domingo, 19 de junio de 2022

Peaky Blinders, final: La violencia como otro personaje

La historia de los Shelby no ha llegado a su fin con esta sexta temporada, pero sí cierra varias aristas de ella. La season final se resume como satisfactoria y toda una lección en la forma de analizar la sofisticada crueldad de su premisa, realizando el último trayecto de los Shelby de manera elaborada y muy potente.

 

El inicio de temporada fue, visualmente, impactante. Retomamos a Thomas Shelby intentando suicidarse, sin haberlo logrado y de bruces en el barro. Lizzie le pone al tanto de que Arthur quitó las balas al arma, aunque se las deja por si quiere finiquitar su intento. El haber decidido partir desde el mismo punto en que la historia había quedado, nos hizo preguntarnos de inmediato cómo resolverían la ausencia de Polly Gray. Era la gran pregunta de esta temporada, pues todos sabíamos del fallecimiento de la actriz  Helen McCrory. Su personaje de Polly siempre tuvo una presencia monumental en la historia y buena parte del primer capítulo es un homenaje tácito, no sólo a la actriz, sino al papel de Polly en la trama; todo un acierto, si se tiene en cuenta que el personaje fue el centro de la familia Shelby y la serie lo tiene muy en cuenta, pues traspasa un dolor palpitante, un punto de presión y una obligación a hacer un giro que fue duro en el guion. La escena de Shelby con el rostro desencajado dejó claro que la sexta temporada recorrería lugares oscuros, algunos de ellos no sólo para concluir las variadas líneas argumentales, sino que también para elucubrar sobre los puntos más altos de la historia. Y aunque los nuevos capítulos no son del todo conclusivos  (básicamente porque hay una película anunciada ), sí es evidente que los guionistas de Peaky Blinders manejaban muy bien el sentido multidimensional de su historia, en cuanto al alcance y a su poder. Y a partir de ahí, deciden avanzar hacia un nuevo espacio narrativo que sorprende por su efectividad. 

Un salto temporal nos lleva a 1933 y a la isla Miquelón, dominio francés en las cercanías de Canadá. Es el último día de la Ley Seca en Estados Unidos y el negocio de esa isla era, justamente, el contrabando de alcohol. Aquí aparece la primera paradoja: Tommy ya no bebe licor, solo agua, lo que desencaja a su contraparte y hasta lo entienden como traición, saliendo de la incómoda reunión citando un poema brillante sobre la ira y los enemigos. Por otro lado, ¿Quién fue el traidor de Black Cat? Peaky Blinders no da una solución sencilla pero tampoco simplifica su argumento, de modo que el primer capítulo es el que ofrece respuestas; no todas ni en orden, pero sí que coinciden con la mayoría de las teorías que manejaban los fans en los foros y canales de análisis. Una salvedad que hace especial al primer capítulo de la temporada, porque da una mirada que cohesiona la historia como conjunto.


Estamos de acuerdo que ni la quinta ni la sexta temporada han sido las mejores, porque las anteriores les habían dejado la vara alta, a pesar de algunos detalles que no quedaron bien resueltos. Por ejemplo, cuando en el cementerio gitano, Esmeralda puso a Tommy al tanto de la niña fallecida, temimos un deus ex machina, pero la situación estuvo bien resuelta y lo que nos deja es que la maldición solo estuvo en la cabeza de Tommy. En cambio, sí pareció un deus ex machina lo del hijo perdido; un personaje que solo apareció en los tres episodios finales y que se siente introducido a la fuerza, adquiriendo inusitada importancia a cada segundo. Tampoco se entiende bien en qué momento este hijo cambia su posición y se manifiesta como el responsable del legado familiar…aquí faltó una transición, un mayor desarrollo del personaje. También nos queda la duda qué le dijo Tommy al oído… ¿Le contó que iba a morir o hay algo más?. Suponemos que esos detalles son introductorios para la película anunciada para 2024.

Otra situación no tan bien resuelta, fue la posición de Ada; en un momento, la vemos como una Michael Corleone asumiendo la impronta familiar que antes había rechazado, y parecía más lógico que fuera ella y no un desconocido quien quedara a cargo. Lamentablemente su personaje se desdibujó en los últimos capítulos, a pesar de escenas brillantes, como en la reunión con Mosley y su futura esposa (representando a Thomas) y cuando sale a repeler a balazos a los nazis. Y queremos volver sobre  Polly, ya que su muerte quedó con explicación insuficiente y ajustada al límite con el desarrollo de la trama posterior. Quedaron sin cerrar las historias de Nelson y Mosley.  Tampoco se cerró totalmente el arco de Gina, con una interpretación genial de Anya Taylor-Joy  que fue saliendo de escena hacia el final. ¿Esclarecerán todo esto en la película?. Es una posibilidad. 

La guerra, que prácticamente marcó el inicio de la serie, siguió presente hasta el final: Arthur resuelve el tiroteo con máscaras antigás; Tommy no mata a Holford porque es la hora de la paz. Alfie también tiene su carga y es un personaje que merecía más pantalla.


Por otro lado, la temporada final también fue una ratificación de los puntos altos que siempre distinguieron a la serie. La fotografía entregó momentos inolvidables, como el intento  de suicidio inicial, el funeral de Ruby, el tiroteo del Garrison, la escena  del carro ardiente con él y su caballo dentro del plano (tal cual el primer episodio de la temporada 1), por nombrar algunos.

Las actuaciones se llevan otro galardón. Cillian Murphy nos dio un personaje creíble, magníficamente caracterizado en su decadencia y sus conflictos, pero prácticamente todo el elenco es digno de mención, no hubo puntos bajos. Y qué decir de la BSO con Nick Cave, Sonic Youth, Radiohead, Arctic Monkeys,  , Black Sabbath, hasta Mozart y Puccini. Todo ese contraste musical de estilos, encajaba perfectamente con el clima agobiante que la serie propuso.

En definitiva, hemos visto cuatro temporadas brillantes y dos buenas, lo cual es mucho más que la media de las series. El final fue emotivo, aunque la “última cena” perdiera algo de fuerza al saber que Tommy vivirá,  y solo queda preguntarnos qué nos traerá la película anunciada para 2024. Peaky Blinders regresó en plena forma para enfrentar su final, con la energía de los misterios no resueltos y las preguntas que abren la puerta a otros conflictos. Todo un logro que la convierte en una propuesta magnífica en cuanto a su mecanismo argumental.

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