viernes, 28 de abril de 2017

13 REASONS WHY: el dolor adolescente contado con madurez

Netflix la hizo de nuevo. “13 Reasons Why” es la nueva sensación, generando un séquito de seguidores y detractores que han debatido sobre el amor, el odio y el bullying, temas de completa actualidad. Si bien no es la serie más fuerte al hablar de esto (nada le gana a la sensacional 2da temporada de "American Crime"), la forma de alternar pasado y presente, de transmitir el dolor y de colocar preguntas sobre la mesa, ha sido un ejercicio muy bien planteado y enfrentado con madurez, lo que no asegura que sea una de las mejores series que hemos visto.

Trece cassettes, un suicidio (¿o dos?). La joven Hannah Baker grabó cintas en donde señala a 13 personas como potenciales culpables de su muerte, y digo “potenciales” porque la decisión, a la postre, la tomó ella. Esta discusión es una de las grandes aristas que presenta la serie del momento, la que gira en torno a las relaciones estudiantiles de una secundaria y que llevan a esta chica a quitarse la vida. Si tienes prejuicios en torno al suicidio, puedes tener problemas para seguir la serie ya que la producción se deshace de todo eso y presenta los hechos con madurez, empujando al espectador a un ejercicio de empatía, pues no todos se sienten cercanos a los temas adolescentes.
¿No debería sostenerse por sí sola? se preguntan los detractores.

En algo responde esta pregunta, los 20 minutos posteriores al capítulo final, donde los realizadores tratan de sacar conclusiones de sus propios personajes, explican los debates que se generaron en el equipo de guionistas y cómo el apoyo de psicólogos y expertos en trato con jóvenes fue fundamental para dar soporte teórico y experencial a todo el guion. Es decir, el equipo completo decidió ser explícito, hasta llegar a la incomodidad, para que no quedaran cabos sueltos de que lo único que importa es que los jóvenes que se sienten en esta situación pidan ayuda, y que esa ayuda se les brinde con oportunidad y celeridad.

Pasemos a revisar algunas aristas que la hacen, igualmente, una serie con varias fortalezas:

Dirección
Los primeros dos episodios tienen una fuerza avasalladora, apuestan el todo por el todo al presentar, rápidamente, la historia de la joven y el proceso de grabación de las cintas que explican su decisión. Cada tape tiene un protagonista, pero el que guía al televidente es Clay Jensen (Dylan Minnette). Lo especial de estos primeros capítulos es que Tom McCarthy engancha al espectador presentando la trama como una historia de suspenso: ¿quién provocó, realmente, la muerte de Hannah Baker?, ¿de qué forma le hicieron más daño?. El director de “Spotlight” fue un maestro en unir esos primeros hilos y dejar la madeja bien sostenida, la que, lamentablemente, se desinfló prontamente, pues hay 4 capítulos, a lo menos, que están totalmente demás e hicieron muy lento el progreso de la historia. 
El desbalance en las direcciones fue evidente y, en varios episodios, la serie se sostuvo por las potentes interpretaciones.

Guion
El guion no fue completamente fluido; muchos espectadores se demoraron una eternidad en llegar al episodio 13, mientras que otros avanzaron con prontitud; esa diferencia radica en la cercanía y empatía con las temáticas antes mencionadas. 
En cuanto a la narración, esta se movió en constantes flashbacks y tiempo real, logrando separar perfectamente ambas temporalidades. En este punto, es muy destacable el trabajo de maquillaje, ya que los rostros demacrados y abatidos, post tragedia, se diferencian de inmediato y ayudan a fijar el tiempo de los hechos.
Capítulos
Los dos primeros son fantásticos en su composición actoral y musical. La edición es magnífica y te deja enganchado. Junto a ellos, la cinta número 11 es el mejor episodio y el más coherente.
La cinta de Sheri me pareció la más débil y la que menos aportó, mientras que la muerte de Jeff fue un recurso innecesario si buscamos su relación con la muerte de Hannah.
El último episodio parece correcto, todos los sucesos que ocurren ya son imaginables y el debate se ha centrado en si debieron ser mostrados con ese realismo. A estas alturas, y considerando la línea que ha adoptado Netflix, es algo que se rescata, porque te aterriza. Lo propio ocurre con las escenas de violación, las que fueron advertidas antes de comenzar el episodio. Son fuertes para el espectador medio, pero para el seriéfilo que busca contenido más que entretención fueron necesarias, ayudaron a enfocar la gravedad del problema, del acoso 24/7 que viven algunos jóvenes gracias a la masividad de las redes sociales.

