Después de una segunda sesión
llena de críticas, Sam Esmail recupera el ingenio y la ambición y preparó una
temporada 3 mucho más atractiva, gracias a nuevas posibilidades y personajes
que aportaron a que el resultado fuera asombroso.
No se nos olvida su alucinante primera
temporada y las decisiones cuestionables que se tomaron para la segunda, sobre
todo cuando se trató de reproducir la misma idea pero dando vuelta la
trama. Para la tercera sesión, el creador, escritor y director Sam
Esmail tomó las riendas para mostrar que la serie tiene, todavía, un montón
que ofrecer.
Después de todo el arco de Elliot
y el disparo, la tercera temporada comenzó con el hacker dándose cuenta de que
su revolución no salió como esperaba: la economía colapsó y la gente sufrió,
mientras que las corporaciones se volvieron más fuertes. ¿Cómo podría remediarlo?. La idea base de la temporada
responde esta pregunta en una palabra: redención, y para redimirse, Elliot
decide unirse al enemigo para pagar por sus errores. Desde allí se desencadenan
complejas reflexiones en cada capítulo, repasando su vida y sus decisiones,
acompañado de la figura de Mr. Robot quien le reprocha pero que, tras el
capítulo 5, cambia de actitud y de forma de comunicación viéndose como un
igual, con una identidad más propia. Este cambio seguramente fue sugerido para
no engañar más al espectador y, ahora, el maestro tomaba posesión del cuerpo y
la mente del protagonista creando
flashbacks intensos. Todo esto, con el objetivo de no dejar fuera al espectador,
de invitarlo a ser parte de los eventos y así tener un mejor entendimiento del
universo de la serie.
El arco entre Elliot y Angela también
maduró. Ahora, los movimientos e ideologías de ambos eran diferentes. La ejecutiva sólo actuaba movida
por un interés amoroso, pero ahora aparece involucrada directamente en el juego
de la manipulación del Dark Army. Portia Doubleday estuvo excelente y muy
intensa, mientras que Rami Malek, realmente un líder de una nueva generación de
actores, supo hacer resurgir a su personaje librando batallas contra los
chinos, E Corp, él mismo y contra quienes lo han utilizado. Con multiplicidad
de recursos físicos, Malek, en cada capítulo, nos hacía ver cómo Elliot se
desintegraba y luchaba por renacer. Por otro lado, la voz de la razón fue la de
Darlene, quien trató de lidiar con la poca
estabilidad emocional de Elliot y Angela. El rechazo de Elliot a
la traición de Angela movió parte de la trama cuando ésta fue desentrañando la
manipulación y traición de Angela, la que finalmente sucumbe ante las muertes
de Trenton y Mobley y, por supuesto, por las cuatro mil víctimas
de las explosiones de los 71 edificios de E Corp.
Otro punto alto de la temporada
fueron las incorporaciones de Bobby Cannavale en el rol de un curioso vendedor
de autos. De look excéntrico y setentero su personaje es realmente importante
en los ciberataques y seguirá dando qué hablar en la siguiente temporada. Este rol
fue un nexo fundamental para entender cuán poderosa era la organización. La escena
en la que asesina con el hacha y a sangre fría al jefe del FBI, lo retrata como
un ser sin escrúpulos, dejando a la agente DiPierro sin opciones de negarse a
colaborar; este arco queda armado para la siguiente temporada.
Y el otro personaje que fue más
regular y tuvo un peso más relevante fue el de BD Wong, el villano de WhiteRose.
Y los guiños a otras películas no podían faltar. "V", "American Psycho", "El Club de la Pelea" aparecieron en momentos claves.
El universo Mr. Robot volvió a
brillar por el gran uso de la fotografía y montaje. Por ejemplo, el apagón del
capítulo 1 obligó a filmar en completa oscuridad, en una distopia asombrosa y
opresiva. También estuvo el fantástico quinto episodio ("eps3.4_runtime-error.r00")
realizado en un solo plano secuencia, de principio a fin. Esto le dio
una tensión y emoción que no nos dejó bajar la guardia. O el capítulo 8, donde
la nostalgia del pasado vuelve a través de los cosplay de “Volver al Futuro” y
de por qué no elegir “The Martian”, en esa gran conversación en la fila para
entrar al cine. Y qué decir del episodio final, cuando la escena dentro de la
cabaña son 5 minutos de una música incesante, tenebrosa, mientras todos allí
están con la posibilidad cierta de recibir ese disparo en la cabeza.
La temporada triunfó en el sentido de la progresión
con la que fue presentada y porque Elliot termina, aparentemente, redimido. Los
diez episodios rescataron las mejores partes de los años anteriores y los combinaron
para crear un suspenso único y en constante evolución. La serie reencontró
su voz, recuperó la confianza en su propia narrativa y visualidad, a pesar de
que los acontecimientos se vuelven cada vez más complejos.
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