Pablo Trapero tiene una probada
filmografía, que va desde su muy buen debut con “Mundo Grúa” hasta llegar a
películas sello como la fantástica “Carancho”
y “Elefante Blanco”. Film tras film ha
ido creciendo como narrador, logrando con “El Clan” su película más clásica, principalmente por la forma en que se relaciona con el
espectador.
“El Clan” debe ser uno de los mejores thriller contados desde el
más absoluto drama. Más que los hechos delictivos propiamente tales es la
relación dentro de ese extraño núcleo familiar lo que lleva el hilo de la
historia, siendo el eje Arquímedes-Alejandro el
aporte más significativo de la narración. La película muestra a
un padre manipulador, siempre saliéndose con la suya y persuadiendo al hijo para
que sea cómplice en sus crímenes. Pero también vemos a un joven ambicioso que
duda, pero que no rechaza, su parte del botín. Y a una familia que prefiere “no
saber” para poder mantener su estilo de vida. Tres líneas argumentales que se las quisiera cualquier
guionista norteamericano para convertirlas en una serie de varias temporadas.
Como no he leído el libro en el cual se basa el
film, la observación corre desde el punto de vista de la imaginación y del guion
propuesto por el director, quien narra
la historia de manera fragmentada, con un montaje en diferentes tiempos para evitar los cabos sueltos, y dándole un punto de vista muy singular a la
trama de Arquímedes y Alejandro. En varios de estos
pasajes el director utiliza los fuera de foco, que se pueden interpretar como
vacíos entre lo que se conoce de la historia y lo que quedó en la nebulosa; en
este sentido, conocer el contexto histórico es importante y de eso sirven mucho
(para los extranjeros) las imágenes de archivo de televisión y diarios.
Toda la carga dramática se la llevan dos extraordinarios actores:
Guillermo Francella y Peter Lanzani,
quienes nos ofrecen personajes totalmente creíbles, con matices y con
personalidades definidas y opuestas, lo que produce momentos de tensión muy
logrados. A nivel guion, no todo es perfecto. Las escenas, analizadas por
separado, son muy sólidas, sobre todo aquellas donde se describe la dinámica de
esta peculiar familia; la mala relación de las dos hermanas refleja un trabajo
actoral de un casting nuevo pero escogido al dedillo; la subtrama con la novia
de Alejandro es muy interesante también y siempre se mantiene pulso dramático. Sin
embargo, cuando juntamos todo esto y lo miramos como producto completo se
percibe un desorden, una progresión falta de ritmo, el que sólo es levantado
cuando se comete un crimen y eso sirve de palanca emocional. Pero hacia el
final de la película este desorden es mejorado, en parte, por los planos
secuencias que son característica del director y que cada vez maneja mejor para hilar las historias.
La dirección de arte es completísima, nos pone en
la época de los hechos con cada cortina, cada lámpara, cada vestimenta. El
montaje es muy preciso cuando se empareja con la música, la que es otro gran
aporte del film. Al parecer Trapero es fan de Scorsese porque en la utilización
de la música se percibe la influencia del director neoyorquino. En
la mayoría de las escenas se escuchan canciones de la época, logrando una buena
mezcla con los cuadros que no resultan tan dramáticos. Un buen ejemplo es la
escena de sexo en el auto, donde la música aporta todo el contexto, le da
agilidad y eleva la maestría del director para filmar una escena muy simple, pero
que logra destacarse por este equilibrio.
“El Clan”
es una buena película y no
resulta compleja para el espectador. No tiene la sordidez visual que podría
presumirse, algo que es sello de Pablo Trapero pues como parte de este “nuevo”
cine argentino (de directores que partieron filmando a fines de los ’90) su tendencia a llevar a la pantalla
enjuiciamientos sociales con muchos planos secuencias (en “Carancho” esto lo
logró a la perfección) en “El Clan” es tratado con más suavidad debido a la
historia impresionante que se cuenta. Los personajes son sórdidos, siniestros, pero
a nivel narrativo la película tiene todo
para ser un éxito, por la mezcla equilibrada de thriller y drama. Aunque me quedan
dudas sobre la estructura del guion, la historia es potente, se calibra
sola y nos brinda otro muy buen momento para el cine argentino.
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