Con esta 4ta temporada, la serie de FX terminó por coronarse
y ganar un lugar privilegiado en el Olimpo de las mejores producciones
televisivas de la historia. Ya no la pueden seguir ignorando porque representa
el triunfo de la narración televisiva, un ejemplo de construcción de relato y
manual para todo guionista que se precie de hacer crecer a sus personajes.
Cuando finalizó "Mad Men" sentimos un vacío que se apoderaba
del género serie de TV. Sabemos que hay series muy buenas en pantalla, pero muy
pocas son las que decantan por el camino difícil, aquel que habla de tomarse un
tiempo para hacer germinar una historia, el de no abusar de la historia, el de
regirse por su propio ritmo, el que suele ir a contramano de un espectador cada
día más ansioso.
Luego de 3 temporadas brillantes, el cuarto año del show
creado por Joseph Weisberg puso todas sus fichas en un elemento que
siempre estuvo presente, pero que ahora adquirió importancia vital: el hogar.
Esta 4ta temporada de “The Americans” hizo tambalear
los falsos cimientos del matrimonio Jennings, luego de que su hija Paige
descubriera el verdadero trabajo de sus padres y se atreviera a contárselo al
Pastor Tim. No corrieron mares de sangre como en otras producciones, sino que
este evento sirvió para hacer madurar la historia y dotarla de un grado de
complejidad pocas veces visto.
Pero no solamente este hilo conductor fue sólido,
contundente. Hubo detalles que se transformaron en pilares:
Una dupla protagónica
muy sólida. La química que logran los actores Rhys y Russell es uno de los
ejes principales de la serie.
Reconstrucción de
época y locaciones. Al igual que otras series, como “Mad Men”, “The
Americans” aprovechó los elementos y la estética del pasado reciente.
Pero, a diferencia de la ficción de Don Draper, no hay una estilización de la
época. En el programa, los’80 nunca se vieron tan opresivos.
Paige Jennings.
la hija mayor del matrimonio de espías, interpretada ferozmente por la joven
Holly Taylor, fue un papel fundamental que creció a lo largo de las temporadas,
al punto de ser el conflicto más importante que atravesó la familia en esta
temporada.
secuencias
desoladoras y episodios sublimes
como “The Magic of David Copperfield V: The Statue of Liberty Disappearsd”
o “The Day After”, donde los montajes resultaron ser un gran trabajo del
guion, el que resaltó la utilización de los saltos temporales.
invitados de lujo. Frank
Langella y Dylan Baker, más la despedida a lo “Casablanca” de
Martha (Alison Wright debe ser seria candidata al Emmy a mejor actriz
secundaria).
guion maduro. Esto
se nota en la firmeza al momento de eliminar personajes secundarios cuyos arcos
cumplieron su ciclo, evitando que estirarlos termine afectando el desarrollo.
Simplemente arrollador.
“The Americans” dio muestras de ser uno de los
productos más complejos y profundos del medio. A pesar que existe una alta
calidad en las series actuales, lo que vimos en esta 4ta temporada fue
demasiado sobresaliente y logró ubicarse entre las preferidas de la crítica
especializada. De hecho, ya hay una campaña agigantada para que este año reciba
los premios que se le adeudan de todas las temporadas previas donde fue
ignorada.
“The Americans”, el
show del año, en el camino de ser la nueva “Breaking Bad”, “The Wire” o “Sopranos”.
maravillosa!
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