jueves, 14 de noviembre de 2019

The Affair, temp final: el difícil arte del perdón


Muchos fans confirmaron tras los primeros episodios, que el cierre de “The Affair” corría el riesgo de no ser satisfactorio. La serie, famosa por usar el truco de los puntos de vista múltiples, llegó a su fin tras 5 temporadas, cocinando su final a fuego lento y con ciertos vacíos que hablaban de su fatiga. 

La muerte de Alison en la temporada anterior fue imprevista, sorpresiva, y dejó un sabor agridulce en los espectadores que habían seguido “The Affair”. De esta manera, la serie se enfrentaba a una situación compleja para las ficciones que deciden matar a uno de sus personajes principales, porque no es fácil reenganchar al público ni lograr que las cosas tengan sentido. La salida de Ruth Wilson  no estuvo exenta de polémica y dejaba dudas de cómo llenar ese vacío en el guión. 

“The Affair” comenzó su  temporada final en dos líneas temporales: un futuro  inmediato al de la 4ta sesión y que nos dio el primer portazo a la cara: nadie nos había contado que Cole desaparecía por completo. Si ya la muerte de Alison era difícil de llevar, no sabemos cómo explicarnos por qué no fue más el personaje de Joshua Jackson, el cual le daba inmensa emotividad a la historia. ¿Tan poco peso tenía el  papel para eliminarlo sin explicación?. Su final, entonces, fue ese  viaje en auto con Joanie, donde le explica la muerte de su madre de una manera muy dulce; sin embargo, durante la temporada final, vamos descubriendo que el guión lo deja como un malvado que casi traumatizó a su hija durante su infancia. Cruel.

Entonces, sin Alison ni Cole, la temporada final solo versa en la previsible reconciliación de Noah y Helen, enmarcando sus narrativas a través de los puntos de vista de cada uno pero agregando, ahora, los de otros personajes; esto significó cometer los mismos errores de incluir algunas secciones que no se terminan entendiendo, como la de Juliette.
la segunda línea temporal es el futuro. Allí es donde aparece la historia de Joanie; aquella niña que vimos en el auto con Cole ahora es una mujer, con dos hijas, dedicada a calibrar los efectos del cambio climático, y llena de traumas emocionales. Aunque sorpresiva, la propuesta de ver su historia termina siendo aceptada al responder la premisa de que “los traumas se heredan de generación en generación”. A través de sus puntos de vista,  la serie se obliga a saltar  30 años en el futuro y si bien se observan avances tecnológicos (celulares casi transparentes, un dispositivo que permite ver el clima de hace 30 años), ella vuelve constantemente al pasado y trata de ir respondiendo las dudas que siempre la han atormentado. Y Whitney, la hija mayor de Helen y Noah, pasa casi a ser protagonista y, aunque a veces tampoco parece conducir a ninguna parte, su historia permite encajar todo. Ella es fundamental cuando aparecen las acusaciones del #MeToo contra su padre, tema de plena actualidad, y da la posibilidad de reflexionar sobre las razones del movimiento, sin embargo, este hilo argumental queda lamentablemente inconcluso.


Los últimos capítulos bajan el ritmo con una extraña tara en la edición, ya que Joanie salió de algunos capítulos y  su final se mantuvo en vilo tras descubrir que las sospechas de Cole, sobre la muerte de Alison, eran ciertas. Y Si el penúltimo capítulo supuso la reconciliación de Helen y Noah, y la redención de éste con sus detractores, piquete de serpiente incluido, el episodio final es un broche inesperado a una temporada que en sus comienzos acusaba cansancio.

Palabras finales para los protagonistas que terminaron cerrando esta historia simple, la de un amorío de verano que terminó rompiendo familias y sueños. Maura Tierney brilló en su interpretación de Helen dejando de ser definida por sus hijos como codependiente, a ser alguien que pasó de la pérdida de su pareja, a apoyar a su vecina Sierra, a salir con un actor famoso, y a aceptar que seguía enamorada de Noah. Este último le calzó como anillo al dedo a Dominic West, quien abrazó a un personaje maravillosamente defectuoso y cuyas acciones afectaban, como un cataclismo, a quien lo rodeara; al menos el guión les dio un hermoso final a ambos. La representación de Anna Paquin como Joanie es enigmática, dura, e igual de perdida que las demás almas problemáticas de “The Affair”. Para eso sirvió su inclusión en este contexto, junto con mostrarnos que, efectivamente, en el futuro el cambio climático hará estragos. Especialmente emotiva es la escena en la que un Noah anciano, atiende a Joanie en el Lobster Roll (donde comenzó todo), conversando de una vida que ambos ya vivieron, pero que Joanie no lograba cerrar y de la cual Noah se sentía rehabilitado. Este encuentro es el final de serie, pues permitió que ella comprendiera a su madre, de la que solo tenía la versión cruel que Luisa y Cole le habían contado.

Al estilo “Six-Feet-Under” terminó esta historia que nos cautivó en sus dos primeras temporadas y que luego sufrió un vaivén inestable pero que, a tropezones, logró cerrar sus tramas con convicción. El baile de Noah frente un océano que está hundiendo Montauk, justamente por el cambio climático, suponen una delicada guinda para ese fan que les aguantó todo a estas 2 parejas que representaron la fragilidad del amor, de la confianza y de las relaciones, a pesar de la extraña salida de Ruth Wilson y la desaparición inexplicable de Jackson; la mitad de la exitosa ecuación dejó algo en jaque las expectativas de un final redondo, pero “The Affair” acierta en centrar su discurso en que al final del día todos debemos plantearnos la alternativa del perdón.

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