miércoles, 2 de julio de 2014

JERSEY BOYS: CINE Y MÚSICA EN UNA SOLA EXPRESIÓN

Clint Eastwood nos tiene acostumbrados a producciones potentes, a guiones fuertes, a desenlaces inesperados. A los 83 años el actor, productor y director acierta con cada propuesta, y su nuevo trabajo “Jersey Boys” es otra alabanza a dos géneros que siempre han ido de la mano pero que pocos directores saben conjugar bien: cine y música.
Este film, se desarrolla en los 60. Los Four Seasons graban "Sherry" y se ubican al tope de las listas norteamericanas. Suena a homenaje pero también se da el toque nostálgico que, por ejemplo, no alcanzó la última de los Coen (Llewyn Davis).
Basada en el exitoso musical del mismo nombre, la película ha sido recibida por la crítica gringa con moderado entusiasmo. La historia se centra en la creación, el auge y el apogeo de la banda, de las falencias personales de los protagonistas, de cómo a veces debes salir a escena odiando a tu compañero…..el guion es de Marshall Grickman (Gladiator y Skyfall), quien tuvo que adaptar la historia de una banda que marcó una década completa, pero además adaptarla a lo poco que Clint Eastwood conoce del género musical; si bien es un jazzista acérrimo, eso no basta para meterse en un proyecto donde la música, los shows en vivo, el canto, la partitura, es tan relevante como la historia.
El protagonista es Frankie Valli, un cantante de voz aguda que era la figura principal de los muy populares The Four Seasons. Eastwood convocó para el papel a John Lloyd Young, el mismo artista que encarnó a Valli en el musical de Broadway y que en la película lleva a cabo un notable trabajo actoral y musical, no dejando afuera los problemas familiares y sus vínculos con la mafia. Christopher Walken también sobresale en una actuación llena de gracia.
A los que nos gusta la música, siempre creemos que hacer homenajes a músicos a través de una película es muy arriesgado. O fallas en la historia, o falla la actuación, o falla la ambientación o falla derechamente la banda sonora….en Jersey Boys todo se equilibra permitiendo el disfrute de una nostálgica obra, sobre todo para quienes gozaron de la música de los Four Seasons, y potencia a un Clint Eastwood que sigue experimentando y sacando lo mejor de su afilado ojo cinematográfico.



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