Babadock nos
asustó mucho el año pasado, Freddy y Jason manipularon nuestros sueños durante
la niñez….pero estos personajes, destinados a arruinar nuestras noches para
luego reírnos de eso en el futuro, parecen muñecos de tela ante el fantasma de la
enfermedad de Alzheimer y el terror que nos causa pensar en que nos pudiera
afectar a cada uno, en la vejez, o ahora mismo a algún ser querido.
En un muy buen
año cinematográfico, la pareja de directores formada por Wash Westmoreland y Richard Glatzer, sin deleitarnos mucho
a la vista, fueron correctos a la hora de ahondar, de forma muy digna, en el
sufrimiento de la protagonista de “Still Alice”, una mujer de 50 años que a esa
edad es sorprendida sin ningún aviso por esta enfermedad. Podríamos comentar la
cinta pero lo que más me generó fue el afán de reflexionar, del darnos cuenta lo
desnudos que estamos, a todo nivel, si nos tocara enfrentarnos a este monstruo, que toca la puerta sin distinciones, se mete por la ventana e invade,
cambia, modifica e incluso destruye la vida de quienes la padecen, y alterna profundamente la estabilidad en los miembros de su familia.
En "Still Alice" se logra percibir la tristeza infinita al comprobar que el Alzheimer
elimina a la persona. Es una enfermedad tan cruel para los familiares
como para el propio enfermo. Con el Alzheimer pierdes tu memoria, tu
personalidad, tú mismo, y la familia, cuando mira a su alrededor, se
siente totalmente desprotegida. No es solamente a la degeneración propia de la
enfermedad a la que tememos, sino que también a cómo va a afectar nuestra salud
mental y nuestros bolsillos. Porque en Chile no estamos preparados para cuidar
a nuestros adultos mayores, menos cuando se enfrentan a esta anulación. No
existe una cantidad de Geriatras adecuada según el envejecimiento de la
población; revisando datos encontré que si tomamos el censo del año 2012, éste arrojó que para el año 2030
habrá 4 millones de personas por sobre los 60 años, y 700.00 que bordearán los
80 años, mientras que la Sociedad de Geriatría y Gerontología avisa que sólo
hay 70 especialistas acreditados en el país, cuando debiera haber, por lo menos,
unos 300. Poco auspicioso el panorama si observamos que son sólo 3 las
universidades que tienen Facultad de Medicina impartiendo la especialidad, la
que se logra luego de 3 años de internado, es decir, a los 10 años de estudio
se puede pensar en ejercer; en otros países, la formación en geriatría es
primaria y dura 4 años. Según las cifras mostradas anteriormente, Chile
necesita ese cambio y es de esperar que las universidades así lo consideren…y
lo hagan pronto. Por otro lado, y para ahondar la crisis, no existen lugares de
acogida con personal calificado, entrenado, y la mayoría trabaja con personal
voluntario lo que tiene puntos positivos pero también negativos. No existe un
apoyo psicológico real para la familia afectada, a no ser que se pague de
manera particular, y así el día a día es
vivido en absoluta indefensión y tristeza.
En la película,
Alice es una mujer de recursos, sus hijos tienen buenos estudios, y así y todo
observamos el deterioro emocional de la familia, cuyos miembros están en etapas
distintas de la vida, pro igualmente son incapaces de asumir esta realidad. El
marido de la enferma (Alec Baldwin)
se hace a un lado cuando su esposa necesita cuidados y deja la carga a su hija.
Esto ocurre más seguido de lo que quisiéramos; aunque hay parejas incondicionales
a un pasado amoroso, hay otras que simplemente necesitan evadirse porque no son
capaces de asumir el peso devastador de esta enfermedad, y es ahí donde el
apoyo psicológico es clave, pero éste no es proporcionado por el sistema de
salud de manera rápida ni efectiva.
En el film, Alice se apoya en la tecnología (son
demasiadas y descaradas las referencias a Apple) pero como ésta no forma parte
integrada de ningún programa geriátrico en consultorios ni hospitales, se
pierden los recursos que pudiera aportar para hacer más llevadero el deterioro
de la enfermedad.
Mirando este
panorama negro de la vejez en Chile, le encontramos razón a esa frase de Alice,
quien dice que “preferiría tener
cáncer porque es menos vergonzoso y no anula a la persona”.
Desesperación, personalidad
desintegrada, miedo, terror….palabras que lleva consigo este fantasma que según
la OMS ya afecta a 35 millones de personas en el mundo, y según el último
informe que se lanzó en el Dia Mundial del Alzheimer (21 de septiembre) los
casos podrían duplicarse para 2050. En Chile estamos siendo sólo observadores
del envejecimiento de la población, la que lo hace sin calidad de vida, sin
recursos, y con el miedo de que esta sombra pavorosa e invalidante se meta en
nuestro hogar. Los cambios son tan urgentes que también nos da pánico pensar en
eso, en que estamos reaccionando tarde, en que nadie toma la batuta….y mientras
tanto, las familias que ya están afectadas sólo se pueden refugiar en el amor,
así como lo grafica Kristen Stewart en la última escena de la película…”todo es
acerca del amor”.
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