Series originales arrancadas de la
más cruda realidad y llevadas a la televisión luego de investigaciones
acuciosas y recopilación de muchos datos. Este 2015, las principales propuestas
de HBO y Netflix, las grandes marcas en lo que a series se refiere, nos dieron un paseo por los hechos reales reconstituidos a punta de un gran equipo de guionistas y buenas direcciones.
La miniserie de HBO creada por David Simon nos llevó a la ciudad de Yonkers (New York) a fines de los ‘80. La complicada
aprobación de un plan de viviendas para familias sin recursos, en un barrio de
blancos, es punto de partida a un entramado que mezcló política,
burocracia y xenofobia, la que culmina en drama.
Para los seriéfilos de culto, Simon es un dios tras su
trabajo en “The Wire”. Simon es un maestro en
retratar diferencias de clases, en observar la realidad y triturarla ante
nuestros ojos.
En "The Wire" (si quiere transformarse
en seriéfilo debería partir por ella) hizo a gran escala lo que en "Show Me A Hero” realiza con una historia
simple pero cargada de crítica feroz al racismo en Estados Unidos. El
protagonista es Nick Wasicsko, un joven con prominente carrera política, cuyo
ascenso va a ser tan vertiginoso como una caída desde un precipicio. La
interpretación de Oscar Isaac (“Inside Llewyn Davis”) es estremecedora,
redonda, digna de Emmys y Golden Globes, pues en sólo 6 episodios otorgó un
valor agregado a lo que hoy sabemos que es tangible: el desprecio al pobre, al
de color, al menos beneficiado.
El guion se armó con el libro
de Lisa Belkin (1999) y más de una década de recolección de datos. Así, se armó un
impresionante detalle del estado socio-político, con una conclusión algo
desalentadora porque todo suena dolorosamente cercano (y han pasado casi
treinta años). Así, el alcalde más joven de la historia en 1987, se vio ante la
problemática de enfrentarse, no sólo a los ciudadanos, sino a sus rivales
políticos para llevar la justicia a la gente de Yonkers. Teniendo los datos y la perspectiva del tiempo, los guionistas
plantearon la cuestión y la siguen a lo largo de seis capítulos. Simon
y su amigo Paul Haggins (mejor director que guionista) refuerzan la crítica
social y política propuesta en “The Wire” haciéndonos pensar demasiado
tras cada episodio.
Con un elenco de lujo (Catherine Keener, Alfred
Molina, Winona Ryder y la argentina Carla Quevedo) la
miniserie salió airosa.
El logro de HBO fue haber
llevado otro drama político, lleno de ejemplos de desigualdad, y haberlo sacado
ganador….nada que envidiarle a “Boardwalk Empire”, que, quizás, era la última y más
conocida referencia a la temática.
NARCOS
Netflix , por su lado, también decidió tomar
una historia antes retratada: la vida de Pablo Escobar. El hombre
que construyó un imperio a fuerza de cocaína y violencia fue mostrado desde una perspectiva diferente: por la mirada norteamericana, situando el eje
en los agentes de la DEA.
La serie se llenó de elogios pero en nuestras sureñas
tierras hubo hartas críticas. Mientras “Variety” la comparó con “Buenos
Muchachos”, en Colombia la destrozaron y hasta les causó risa. Es cierto que el piloto
es una joya pero reconozcamos que fue perdiendo algo de fuerza, sin embargo, su
nivel de realización y puesta en escena fue infinitamente superior a la media, la
colocan como uno de los puntos altos del canal streaming.
Bajo el mando de José Padilha (“RoboCop”) la serie "Narcos" mostró la vida de Escobar
desde el momento mismo en que se le ocurrió no hacer negocios en su tierra, sino
que hacerlos desde tierras norteamericanas. El oficial Murphy (Boyd Holbrook) con su voz en off fue nuestro guía. Y por esto, para muchos, la serie tomó forma de documental porque era muy
didáctica lo que, sin duda, estaba dirigido a los norteamericanos; de todas maneras, la historia fue atrapante. La escalada de violencia fue boleto ganador.
Netflix puso detrás un gran
equipo pero un casting desbalanceado. Lo peor fue el acento del
brasilero Wagner Moura, porque imita a un español, no se acerca a lo real y
se hacía insufrible a ratos. Es un buen actor, pero este defecto te sacaba de la
historia; al final opté por dejarme llevar por su narración frenética, esa
agilidad se agradeció, es lo que buscamos en una serie y es lo que hace fiel al
espectador.
Los puntos ganadores de “Narcos”
fueron el estar contada como una serie licíaca clásica, con un
narrador omnipresente, también el estar contada de forma vertiginosa. La serie; no crea
un antihéroe ni coloca al poderoso país del norte como el salvador.
Ambas cadenas acertaron con
estas propuestas basadas en personajes reales, que existieron y de los que ya
se ha escrito y hablado mucho. Pero los aciertos en el estilo de narración las
hicieron ganadoras y nos confirman que ambas marcas siguen ofreciendo mucho de
lo mejor del “mercado” seriéfilo.
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