martes, 22 de marzo de 2022

El Poder del Perro: la represión del western

Jane Campion suele enfocarse en mujeres, pero esta vez, la psicología del hombre se toma su exitosa propuesta.‘El Poder del Perro’ es un filme que, a pesar de ser silencioso, siempre está nadando en tensión, a punto de reventar, porque habla de la represión y la masculinidad tóxica. 

Phil, George y un grupo de vaqueros visitan el restaurante de Rose (Kirsten Dunst). Las mesas están adornadas por flores de papel creadas por su hijo Peter (Kodi Smit-McPhee), un joven sensible que resalta por su delicadeza y delgadez, lo cual lo vuelve una presa perfecta para Phil, quien quema una de las flores y arremete psicológicamente contra él, formándose un arco dramático que, pensamos, nos llevaría en una dirección más o menos conocida, pero siempre hay sorpresas en films como este.

‘El Poder del Perro’ es la nueva película de Jane Campion y está inscrita en el realismo psicológico. Adapta la novela de Thomas Savage que sigue a Phil Burbank (Benedict Cumberbatch), un vaquero despiadado y del tipo macho alfa. Es 1925 y el mundo moderno empieza a asomarse, incluso en aquella casa de los hermanos Burbank, donde la masculinidad de Phil se ve amenazada ante la llegada de la esposa de su hermano, una amenaza tan grande que deberá ser erradicada sin contemplación; ante la invasión de la nueva esposa,  Phil va a retraerse a un estado de niñez adulta, donde solo un propósito guiará sus acciones: deshacerse de Rose y de su hijo Peter (Kodi Smit-McPhee), volviendo el mundo que habitan un caos intolerable. La película los seguirá e irá estructurando la narrativa como un  un intercambio de agravios, del que no hay más salida que la derrota de una de las partes.

La primera mitad de ‘El Poder del Perro’ se concentra en la desagradable personalidad del protagonista, sin embargo, Campion recompensa eso con una segunda mitad impredecible, en donde el minimalismo cobra sentido. Aquí, la película toma una dirección inesperada, al tiempo que la tensión y sensualidad aumentan, pasando de un thriller sobre un hombre aterrorizando a una mujer, a un estudio psicológico de la represión emocional y sexual masculina.


Benedict Cumberbatch  es espeluznante en su rol, pues cada vez que levanta su cabeza o se escucha su silbido, es señal de peligro. La soberbia música propuesta por Jonny Greenwood refuerza esa siniestra idea. Y luego, Campion hace algo mucho más efectivo: las trayectorias de Phil y Peter se empiezan a conectar y allí es cuando la película levanta el vuelo. De repente, comprendemos que ambos son unos inadaptados con grandes similitudes; por ejemplo, la escena con el conejo deja ver que el muchacho también tiene un lado cruel. Y la ubicación del rancho, entre montañas y hombres trabajando, cobra fuerza en la historia, mientras que los planos generales de un Phil aislado se hacen más significativos, porque lo que inició como un tormento psicológico provocado por el machismo, se fue transformando en erotismo.

Cumberbatch entrega una actuación sólida, que adquiere mayor fuerza cuando es vulnerable. Kodi Smit-McPhee se lleva muchos aplausos y la química entre ambos hace crecer el film. Por momentos, el personaje de Rose y George desaparecen, pero Campion siempre encuentra una manera de regresarlos al cuadro, mientras nos regala, durante toda la cinta, minimalismo puro y duro: la sangre, el sudor, el reflejo de la luz sobre la piel, los detalles de la montura, la suavidad de las manos…todo brilla con la misma intensidad, al tiempo que los planos generales nos regalan majestuosidad silente y cómplice de lo que el guion desarrolla.

Jane Campion vuelve a poner sobre la mesa personajes tan humanos que nos sentimos afligidos cuando los conocemos y no sabemos qué pensar de ellos. Son personajes que incomodan, porque eso transmiten, ni siquiera ellos están cómodos con ellos mismos. Eso inunda la pantalla mientras los sentidos se deleitan con un apartado técnico impecable. Su acertado elenco, los bellos paisajes, la fuerza de la historia, y fundamentalmente, la conjugación de todos estos elementos bajo una dirección notable, hacen que ‘El Poder del perro’ sea capaz de transportarnos a un mundo de hace 100 años ,y con eso, sigamos reafirmando que el western es un mar de secretos, la mayoría repletos de represión y urgencia de liberación.

CODA: el sonido, la felicidad y la vida

 Al igual que ‘Little Miss Sunshine’ o ‘Billy Eliot’, estamos ante una propuesta donde la familia será el problema y, a la vez, la solución. La adolescente con posibilidades de progresar en la vida, necesitará de los suyos para lograrlo, entretejiendo un relato de superación como tantos otros, que toca la fibra sensible para lograr la emoción.

 

Esta película es un remake del film francés 'La familia Bélier' que adapta ideas y mantiene el nivel de genialidad de la original. Es la historia de una familia sordomuda cuya hija menor es la única oyente y guía del resto. Sin embargo, en esta versión del director y guionista Sian Heder, la historia es ambientada en Massachusetts con la familia Rossi, miembros de una clase trabajadora dedicada a la pesca por generaciones, lo cual crea un obstáculo a a los padres cuando tienen que comprender por qué su hija quiere ir a la universidad.

Con ingenio y humor, 'CODA: Señales del corazón' nos involucra emocionalmente con la familia protagonista. Se traduce encanto en la rutina laboral, en el sacrificio del trabajo físico, el cual es compensado por una familia que alimenta un clima festivo a pesar de tener que lidiar con situaciones de indignidad del trabajo. Para ellos, la familia unida es motivo de felicidad siempre, a pesar de los problemas que genere el entorno.

Con inteligencia, el film jamás nos hace sentir lástima por la familia sordomuda. Su carencia es una entre otras (como la del dinero) y la actitud siempre alegre de superar sus conflictos, junto a sus personalidades extravagantes, logra un clima de empatía muy efectivo. El padre de familia es Frank, interpretado por Troy Kotsur, que ha arrasado en la temporada de premios; es un hombre limitado pero bueno de corazón; la madre, Jackie, es interpretada por Marlee Matlin, ganadora del Oscar por 'Te amaré en silencio', el hermano mayor, Leo, y  Ruby (Emilia Jones) conforman una familia que traspasa la pantalla con mucha humanidad. En esta última se centra el conflicto del guion, pues al no ser sorda, tiene y tendrá acceso a más posibilidades y de a poco empieza a entenderlo, sobre todo cuando conoce a su profesor de música, quien le despierta el deseo de cantar.

Y justamente, el profesor de música y el padre son roles fundamentales para la adolescente, porque se transforman en sus guías espirituales, y cada uno le aporta dudas y necesidades, las que alimentan el desarrollo de todo el film. Porque CODA se trata de la necesidad de comunicarse y, en ese punto, la película hace un tremendo uso del sonido para escenificar el conflicto, pero también, la felicidad.