lunes, 11 de abril de 2016

AMERICAN CRIME STORY: Un show electrizante

Cómo están aprendiendo los norteamericanos de los ingleses!, pioneros en la idea de hacer temporadas cortas, autoconclusivas, para luego hacer segundas y terceras temporadas sólo cambiando escenarios. "American Crime Story" se suma a "American Crime", "True Detective" y "Fargo" como las series que tratan al espectador como un adulto informado, con criterio, mostrándole líneas argumentativas que superan, hoy por hoy, al cine.


En Chile sólo fuimos espectadores del juicio a O.J. Simpson, hecho que fue tan famoso que ha dado pie a documentales y reportajes que no permiten salirse de un guión preestablecido. Ryan Murphy, creador de otras series como “American Horror Story”, “Glee” o “Scream Queens”, nos trajo lo que, sin duda, será uno de los shows del año. Por mi parte, empecé a verla con recuerdos muy vagos del caso y, a medida que fueron pasando los capítulos, fui comprendiendo de la importancia que jugaron los medios de comunicación, del juego sucio de los abogados, de lo atada de manos que están las fiscalías para ir contra la corriente y muchas tras bambalinas ultra sabrosas de un caso judicial que se transformó, por pericia, astucia o simple casualidad, en un juicio contra la policía de LA.
La serie afianzó su peso gracias a interpretaciones poderosas. Cuba Gooding Jr. nos demostró el por qué ganó un Oscar. Está soberbio como O.J. Simpson. John Travolta, como su abogado, sigue dándole el crédito a Tarantino luego del rescate que éste hizo de él hace unos años, aunque, para mí, el personaje que se robó el show fue el de Sarah Paulson como la fiscal Marcia Clarck. Una profesional que vivía una lucha interna contra su ex esposo y que era el blanco de la naciente televisión de farándula, la que la criticó por su forma de vestir y peinar.


Por otro lado, la serie enarboló muy bien la recreación del discurso sobre problemas sociales modernos: el racismo, la brutalidad policiaca y el uso de armas ya eran tema de debate en 1994 y hasta hoy son actuales, lo que permite construir un puente histórico y captar qué tanto hemos (in) evolucionado como sociedad.
Los 3 millones de espectadores que tuvo cada capítulo ya aseguran una segunda temporada en la misma línea a la que nos tiene acostumbrados Ryan Murphy. La serie tendrá el mismo nombre y los mismos actores, pero variará el caso o contexto (ya se habla de la posibilidad de enfocar la trama en el huracán Katrina). Además, la crítica internacional fue muy benevolente y reconoció el espectacular casting, la recreación del mismo (los actores lograron un parecido físico muy real al de los verdaderos protagonistas) y, por supuesto, a la perfecta recreación del proceso en tribunales y fuera de éste.
Todo el embrollo, casi de teleserie, nos mantuvo cautivos a todos y lo más increíble es que todos sabíamos el final, sin embargo, Ryan Murphy, en una excelente dirección del episodio final de temporada, editó y usó la gestualidad para trasmitir lo que cada “bando” sintió al escuchar el veredicto de “inocente”. Podríamos decir que ese día nacieron los reality show, porque gracias al ritmo fascinante y sus excelentes actuaciones, “American Crime Story” podría ser una de la series del año.



Nunca había visto algo tan bueno de Ryan Murphy, desde “American Horror Story: Asylum”.
Empezaba a desesperarme con sus últimos trabajos (las tres últimas “American Horror Story” y ese extraño invento llamado “Scream Queens”). Pero con esta propuesta renace cual ave fénix. Quiero resaltar, nuevamente, a la extraordinaria Sarah Paulson que, ojalá, sea distinguida con los premios y nominaciones que hace rato se merece, junto con un impresionante Cuba Gooding Jr, el que da en el clavo al interpretar a un personaje construido por los medios y por el fanatismo racial, aunque años después y por otro caso, haya caído por su propio peso.

“American Crime Story”, definitivamente dio en el clavo.

1 comentario:

  1. concuerdo en todo, menos en Cuba Gooding Jr, me parecio muy debil, mucho.

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