En 3 hermosas y melancólicas
temporadas, “The Deuce” contó la historia de la edad dorada del porno, su
legalización y surgimiento como
industria en la Nueva York de los ‘70. Desde la corrupción del gobierno y la policía,
hasta la violencia y la epidemia de las drogas, en una fantástica historia que
coincidió con un cambio de época y de la forma de ver al mundo, la economía y a
las mujeres.
El título “The Deuce” nació del
nombre coloquial que se le daba a la calle 42, entre las avenidas Séptima y Octava,
y la historia, nace de la habilidad de David Simon de analizar al ser humano. Simon
sabe asegurar calidad y por eso HBO lo ha
mantenido en sus filas por casi 20 años. “The Wire”, “Treme” y “Show
me a Hero” son sus bastiones, a los cuales se unió “The Deuce” y su
encuentro con el nacimiento de la
industria de la pornografía en Nueva York. Con grandes personajes, una
ambientación descollante y un ritmo abismal, la tercera y última temporada comenzó
en la víspera de 1985 con un Vincent agotado y volviendo a conectar con su ex esposa, Andrea,
y cuando su relación abierta con Abby se volvía más distante. Por su parte, Candy
y Harvey no están de acuerdo sobre el futuro del porno porque ella quiere atraer al público femenino, pero Harvey le
dice que no hay dinero. Hay desilusión y desesperanza, sensaciones que atraviesan
cada episodio.
Hay un innegable valor artístico
en la propuesta de la serie. “The Deuce” no ha sido la más cara de producir
pero sí es una experiencia muy impresionante y transportadora. Su atmósfera hipnótica permitió a Simon y
Pelecanos implementar una estructura narrativa tipo “cápsula del tiempo”, la
cual fue contando la historia y mostrando a sus personajes capa por capa. En la
temporada final se integraron perfectamente las tramas y se resaltaron aquellas
más secundarias. Paul se enfrentó a la epidemia del SIDA, Bobby se asusta ante la posibilidad de estar contagiado,
los condones se volvieron fundamentales
para el porno, Abby luchó por asumir un puesto de defensa por los
derechos de quienes conoce y Candy dolió en su sueño de pasar del porno al cine
clásico. ¿Cómo podía Candy encontrar satisfacción artística cuándo ve que
la pornografía, por la que tanto se esforzó de elevar de nivel, había tomado el
camino regresivo de las oscuras salas de cine?.
Responder esa pregunta refleja el
trato de máxima humanidad que se le dio a los personajes, y es lo que dignifica
a esta serie como una de las propuestas más sólidas de la temporada; hasta el
mafioso más miserable hacía empatizar, así como los patinazos de los protagonistas,
los que nunca dejaban de decepcionar a sus cercanos traspasando esa amargura
por la pantalla.
Simon y Pelecanos no olvidaron su matiz social al criticar al
capitalismo, el cual fue el responsable de la “limpieza” de Manhattan en pro de la
decencia y salubridad, solo para que unos pocos se aprovecharan con la
especulación inmobiliaria. Mejorar la vida de la gente nunca fue el plan de los
políticos, los que usaron la fuerza policiaca para infringir terror. ¿les suena
conocido, cierto?.
Para una buena serie, una gran
historia. Gracias a personajes perfectos, adorables en sus miserias y sin
importar a qué se dedicaban, “The Deuce” triunfó en su temporada final y como
propuesta dramática y audiovisual. A través de cada episodio, los
espectadores pudimos ver cómo la cultura porno se infiltró en la sociedad
reforzando, desde la mirada masculina, un tipo de lenguaje publicitario y
cambiando nuestra forma de pensar sobre el sexo. Con una escena final brutalmente
triste y melancólica, momentazo
televisivo de 2019, “The Deuce” dice adiós manifestando que cuando un vecindario
cambia, es reflejo del cambio de la
propia nación, y en ese cambio generalmente se arrasa con las personas hermosas
que habitan dentro de ella y con los sueños de cada una.
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