viernes, 6 de noviembre de 2020

The Alienist:Angel of Darkness, temp 2: bebe de las mejores sin querer correr el cerco

Tardó tanto en llegar que las expectativas eran altas. Sin embargo, reafirma que solo quiere ser correcta, tomar los mejores elementos de los nombres que la llevan en el formato y proponer un visionado que entretiene y deslumbra por su puesta en escena.

 Cuando la primera temporada de “The Alienist” se estrenó en 2018, hubo una moderada expectativa. Era el proyecto de Cary Fukunaga, aunque terminó cediéndolo al, también experimentado, Jakob Verbruggen. La gesta fue difícil, pues era la época de “Mindhunter”, con un Fincher inspirado, y con otros programas que analizaban la naturaleza humana desde una versión dolorosa. El reto no fue fácil pero logró salir a flote gracias a sus deslumbrantes locaciones, y a los roles más que dignos de Daniel Brühl, Dakota Fanning y Luke Evans en los principales, más una historia cruel que  dejó varias preguntas sin responder.

Había dudas para una segunda temporada, por lo que hubo reestructuración de guionistas y Stuart Carolan asumió el reto junto a el ex “Peaky Blinders”, David Caffrey. Pero la transición no fue violenta, pues esta “The Alienist” de 2020 , parece solo una continuación de lo que vimos hace dos años; así llegó esta “Angel of Darkness”, la que presentó un guion interesante, basado en los libros, pero quedando detrás, por ejemplo, de “Perry Mason” de HBO, la que sí logró  crear una atmósfera tensa e intrigante. “The Alienist” tropieza en ese intento y a los pocos capítulos plantea errores de estructura.

Los actores no son el problema, sino que lo son los personajes. Sara Howard (Dakota Fanning) dio un paso adelante en su sueño de contar con su propia oficina y emplear solo mujeres como detectives. Un guiño al presente. Luke Evans regresó a su papel de periodista y cayó en los ripios del hombre leal y fiel hasta la muerte. El caso más lamentable es el de Daniel Brühl; el Dr. Lazlo Kreizler perdió magnetismo, encanto; ese alienista misterioso fue reemplazado por un tipo aburrido y problemático, cuya guinda de la torta fue ese extraño enamoramiento de los episodios finales y que, sinceramente, no nos interesaba ver en un personaje como ese, fascinado por los instintos reprimidos e incontrolables del ser humano. En este momento, no se necesitaba.

Nuevamente, la puesta en escena fue elegante, intelectual, rica en vestuario y elementos escenográficos. Basada en la podredumbre que exultaba “The Knick”, se nos presenta esta Nueva York  que sirve como escenario para el desarrollo del caso de “Angel of Darkness”, cuya antagonista está muy bien elaborada y lograda, aunque solo en los episodios finales se le da un espacio para profundizar en los desórdenes y carencias que la llevaron a cometer esas fechorías; y esto también es un desperdicio pues no hinca el diente en esa arista, en esa deformación mental que le hace perpetrar lo que se le imputa, porque la historia pasa buena parte de sus capítulos defendiendo a la heroína (Sara), en lo que parece ser un hilo argumental destinado a sentar las bases del liderazgo femenino. 

Ambientada en 1897, al borde de la guerra hispanoamericana, ni el racismo,  ni el prejuicio, ni la sicología de los criminales son los argumentos centrales, por lo que hay varios momentos en que todo se pierde en extensos  diálogos, filosóficas conclusiones, mucha sangre y  gritos. Con  tramas algo sobrecargadas de drama , “The Alienist: Angel of Darkness” deja de lado el carisma que había logrado el personaje de Daniel Brühl, en la primera temporada, y lo reemplaza por el ímpetu de una joven que se impone en un terreno de hombres; sin embargo,  esa mezcla no fue suficiente para que la serie encontrara su propio lenguaje como serie procedimental; así todo, no aburre y eso ya es bastante, mas no suficiente para asegurar una tercera parte.



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