"House of
Cards" puede presumir de habernos dado siempre momentos televisivos de
alto impacto. Y este año no fue la excepción. No hubo otra temporada donde la
serie trabajara tanto el concepto de "socios", de que los protagonistas se aman
desde la ambición y desde la necesidad de impulsarse mutuamente.
"Tengo miedo", le dice Frank a Claire por el teléfono,
en la que parece la antesala de una derrota definitiva. Arrinconado, aguantando
los golpes a segundos del KO, Underwood entiende que el periodista Tom
Hammerschmidt y su artículo revelarán la criatura que verdaderamente es…y eso
se traducirá en una inevitable derrota electoral. Pero él se construye una y
otra vez, mientras ella le propone un último plan: ganar tiempo, sembrar el
miedo e ir a la guerra.
Como ya ha pasado con otros enfrentamientos de la televisión
(Walter White/Jesse Pinkman o Will Graham/Hannibal Lecter), el distanciamiento
del matrimonio Underwood era algo que causaba sentimientos encontrados en el
espectador. Y eso lo saben tan bien los guionistas que, muy sabiamente,
decidieron planear y propiciar esta situación en la 3ª temporada para dejarnos
totalmente enganchados con esa idea para esta 4ta sesión. Pero el
enfrentamiento de los Underwood no fue la única carta que jugó la serie este
año. El guion presentó la campaña electoral, la arremetida del periodismo
y un contrincante fuerte en el bando rival como otras grandes tramas de
esta temporada... todo teñido del sello “House of Cards”: mezclar la política
con una tremenda intensidad y emoción.
¿Fue realmente buena esta 4ta temporada? Vamos a los puntos
fuertes:
El Presidente fracturado
Casi dos episodios estuvo el primer mandatario esperando un
nuevo hígado, mientras tenía alucinaciones que revelaron un lado jamás visto en
él. Mostrarlo al borde de la muerte y vulnerable se contraponía a su obsesión
de poder por la que siempre se distinguió. En las alucinaciones que sufría -y
que remiten mucho a la 6a temporada de “Los Soprano”, cuando Tony recibe
un disparo y se pasaba un capítulo entero alucinando sobre su propia identidad-
se ve por primera vez que a Underwood no le da lo mismo todo, que matar a Peter
Russo y a Zoe Barnes no lo dejó indiferente y que la sombra de esos homicidios estaba
presente...esto es nuevo. El
Presidente sufre también en el 11º episodio cuando su antiguo cocinero le dice: "Usted es un hijo de puta, señor
Presidente"…cómo es que un civil común y corriente le habla de frente a
Underwood!, lo pone en su lugar como ninguno y él no puede hacer nada; ahí Beau Willimon trabajó nuevamente
con la vulnerabilidad. Hay otro momento de Frank en el que lo vemos extrañamente
cercano; en el 4to episodio le pide a Meechum que baje un cuadro de una pared y
le pide apoyar su mano en ella para dibujarle el contorno. Sin entrar en
interpretaciones dignas de la psicología barata, hay al menos una idea que se
desprende inmediatamente: Meechum era lo más cercano que Frank tenía a un
discípulo y solamente con él se permitía estar más relajado. Es decir, por
varios capítulos el Presidente no le habló a la cámara con su actitud
desafiante, sino que se dedicó a mostrarse humano y cercano.¿Será su salud un factor relevante en la siguiente temporada?.
El factor Stamper
El mata si tiene que matar y es capaz de meterse en el barro
más espeso por Underwood. Pero en esta temporada perdió la brújula. El primer
golpe lo recibió cuando su jefe estaba internado; recorría la
Casa Blanca como un fantasma, nadie lo tomaba en cuenta, nadie le temía. Se
trata de un punto de quiebre que muestra lo evidente: sin Underwood, Doug no es
nadie. El segundo golpe vino cuando Seth lo enfrentó abiertamente negándose
a obedecerlo. Doug explotó rompiendo la puerta de un baño, en un acto infantil
que se emparenta al de Frank dibujando la mano de Meechum. Ese costado más
amable, que Stamper siempre se negó a mostrar, aflora con la relación que se
asoma con Laura Moretti, la viuda del hombre que murió esperando un donante
cuando él mismo movió los hilos para que Underwood tuviera prioridad en la
lista de transplantes. La ironía de este personaje es profunda: indirectamente
es responsable de una muerte que, a su vez, le permitió acercarse afectivamente
a una mujer. Este personaje se ha ganado el puesto de tercer protagonista
gracias a su lealtad y forma de ser, y los guionistas lo han tratado muy bien (fue
fundamental en la 3a temporada y en esta 4ta mostró otras capas). ¿Bajará la guardia si se enamora de Laura?, ¿Qué más estará dispuesto a hacer por su jefe?.