“Facebook, Twitter e Instagram nos han convertido en una sociedad de acosadores” debe ser una de las mejores frases de la serie.

Otro punto que considero fallido fue esa amenaza constante contra Clay. Definitivamente sus compañeros eran matones de cuarta, nunca concretaron nada y se quedaron en palabras, pero este también es un tipo de escolar que abunda, por lo que esa inercia está justificada.

Reitero que el relato podría haberse contado en menos episodios.





Actores
Sin duda que este es uno de los mejores casting que hemos presenciado últimamente. Parecido al de “Stranger Things”, sólo que acá no es la inocencia lo que atrapa, es el sufrimiento. Gracias a las valiosas actuaciones del elenco sabemos quién es quién después de la tragedia, permitiendo que cada personaje evolucionara y fuera mostrando sus propias miserias.

El papel de Dylan Minnette (Clay) es uno de los grandes sustentos de “13 Reasons Why”. Carga con gran parte del peso de la producción y lo sobrellevó de manera ingenua y natural. Su lentitud en escuchar las cintas es el reflejo de su personalidad, la que abunda en todos los colegios y por eso es bueno que quedara 100% reflejada. Su deseo de justicia también es muy interesante. Si bien tiene experiencia (“Grey's Anatomy”, “Prison Break”, “Don´t Breathe”) con esta producción salta a la fama y se vuelve un actor reconocido.

Katherine Langford es la gran estrella, al construir un perfil dulce, pero muy intenso, de Hannah. Ella trabajó con psicólogos y psiquiatras para personificar, de manera realista, a una chica que no exteriorizaba la cruz que llevaba por dentro. No posee mayor experiencia como actriz e hizo el casting por Skype!. La clave, según McCarthy, para asignarle el rol, estuvo en su mirada; en los ojos de Katherine se visualizaba el drama de Hannah.

En general, cada actor que representó al grupo de colegiales lo hizo de manera madura y muy natural. Destacamos a Alisha Boe (tremenda en la transformación de Jessica) y Miles Heizer (muy intenso interpretando a Alex), pero todo el resto estuvo a gran altura.
Kate Walsh hace un gran papel como una madre que pierde a su única hija, pero qiue en lugar de mostrarse devastada se nota relativamente entera, tratando de buscar la responsabilidad del colegio y dejar en evidencia la poca preparación que tienen los psicólogos educacionales a la hora de detectar casos como el de Hannah.




¿Necesita una 2ª temporada?
Es la pregunta de la semana. Tal como “Stranger Things” no tenía planificada otra sesión y su éxito arrollador obligó a cambiar los planes, acá estamos ante la misma situación.
Como Hannah se fue de este mundo, habrá que buscar otros hilos conductores que pudieran cautivar, de igual forma, al espectador de “13 Reasons Why”. Algunas podrían ser:
¿Bryce será denunciado por Jessica?. Hay pistas claras de que así será y podemos imaginar el escenario: éste se defenderá con un séquito de abogados multimillonarios.
¿Alex muere?. La serie plantea que se debate entre la vida y la muerte, poniendo en jaque al colegio, uno de los grandes responsables de todo este escenario.
¿Cuán trivial le puede parecer a un profesor o a un consejero el problema de un adolescente?. Es un hecho decidor que el último cassette fuera dedicado al consejero escolar, a quien Hannah acudió horas antes de su suicidio sin encontrar el apoyo necesario.
¿Y Justin?. Deambulará sin rumbo fijo, mientras el resto deberá sobrevivir, con o sin conciencia.
En ese sentido, fue decepcionante llegar al final y no sentir que hubo una conclusión para esta historia. Pero si van a inventarle una continuación, ojalá sea en menos capítulos.


“13 Reasons Why” es una serie para digerir, para reflexionar. No vale engullir episodios para conocer rápido qué gota derramó el vaso o quién fue el “más culpable” de la decisión de Hannah. Teníamos que reflexionar sobre la importancia de aquella lista "Best of, Worst of", teníamos que discutir sobre si de verdad hay que encontrar una razón lógica que justifique las decisiones de sus protagonistas, y teníamos que volver atrás en nuestras propias historias y reconocer que más de alguna vez fuimos ofensivos y menospreciamos a nuestros pares, o quizás peor, muchas veces fuimos testigos de algunas situaciones y no hicimos nada para impedirlas. “13 Reasoins Why” no es simple  entretenimiento, dio un paso más allá siguiendo la lógica de Netflix de estar completamente jugada por proyectos diferentes.

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