domingo, 18 de noviembre de 2018

Bohemian Rhapsody: visita mágica a Wembley

El film que pretende mostrar cómo Freddie Mercury se convirtió en un mito, ha sido todo un éxito no porque la película esté bien hecha ni porque el guión sea exuberante. Lejos de eso, el tránsito por todas las etapas de la vida del artista, hasta desembocar en el mítico concierto  en el Live Aid de 1985, logran que el talento, carisma y liderazgo de Mercury traspasen la pantalla, se impongan por encima de todo y nos deje, por días, con fiebre de Queen.


Freddie Mercury es uno de los artistas más importantes del siglo XX y Queen una banda legendaria que  tiene muy bien ganado su puesto entre las mejores agrupaciones musicales del último medio siglo. Estos son dos motivos más que suficientes para entender por qué el mundo entero ha sucumbido ante "Bohemian Rhapsody",  película que tuvo que sortear complejos avatares para ser realidad; de hecho, debería haber sido protagonizada por Sacha Baron Cohen, quien abandonó el proyecto por no estar de acuerdo con la línea que los productores (May y Taylor) prefirieron abordar. Tras 7 años de ires y venires, de entrada y salida de actores y directores, por fin ha llegado al cine la "película de Queen" y finalmente da lo mismo si no te gusta la banda u odias los musicales; al finalizar el film, el aura luminosa que inunda la sala  es tan indescriptible que es imposible no salir de allí contagiado por la fiebre de Queen. Sin ir más lejos, escribo esta reseña con "Another One Bites the Dust" de fondo y tarareando con una energía digna de haber estado realmente en Wembley.

La película en sí, explora la búsqueda constante de identidad por parte de Freddie, la cual lo persigue desde sus orígenes en el seno de una familia indio/parsi. En líneas generales, la cinta entretiene, pero si esta fuera una crítica acabada de cine diríamos que al guión de Anthony McCarten le falta fuerza a la hora de profundizar en todo lo que  rodea a Freddie; diríamos que la puesta en escena es fluida, lo que potencia la naturaleza liviana de la película y cumple con el objetivo de no encasillarse en un musical y así llegar a más público. Y la música.....no hay palabras.



"Bohemian Rhapsody" se plantea como dos películas. Una es la que se construye sobre la constante lucha del artista por no malgastar aquello que siente que se le va. Allí asoman frases como "Freddie debes volver con tu familia" o "Freddie debes buscar el amor de una pareja que realmente te quiera". En esa lucha es clave Paul Prenter, mánager personal y que actúa muy bien en el rol de villano que controla la vida del artista; es uno de los personajes mejor logrados. Pero también hay otra "Bohemian Rhapsody" cuando va más allá de esta perdición/salvación y que busca dar con el alma del cantante; primero se aferra a Mary, luego se aferra a la banda y luego se agarra a la vida sin límites que le ofrece el ser gay. A través de las miradas nerviosas de Rami Malek, vemos siempre a un hombre que no encaja. 

Pero cuando el guión no es la gran cosa, es ahí donde aparecen los actores para salvar el barco. Y lo que logra Rami Malek es sobresaliente. Mercury es un artista único y había muchas posibilidades de que quedase corto y que su performance fueran solo excesos burdos. El protagonista de "Mr. Robot" no solamente sale airoso del reto pues da con el verdadero Freddie, representado en la apariencia física y en la utilización del lenguaje no verbal, clave en este caso. De hecho, cuando la película termina y aparecen imágenes reales de la banda al ritmo de "Don't Stop Me Now", Malek te va a parecer más real que el Freddie Mercury de esa secuencia final. El actor se entrega al personaje, se mimetiza, logrando compensar otras debilidades de la película, como por ejemplo, los tiempos que no coinciden y la nula mención a la relación del grupo con el productor Roy Thomas Baker y su importantísima contribución al sonido que lograron. Por otro lado, Ben Hardy (Roger Taylor), Gwilym Lee (Brian May) y Joe Mazzello (John Deacon) logran buenas interpretaciones de los otros miembros de Queen, los que siempre asumieron su segundo plano pero que en esta película tienen minutos que nos permiten descubrir algo más de ellos sin que sea aburrido, porque lo que más nos interesa y lo que más queremos ver y oír  es la música, las creaciones de  estos ingleses que desde 1972 han dejado su huella imperecedera en muchas generaciones que no olvidan himnos cargados de creatividad y excelente ejecución. Mercury y el resto  consiguieron hacer de Queen un grupo que cambió la escena musical y con experimentos como "Bohemian Rhapsody", demasiado larga para la época para que igual pudo ser  single, o con  "We Will Rock You", hecha para incentivar al público de sus conciertos a ser partícipe y crear juntos la atmósfera asombrosa que se respiraba en esos shows. La obra de Queen y la figura de Mercury serían total influencia para los movimientos que surgieron en los '80, incluso para el Metal y la corriente speed, si nos remitimos a "Stone Cold Crazy", por ejemplo. La grandeza va mucho más allá de lo que este accidentado film pudo abarcar, pero que en su intento lo logra....claro que sí.



