sábado, 26 de abril de 2014

AUGUST OSAGE COUNTY: NADA MÁS QUE POWER INTERPRETATIVO

Hay que tener estómago para soportar dos horas de intensas peleas y gritos.
Cada cierto tiempo aparece en los cines una película que muestra las miserias de familias disfuncionales. En el caso de August Osage County hay otro detalle a considerar. El guion fue escrito para una obra de teatro que ganó premios Tony y un Pulitzer…pero no se libró de las críticas en esa ocasión.

El guionista de la obra de teatro, Tracy Letts, fue el mismo que la adaptó para llevarla al cine, y allí es donde se cometen errores que no permiten que esta película explote en la obra maestra que podría haber sido.
La ambientación está bien lograda: es verano, hacen 35 grados, pero dentro de esa casa todo es oscuridad, frío y resentimiento….eso queda claro. Pero los tiempos y las dinámicas no se logran totalmente. El guion es oro pero está pensado para el teatro, por lo que en la gran pantalla la historia se estanca. Esto lo vemos en cada grito, en cada golpe a la mesa….los que aparecen muy forzados, y si no fuera por la rica experiencia actoral de quienes están allí, podría salir hasta chistoso.

El director John Wells también comete varios errores pues si bien Meryl Streep y Julia Roberts sobresalen en cada una de sus escenas, hay personajes sumamente desaprovechados o que no se sabe para qué estaban ahí. Es el caso de Cumberbatch, cuya aparición es muy pequeña, el personaje no logra ninguna dimensión y desaparece de la historia tan rápido como apareció; Ewan Mc Gregor tampoco aporta, podría haber tenido un papel más mediador o por último enjuiciador…..prescindible, y la más desaprovechada es Margo Martindale, cuyo personaje tenía una gran historia que contar, pero que se desvanece cuando trata de ser la que pone el equilibrio en la familia.
También se equivoca (Wells) en tener muchas locaciones que distraen al espectador y hacen poco ágiles los diálogos.

Eso sí, la música de Gustavo Santaolalla, nuevamente notable, afirma el dramatismo.

La escena de la cena es, lejos, lo mejor logrado. Pero dura muy poco y la vemos muy avanzada la cinta. Dardos van y vienen, palabras que hieren salen sin piedad de la boca de los 9 integrantes de la mesa, sintiéndose muy potente a una Julia Roberts en una de sus actuaciones más maduras, ¿quizás la mejor de su carrera? Si, podría ser. En el global, el resto de la cinta no está a la altura de esta escena.
Meryl Streep es la reina de la película y por eso me pregunté por qué le dieron el Oscar por hacer de Margaret Thatcher y no se lo dieron por esta interpretación, donde cuesta respirar de tanta rabia contenida. No nos sorprende porque nos tiene acostumbrados, y ahí es donde Roberts nos deja con la boca abierta.

Un cineasta más sólido y  un guionista más despegado de la obra de teatro le hubiesen dado muchísimas alas a la película. Queda la tristeza, la soledad y la desgracia de los protagonistas, las potencias interpretativas de Streep, Roberts, Martindale a ratos……pero queda la idea de que esto pudo haber sido mucho más grande que la simple catarsis verborreica de una familia, la que parece sacada de un reality show.




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