El rival político
La gran incorporación fue el gobernador de Nueva York y
rival en las elecciones presidenciales, Will Conway. Como una suerte de
Underwood de cabotaje, Conway es un hombre de familia, cálido para las masas,
pero narcisista puertas adentro. En la segunda mitad de la temporada la serie giraría en torno a
los paralelismos entre ambos. Tal como sucede con Underwood todas las acciones
de Conway van dirigidas a acumular poder. Sin embargo, el personaje pareciera
destinado al fracaso porque no tiene a su lado a una compañera como Claire, que
entiende el poder como una prioridad. Por ese motivo, la esposa de Conway no
encaja totalmente en el puzzle (por ahora). Al principio creímos que Conway iba a
plantearse como la contraparte “buena” del personaje de Spacey, pero
no… es ambicioso, inteligente y con un carisma que lo sitúa en una mejor posición que la de Underwood. Gran
responsabilidad para Joel Kinnaman el encarar este personaje; si les había
quedado alguna duda en “The Killing”, ahora hay certezas de que nos ha
conquistado con su papel en “House of Cards”. Parte el año con el pie
derecho pues estamos esperando con ansias ver su desempeño en “Suicide
Squad”, en el año que podría ser de la consagración para este actor. ¿Ganará las elecciones y crecerá en protagonismo?.
La socia ideal
Desde el primer episodio quedó claro que el oponente más
temible para Frank, en las elecciones primarias, no sería Heather Dunbar sino
Claire. Ha cometido el error de no atender a sus necesidades y de esperar
lealtad y obediencia. Pero Claire no es uno de sus empleados, Claire es la
pieza más poderosa del tablero. Ella supo equilibrar el placer con el trabajo,
lo que la convirtió en la única que supo jugarle a Frank de igual a igual (e
incluso superarlo). En su carrera hacia la vicepresidencia y en su sed de
poder, ella puede encontrar el espacio para ser quien desea ser. Underwood puede
dibujar la mano de Meechum y ahí termina. Claire elige mantener una relación
con Yates sin descuidar su vida laboral. Robin Wright dirigió buena parte de
los capítulos de esta temporada, sobre todo aquellos donde Claire era la
protagonista, lo que le dio un estilo y ritmo propios, mucho más humanos…como
aquellos donde vivió más de cerca la quebradiza relación y posterior muerte de
su madre y las implicancias que todo eso traería. También se mostró más
vulnerable pero impuso fuerza en todo momento, incluso hacia el final fue
literalmente despiadada. ¿Cómo seguirá creciendo este personaje?.
La arremetida del periodismo
Una vez más, “House of Cards” aprovechó muy bien a los
medios de comunicación y cómo éstos influyen, a favor o en contra de los
candidatos políticos, haciendo hincapié en los reporteros que van uniendo
cabo tras cabo, que recogen datos en una cafetería y tratan de reunirse en
privado, ofreciendo off the record… como viene siendo habitual en la serie.
Además, esto permitió traer de vuelta a caras conocidas, especialmente de las
dos primeras temporadas, lo que acompaña a la idea de que esta 4ta sesión es un
producto directo de las tres anteriores. ¿Podrá el Herald desestabilizar completamente a los Underwood?, ¿Seguirá Zoe Barnes atacando, desde el más allá, la conciencia de Frank?.
Kevin Spacey y Robin Wright son productores ejecutivos de la
serie pero, además, son actores que nos brindaron momentos impecables, algunos
muy intensos, especialmente en los momentos de silencio que abundaron en
la temporada y que, sin embargo, transmitían los mensajes más profundos de la
historia. Esta temporada tuvo un inicio firme y acelerado, luego tendió a
regularse un poco, para llegar a un final que arrastra la necesidad de ver el
siguiente episodio. Sin acudir a efectos especiales ni exagerada postproducción,
siempre aumentan la intensidad para terminar en un momento de brillantez.
Si hay que resumir esta temporada podríamos decir que ganó la consecuencia. Este año “House of
Cards” vivió de lo cosechado en sus temporadas anteriores pero manteniendo
los ingredientes de no dejar respiro, especialmente desde el espectacular 4to
capítulo que, desde ya, se va a la lista de los mejores episodios de una serie
en 2016. Hubo giros de guión totalmente inesperados, situaciones límite,
diálogos increíbles, junto con interpretaciones magníficas y unos guiones que
rebozaban coherencia e inteligencia.
House of Cards” ha preparado el terreno para una quinta
temporada pero me queda la sensación que nos estamos acercando al final
definitivo... ¿Cuánto más aguantarán Frank y Claire?, ¿Cuándo empezarán a
pasarse facturas por sus actos?, ¿Quién será el siguiente traidor?, ¿Volverán
los asesinatos al verse acorralados?.
Difícil decir si esta 4ta temporada ha sido la mejor de la
serie, pero sí hay que decir que fue muy completa. “Es cierto. Nosotros no
sucumbimos al terror. Nosotros creamos el terror”. Este poderoso diálogo,
narrado con ese carisma único de Kevin Spacey y con Claire también mirando a la cámara, es el resumen para una de las
mejores series que ofrece, hoy por hoy, el género y que dio algunas pistas de
que podríamos estar cerca de un final, pero no pensemos en eso todavía, porque
el equipo espectacular de guionistas, el genio de Beau Willimon y la brillantez de Kevin
Spacey y Robin Wright nos aseguran una nueva trama con sub tramas aún más
interesantes, entretenidas, espeluznantes….creíamos que conocíamos a Frank,
ahora nos mostró un lado extraño; Claire impuso sus cartas…lo bueno es que queda mucho paño por cortar, con una guerra
que podría estar comenzando, con un Presidente trasplantado y con una elección presidencial a 3 semanas. Se nos hará largo este año de espera.
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