martes, 16 de marzo de 2021

The Mauritanian: en nombre de la justicia

La trama de la última película protagonizada por Jodie Foster, relata una de las mayores atrocidades en la historia reciente de Estados Unidos. Guantánamo, la paranoia del terrorismo y en medio, hombres que son acusados sin pruebas y que se topan con un sistema organizado que necesita buscar culpables a cualquier precio.

La perpetua existencia de la base de Guantánamo es una ignominia. Fue en este infierno donde Mohamedou Ould Salahi pasó 14 años de su vida, incluso después de que sus abogados ganaran un caso contra el gobierno de Barack Obama. La historia de este mauritano es una de esas que debería avergonzar a los estadounidenses que todavía ramifican la locura antiislámica después del 11 de septiembre de 2001. Y “The Mauritanian” sigue esta historia real sobre un relato que se disfraza de inspirador, pero que en el fondo busca ocultar el sistema instalado hace décadas en la justicia no solo estadounidense, sino que de muchas naciones.

Producida por Benedict Cumberbatch y dirigida por Kevin Macdonald (“El último rey de Escocia”), “The Mauritanian” es un alegato sobre la importancia del Estado de Derecho, y un ejemplo contra todo tipo de extremismo; pero también es una película edificante sobre Mohamedou, un hombre lleno de humanidad que encuentra aliadas en la abogada defensora Nancy Hollander (Jodie Foster) y su socia Teri Duncan (Shailene Woodley). A través de la controvertida defensa de ambas, y las evidencias descubiertas por el fiscal militar Stuart Couch (Benedict Cumberbatch), se revelará una conspiración inesperada y que tendrá un gran alcance mediático.

Contar estas historias es difícil pero necesario, porque ayudan a alertar y comprender como los gobiernos no respetan la ley ni los acuerdos internacionales sobre DDHH. Desafortunadamente, confiar en Hollywood para detallar narrativas políticas es una apuesta en la cual la audiencia siempre saldrá perdiendo. El director Macdonald y sus guionistas decidieron dividir la narrativa desde la perspectiva de tres protagonistas, centrándose en el caso judicial y ético, mientras diluían el potencial dramático de su película. Esta es una cinta sobre Mohamedou, pero también sobre la abogada Nancy Hollander y el fiscal federal, sin embargo, el equivocado enfoque hace que la cronología del relato sea una de las víctimas de la película. Y si bien existe una mirada crítica al régimen estadounidense y la admisión de este sistema inmoral, los énfasis no son los correctos, pues se le da mucho tiempo a la historia del fiscal y su entorno, mientras muy poco sabemos de la abogada y su pasado en la lucha por el debido proceso; y todo empeora cuando se advierte una disparidad en la calidad textual, porque las escenas dentro de Guantánamo tienen cierta elegancia dramática y complejidad psicológica, todo lo que sucede fuera se tiñe de un ambiente como de esperanza, que no se condice con el horror que vive este hombre y 700 personas más, que están privadas de libertad, sin pruebas, por años.

Toda esta confusión de guion y sincronía, es salvada por los actores. La estrella de la película es Tahar Rahim; incluso cuando las escenas que protagoniza son de sufrimiento gratuito, él es un ancla emocional y tiene puro sentimiento en su actuación, porque tiene la cualidad de sacar a la superficie el conflicto interno. Recomiendo buscar las numerosas películas francesas protagonizadas por esta estrella europea. Pero nosotros llegamos a “THe Mauritanian” por Jodie Foster , la que destaca por una actuación llena de confianza, con su actitud lista para atacar, y cuyas escenas junto a Rahim y Cumberbatch descollan excelencia y carisma. Foster aporta su intensidad habitual a la abogada Hollander y su rostro es un barómetro a seguir, una guía a través de las vicisitudes judiciales de esta historia real. Shailene Woodley comparte muchas escenas con Foster y aporta la mirada de muchos norteamericanos que piensan que estas personas sí son culpables, solo porque firmaron una declaración (obtenida bajo tortura la gran mayoría de las veces). En todas estas relaciones hay momentos de calma, de gritos, de rabia, de miseria, mientras el tiempo pasa inexorable para Rahim, quien cada vez emerge más carismático, obligándote a empatizar con el personaje de Mohamedou.

Con el pretexto de luchar contra el terrorismo, Estados Unidos ha violado el derecho internacional y ha cometido innumerables crímenes. Por eso “The Mauritanian” es una película necesaria, porque muchos gobiernos violan constantemente los acuerdos que han firmado y cometen horrores que deben ser develados. Si bien el elenco es de lujo, el guion es confuso y no muy fuerte, dejando el ancla emotiva solo como una buena intención y con poca calidad narrativa. Relaciones teñidas por el dolor y la desesperación de aquel a quien le han robado la libertad. La necesidad de verlo y reconocerlo es lo más rescatable de este film.


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