"Somos cuatro inadaptados sin nada en común, que tocan para otros inadaptados, para los marginados al fondo del salón, que saben que no pertenecen a ese lugar, pero nosotros les pertenecemos a ellos",
dice Mercury en un  lapso de la película tratando de destilar el espíritu de la banda. "Bohemian Rhapsody" consigue, a pesar de sus falencias,  representar ese espíritu gracias a un trabajado look setentero y ochentero, con jeans altos de cintura, camiseta de tirantes apretada y cinturón con tachuelas. O esas piezas de cuerpo entero que sólo alguien como él podía llevar con convicción y estilo.
La versión reducida del concierto Live Aid termina por sellar el objetivo de la película. Es una logradísima recreación  y funciona como un emocionante clímax. Y no exagero con que es emocionante, porque desde la butaca  se viven esos quince minutos como si realmente tuviéramos a la banda en su esencia total. El director va más allá  y nos vuelve partícipes de este momento único para la música contemporánea, pero, y al mismo tiempo, utiliza el espacio que dejan esas creaciones musicales para retratar a Mercury como artista, porque si el hombre no sabía quién era bajo el escenario, sobre él era un privilegiado que inundaba todo el lugar con su voz y presencia. Ambas posturas son potenciadas por la nostalgia de lo que ya no está, por lo que si eres fan  es imposible que las lágrimas no corran al final y que andes con fiebre de Queen durante días. Bryan Singer es un director experto en manejar personajes incomprendidos y rebeldes, por lo que Freddie Mercury le vino como anillo al dedo, mientras que el brillante desempeño de Rami Malek hizo el resto en el excepcional equilibrio que logró entre la energía avasalladora y la fragilidad enorme de Freddie.

"Bohemian Rhapsody" te eriza la piel gracias a su subtexto, aquel dibujado con el cuerpo, el baile y los gestos que transmite Malek. Y el desenlace del film esgrime la idea de que alcanzó a lograr la paz con todos sus mundos. Finalmente, la expresión artística, representada en la cumbre del concierto en el estadio de Wembley, fue la coronación de  su paso por este mundo como un artista de proporciones enormes. Sabemos que no se puede representar absolutamente toda la genialidad que exhibió en vida porque eso es imposible, pero a nosotros, que nunca fuimos a Wembley y solo crecimos escuchando de eso, lograr, mágicamente, por un par de minutos, situarnos en medio de esa multitud,  escuchar esa melodía al piano y oír ese desgarrador "Mammaaaaa", es suficiente para sentir una emoción inexplicable, esa que solo transmiten genios y espíritus formidables como el de Freddie Mercury.




Las canciones de "Bohemian Rhapsody":

"Somebody to Love" mientras Freddie sale al escenario del estadio de Wembley para el concierto Live Aid.

"Keep Yourself Alive", la primera canción que interpreta Freddie cuando Queen todavía se llamaba Smile.

"Killer Queen", la canción que cantan en la actuación de la BBC en la que los obligan a hacer playback.

"Love of my life", la canción que Freddie compone para Mary.

"Bohemian Rhapsody", vemos cómo graban este tema en un granero en medio de la nada, aplicando todo tipo de técnicas casi experimentales.

"Now I'm Here" y "Crazy Little Thing Called Love".

"We Will Rock You", en Madison Square Garden y vemos cómo Brian May tuvo la idea para su inicio, queriendo que la audiencia participara.

"Another One Bites the Dust"

"I want to Break Free"

"Under Pressure"

"Who Wants to Live Forever"

La actuación de Live Aid con los temas: "Bohemian Rhapsody", "Radio Ga Ga", el "Ay-Oh", "Hammer to Fall" y "We are the Champions".



"Don't Stop Me Now" y "The Show Must Go On" en los créditos.






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