La BBC es capaz de
darnos series de un rigor absoluto y, en otros casos, puro entretenimiento y
acción. “The Capture” se incluye entre estas últimas, cautivando a la
audiencia con una temática en sintonía con los tiempos.
En la línea de “Bodyguard”,
pero con un final más desconcertante, la inspectora Rachel Carey abandona su lugar en
la sección de Antiterrorismo para poder
mantener una relación sentimental con su superior. Su llegada a Homicidios le plantea
un escenario totalmente nuevo cuando un ex soldado, acusado de matar a sangre
fría a un talibán, es liberado de la cárcel gracias a que su abogada demuestra que la captura de imagen, donde se ve al
hombre disparar, podría tener el audio desfasado. Cuando la detective
interpretada por Holliday Grainger es asignada para evaluar el caso, se
encuentra con una maraña de desinformación.
“The Capture” es ese thriller de
espionaje de tendencia paranoica, que saca su fuerza de los temores del
momento: fake news y falsificaciones en la era del terrorismo, lo
cual es el ingrediente que mueve vertiginosamente un guión que a veces tropieza por culpa de ese ritmo, tal cual le ha pasado a “Homeland”,
por ejemplo. De esta manera, la serie se mueve en una atmósfera menos frontalmente
política que “Bodyguard” porque se fija en que sus personajes no respiren, porque
todo es acción y acción y giros inesperados; igualmente lanza su crítica a la sociedad tecnológica que deja campo libre a la manipulación, al tiempo que la verdad se
vuelve quimera.
A partir de esta premisa y la carrera
contrarreloj que toman los hechos, se descuida el que ningún informático pueda separar lo real de lo
añadido por computador. O que una
prestigiosa oficina de abogados se le ocurra fingir un autosecuestro y
falsificar pruebas que los inhabilitarían como defensores y los llevarían a
prisión. O más increíble, que a Rachel no se le haya ocurrido mirar primero la
cámara del bus para comprobar si Hannah lo tomó. Y es bien delirante pensar que
el MI5 colabore con la CIA para que ésta asesine a una ciudadana británica en
suelo británico. Muy loco.
A nivel de actores, como siempre,
las series inglesas cumplen. Buen protagónico de Hollyday
Grainger , quien fuera Lucrecia Borgia en la serie inglesa sobre la
familia papal, y gran satisfacción de ver que al jefe del operativo de la CIA
en Londres lo interpreta el incombustible Ron Perlman. Y Callum Turner,
con cada gesto y diálogo, nos convencía de que nuestros cerebros son sugestionables.
Una vez más, los ingleses ofrecen entretenimiento contemporáneo inteligente. “The
Capture” es ambiciosa y con su frenético desarrollo descuida un poco el final,
pero sin duda que tiene muy buena producción y establece un punto acerca de si
los servicios secretos deben tener mayor supervisión por parte del poder civil.
Aún no se confirma una segunda temporada aunque, y después de sopesar sus
opciones, la CI Carey tenga casi decidido establecerse como topo dentro del
programa de correcciones y así poder observar a los observadores.
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