viernes, 4 de noviembre de 2016

The Fall, temporada final: el thriller feminista

Adscrita al subgénero de los dramas de asesinos en serie, “The Fall” tiene varios puntos a favor que la distinguieron de ser una copia de “Mentes Criminales”, por ejemplo, y que con esta temporada final (la tercera) se convirtió en uno de los títulos más destacados de este año.

La segunda temporada de “The Fall” terminó de un modo sorprendente, dejando abiertas varias tramas y un montón de preguntas que tendrían que resolverse en la tercera sesión. Sin embargo, cuando a principios de este año se anunció que la tercera temporada sería la última, nuestras ganas de reencontrarnos con Gibson, y su atormentada forma de ver el caso de Paul Spector, fueron inevitables porque más que fijarse en aspectos del guion, había que terminar de comprender que era una serie sobre el mal, sobre la destrucción psicológica, sobre el abuso de poder, la misoginia y la obsesión. Todo esto, atravesado por los primeros planos y largos duelos, seguidos por estallidos de ira o tristeza de los protagonistas.

¿Qué fue lo mejor de “The Fall”? ¿Por qué es recomendable para todo el que quiera ver sólo 3 temporadas, pero cada una de excelente desarrollo?

La serie se metió en la mente del asesino de manera muy inteligente. Paul Spector era cariñoso hombre de familia de día y asesino implacable de noche. Este titular ya lo hemos leído, pero lo entretenido es cómo ele spectador iba acompañando al asesino en sus rutinas diarias, ya fueran sus problemas en el trabajo o en el modo en el que elegía a sus víctimas. Y todo se volvió mejor cuando la serie empezó a “paralelizar” el personaje con el de Stella Gibson.
Jamie Dornan cumplió con creces el reto de interpretar a este hombre de doble vida, un hombre que, a pesar de seguirlo en todas sus facetas, nunca conseguimos conocer bien porque estaba tan lleno de contradicciones. Conocerlo es, precisamente, la tarea de Stella Gibson para poder atraparlo.  Y el personaje de Stella es, a su vez, otro tipo de animal. Misteriosa y  brillante en su trabajo, despierta la admiración de  hombres y mujeres por igual nutriéndose de las relaciones sexuales esporádicas que entabla con ellos, creando así una vía de escape para las frustraciones de su vida privada. El personaje de Gillian Anderson es uno de los mejores que ha pasado por la pantalla en este año, año donde el poder femenino fue el relevante (Claire Underwood, Elizabeth Jennings, Alicia Florrick y Stella son algunos ejemplos). Gibson es una mujer capaz de compartimentalizar su vida para ser más efectiva en su trabajo. Es, ante todo, una profesional sumamente autoexigente.
El cuidado retrato de Stella y Spector fue lo más destacable de la serie, hasta el punto de que gran parte de los secundarios aparecían desdibujados, y sus subtramas no tenían el mismo interés que la principal.



El ritmo fue algo interesante. No fue un thriller trepidante, al contrario, optó por un tono pausado y reflexivo, que nos hizo sentir como mirones espiando las vidas del asesino y la policía. Supo utilizar el silencio para crear tensión y, reitero, se anotó un punto al mostrar en paralelo las actividades cotidianas de Stella y Paul. Esa lentitud permitió que los personajes fueran creciendo y que fueran colocando, poco a poco, las piezas de la trama que nos llevarían al final.
Y sí digo que esta fue una serie feminista, aunque las imágenes de abuso a la mujer señalaran lo contrario. Si bien los secundarios perdieron gancho al lado de Stella y Paul, lo cierto es que la serie construyó dos personajes femeninos bastante interesantes: uno fue la doctora Smith (la forense) interpretada por una tremenda Archie Panjabi. Nos quedamos con ganas de ver más de ella, de sus charlas con Stella y de sus explicaciones sobre cómo conseguía apartar la oscuridad de su trabajo para estar, horas después, en casa con sus pequeñas. El otro, fue la agente Dani Ferrington (Niamh McGrady), que vivía con el remordimiento por su actuación durante una llamada de emergencia que vimos en el primer episodio, y que apuntaba a ser la ayudante de Stella. Tanto Reed Smith como Dani Ferrington son otros lados que exploró “The Fall”, la que terminó destacando a los roles femeninos por sobre los masculinos, dotándolos de mucha fuerza interpretativa y poder.


Y el otro punto interesante de la serie fue que se desarrolló en Irlanda del Norte. No es que tenga una gran importancia para la historia pero se recogió en una subtrama que afectó, indirectamente, a Stella y que se mencionó a menudo: algunas zonas de Belfast no eran amistosas para la policía y ese foco socio-político haría que se aprovechara bien ese escenario.

Esta temporada final expuso a una Gibson cansada, como alguien que ya estaba sintiendo el agotamiento del largo camino recorrido para conseguir lo que ha logrado. Spector, por su parte, se vio más despierto que nunca, más sociópata que nunca, lo que conllevó a momentos en que, como espectadores, nos pilló desprevenidos.


La serie tuvo un tono muy académico sobre la visión de la sociedad patriarcal, sobre la mujer independiente, sobre la sociología y la psicología, en forma de drama criminal.
El thriller psicológico, creado por  Allan Cubitt, rompió los esquemas de las típicas series policiales norteamericanas: no tenía lugares comunes, no había  personajes estereotipados ni frases construidas que se repetían episodio tras episodio. La serie construyó, con psicología y astucia, un “algo más” mucho más profundo en la relación de la detective y el homicida, y esa tensión la sostuvo hasta el episodio final.


1 comentario:

  1. he decidido verla de nuevo completa, asi de brillante la encuentro, no tan de acuerdo con el enfoque feminista, aunque hay de eso yo diría un 50%, por lo poderoso que es el personaje de Paul Spector, quien, a pesar de Stella, define su final en sus propios terminos.

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