener la identidad Marvel: buenos efectos, humor, guiños, estupendo reparto, personajes atractivos, los que dejan caer su manto emocional en los episodios finales. De hecho, el episodio 8 no tuvo acción pero  resplandeció gracias a esas dimensiones emocionales, con un arco narrativo que comenzó su construcción hace mucho tiempo, en “Avengers: Era de Ultron” (2015). Una vez más somos testigos del modus operandi de Marvel para desarrollar personajes al largo plazo, algo que puede desagradar a los puristas del guion, pero que resulta loable en cuestiones de planeación a futuro de cualquier franquicia.

Hoy,  lo único que le importa a Disney es no perder el impulso, encadenar un producto con otro. En pocos días tendremos el estreno de “Falcon y el Soldado de Invierno”, que promete un tono más “Avengers” y con menos  espacio para excentricidades. Pero sin duda, que este “ensayo de fórmula” que significó “WandaVision” deja la lección de que se puede  probar distintos tonos, ensayar posibilidades para  cimentar los arcos narrativos de personajes de manera novedosa, en el presente y en el futuro y en las próximas fases del universo , lo cual es fundamental en la receta Disney para perpetuarse en el entretenimiento y en la competencia de los streaming.