Gran Hotel Budapest tiene varias características que la hacen única. Los personajes se desenvuelven como dentro de un cuento, con un trasfondo que combina muy bien lo absurdo y lo serio. Fiennes, a las órdenes de Anderson por primera vez (leí que Johnny Depp abandonó el proyecto, mal ojo ahí), da vida a un caballero de otra época, detallista, dispuesto a cualquier cosa con tal de guardar el honor de su hotel. Su actuación está llena de carisma y logra entenderse a la perfección con su compañero Tony Relovori, el que actúa como un contrapunto perfecto. Hay pura química entre ambos, lo que recrea situaciones divertidas, reflexivas y otras más intrascendentes.
Visualmente
el film es fantástico, la atmósfera es pura metáfora de principio a fin. Hay
majestuosos decorados, acá no se descuida ningún detalle, pero ninguno, y por
esto es que la película debiera pelear fuerte todas las categorías técnicas y
ganar en varias, a no ser que salga otra Gravity en el camino (lo próximo de
Chris Nolan podría ser competencia fuerte). El maquillaje es extraordinario
también.
Lo visual también destaca por el uso de los colores, algo
llamativo en Anderson. Esto da una sensación de felicidad que antes había moderado pues cuando
satura el plano (algo que le encanta) se muestra más claramente su elogio a lo
absurdo. En esta película se nota la supervisión de detalles, ahí hubo un
trabajo minucioso.
Ya Wes Anderson nos había sorprendido con Rushmore, donde
transformó un dramático guion en pura expresión emocional mezclada muy bien con
la comedia, y luego nos presentó esa gran película que fue Monnrise
Kingdom, donde el cine de autor se manifestó con claridad; ahora da un paso adelante porque Gran Hotel Budapest es más
atrevida. Y uno de los pilares para este crecimiento es el toque de humor que ahora es parte viva y aporte fundamental del film por lo bien tratado e hilado al argumento principal. Hay
personajes muy muy divertidos, como el de
Willem Dafoe,
Edward Norton
y sobre todo Adrien Brody, quien nos muestra una
faceta más desconocida de su calidad actoral pero que logra 100% de resultados.
Y el equipo detrás de cámaras, los colaboradores de
siempre de Anderson, también logran puntuación máxima: la fotografía de Robert Yeoman es delicada y muy
precisa; la banda
sonora a cargo de Alexander
Desplat es de gran calidad, aporte neto; y el diseño de Anne
Atkins son parte clave para que el director lograra
mostrarnos esta preciosa cinta, llena de condimentos distintos que se fusionan
a la perfección.
Bueno, ya partió ganando Berlin y creo que será el primero de muchos premios….lo único que lamento
es que su estreno haya sido tan temprano, pero para mi es la primera candidata
a los grandes festivales y al glamour de Hollywood de fin de año.
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