miércoles, 1 de marzo de 2017

The Affair, temp 3: pérdida de identidad

Cuando Showtime anunció renovación para una cuarta temporada, muchas voces se alzaron en contra. "The Affair" ¿realmente bajó el nivel en esta tercera sesión?. Analicemos por qué esta temporada brilló menos que las anteriores, pero sin menospreciar todo lo bueno que aún le queda.

Esta creación de Hagai Levi y Sarah Treem, conceptualmente, es una de las series más originales de los últimos 10 años. Fue encontrando varios rumbos y, cuando todo hacía creer que sería complicado encontrar nuevas motivaciones que acentuaran el tono de la narración, la tercera entrega sorprendió con momentos culmines pero con más oscuridad, los que la alejaron de su foco central, produciendo la pérdida de esa "frescura" del inicio. La magia de la primera temporada se había convertido en rutina.

El contraste entre perspectivas y las reflexiones sobre cuál es la verdad es el valor neto de "The Affair". Dicho de otra manera, fue una herramienta elegante para proporcionar información al espectador, convirtiendo a la serie en un producto sobre el que se debía reflexionar. Sin embargo, la tercera temporada pareció haber perdido esa identidad y los diez episodios nos presentaron una serie totalmente nueva, muy melodramática por lo demás, lo que no resultaba interesante y generaba muchos momentos en los cuales giraba sobre sí misma.

Veamos los tópicos centrales de la 3ª entrega:
*Alison orbita de nuevo en torno a Cole.
*Helen no puede dejar de pensar en Noah.
*Noah se vuelca de lleno a reflexionar sobre su pasado logrando momento íntimos y densos.

Pero no fue suficiente. Faltó algo que impactara, faltó una novedad relevante, como lo fue, por ejemplo, la introducción de la perspectiva de Helen en la segunda temporada.


Alison:
Que siga trastornada por la muerte de su hijo y sienta pánico de perder, también, a Joanie es una coherencia narrativa que sigue mostrándonos a una mujer en sensibilidad extrema (y a veces, agotadora); por eso el guion le presentó actos que no entendimos (como ese revival con Cole) pero que se justifican porque ella siempre está caminando al borde de la cornisa. Siguió estando impulsiva lo que, lamentablemente, algunos interpretaron como parte de la sensualidad de esta mujer y no como parte de su gran desequilibrio. Como nunca, su mirada lo decía todo, una actuación dramáticamente bien ejecutada.

Cole
En su onda. Prefiere sufrir bajo su careta de hombre respetable a romper con todas sus obligaciones autoimpuestas. Su presencia, en esta temporada, estuvo tan limitada y aportó tan poco, que se hace evidente que los guionistas quieren dejar lo mejor para el final.

Noah
Durante las dos primeras temporadas, Noah y Alison compartieron el protagonismo. Con esas diferencias de perspectiva, la serie creaba una narrativa implícita que hacía a la audiencia apoyar y comprender a los miembros de la pareja. Ese equilibrio se rompió en la tercera temporada. Noah, recién salido de la cárcel después de declararse culpable por la muerte de Scott, cuenta con puntos de vista sin contraste en casi todos los capítulos y, más bien, nos quisieron transmitir una imagen muy Don Draper del siglo XXI. Todas las subtramas que giraron en torno a él (los estudiantes, la profesora francesa, los parajes europeos) nada tenían que ver con la serie; los protagonistas, acostumbrados a comer en el Lobster y sufriendo por sus miserables vidas, de pronto se observan comiendo pollo en un restaurant, bebiendo vino tinto, mostrando estanterias llenas de libros y de intelectualidad. Reitero que como su trama no tuvo punto de vista enfrentado, el giro final de la temporada se podía predecir con facilidad desde el inicio. Por otro lado, toda la trama de John Gunther (el guardia de la cárcel, con un Brendan Frasier irreconocible) salió tan forzada y excesiva que dio la sensación de estar viendo otra serie, completamente distinta.

Helen
El personaje que le dio un Globo de Oro a Maura Tierney fue el más perjudicado. Mientras que en las temporadas anteriores siempre tuvo una razón propia para estar ahí y algo que contar sobre ella, todas sus escenas de la tercera temporada orbitaron en torno al ex marido y su sentimiento de culpa, lo que acabó resolviéndose en una escena algo desagradable. Fue  extraño ver a Helen tan indiferente con sus hijos y tan impulsiva con sus padres. Participó de escenas mal planteadas.

Juliette
Su trama, al igual que la de Noah, no estuvo contrastada ni tenía el tono que acostumbraba la serie. La historia de una cuarentona guapa, europea y con espíritu aventurero, que tiene que huir de un marido mayor y con Alzehimer está muy bien planteada y pretendió ser un recordatorio (con algo de moralina), de que tener un affair tiene consecuencias devastadoras. Como su relación con Noah no fue importante y su marido muere en el episodio final, su inclusión se sintió como una pérdida de minutos que otros personajes pudieron haber aprovechado.



Lo que queda de The Affair: Alison y Cole
Los únicos momentos en los que "The Affair" volvió a parecer lo que era, fueron aquellos ambientados en el pueblo costero, el que funciona como un personaje más de la ficción. Las tramas que envuelven a Cole y Alison son las únicas que fluyeron con naturalidad y que se fundamentaron en todo lo explicado en las temporadas anteriores.
Lo que hacía a "The Affair" una experiencia fascinante, era su forma y no su contenido.
Aunque las relaciones extramaritales han sido analizadas muchas veces, la serie conseguía parecer original al utilizar esta situación no como eje central del guion, sino como una excusa para examinar, hasta los huesos, a personajes reales e interesantes.

Pero hubo algunas cosas rescatables de esta tercera sesión.

Los minutos dedicados al trauma de Noah, por la muerte de su madre y a la relación con su hermana, recordaron a las mejores escenas de las temporadas anteriores. Buenísima es la escena de Noah y Alison frente a la chimenea del hotel, cuando él le cuenta cómo ayudó a su madre a acabar son su vida. Esto demuestra, una vez más, que la serie gana cuando enfrenta a los principales y vuelve al tema de su relación.
Otro punto interesante, fue que cada episodio de esta nueva entrega generó climas claustrofóbicos, los que ayudaron a descifrar  momentos  importantes para los protagonistas. El suspenso se tomó la serie y, con la ayuda de una desgarradora fotografía, se construyeron varias de las acciones más reveladoras de toda la historia.


Igualmente quedamos con esa sensación de qué sucederá con estos personajes y el universo que construyeron. Con la cuarta temporada (ya aprobada) que, al parecer, será la última, la historia de Alison y Cole ha quedado relegada para el gran final, uno que debiera devolvernos la identidad extraviada en estos diez capítulos.

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