Años esperando, para que los
episodios se vayan como agua entre los dedos. El final de Sherlock (temp 4) deja
instalada a la serie en medio de polémicas varias, rátings en picada y críticas
por doquier. Pero más allá de eso, queda la sensación de que los chicos de
Baker Street no van más.
Esta adaptación modernizada del
clásico detective siempre ha sido fenómeno mundial en el mundo de las series;
con cada regreso se han generado posiciones enfrentadas, porque siempre ha alimentado
altas expectativas. Esto ha sido llevado al extremo con la cuarta temporada que,
en sólo tres capítulos, tuvo tiempo para decepcionar, emocionar, e incluso, dejar
indiferente a más de alguno.
Los capítulos
El arranque fue flojo, a pesar de
que se nos presentó un Sherlock diferente, más oscuro, más errático y menos
brillante. En el segundo episodio nuestro protagonista recuperó la lucidez y el ritmo de siempre. Los personajes tuvieron tiempo para desarrollarse
y hasta se presenció a un buen villano, interpretado por
Toby Jones. El capítulo, además, incluyó un ingenioso giro final que obligó al
espectador a volver la mirada sobre acontecimientos pasados y a observar la
introducción de un inesperado villano final.
El tercer capítulo, el último de
la temporada, tenía el complicado reto de mantener el alto nivel que había
marcado Steven Moffat con el segundo episodio. La historia se planteó como una
sucesión de pruebas que Sherlock debía resolver pero que lo obligó a poner en
juego constantemente el factor emocional. Aunque el capítulo se mantuvo en un
nivel medio, con serios problemas de guion, hubo también momentos
brillantes, como toda la escena de la granada voladora en el departamento
de Sherlock. O la reaparición de Moriarty en lo que, en un primer momento,
pareció una resurrección forzada, pero que después se explicó como un flashback ideal
para cerrar el círculo de la serie; este "The Final Problem" resuelve que son las
emociones y la conexión que logra Sherlock con los otros humanos, lo que
termina perjudicando su abismante inteligencia, poniéndola por debajo de la de
sus hermanos. Pero, por eso mismo, termina siendo el más fuerte de los hermanos.
Analizando este 4×03, nos queda
la sensación de que puede actuar como final de serie porque no quedaron cabos
sueltos. Las declaraciones de Steven Moffat refieren a esto, de alguna forma: “Si
esta es la última vez -y no estoy pensando en que lo fuera, pero podría ser- es
posible que podamos acabar así”.
La temporada 4 ha tenido muchas críticas porque hubo una pérdida de esencia y porque
hubo, también, una indulgencia exagerada con los personajes. Hubo muchas fallas en la
ejecución del guion, hubo filtraciones y problemas de ráting que, claramente,
no estaban en el puzzle de los realizadores. El éxito de una serie radica en cómo
haces para que el tiempo invertido en la relación espectador/personajes
funcione, y permita aceptar algunos pifias, sólo por el cariño que sentimos
hacia ellos. Con Sherlock y Watson juntos, la serie finalizó con su peor número
histórico de audiencia: 5.9 millones de espectadores, el que hace aguas frente
a los 8.1 de la 1ª temporada. Esto habla de desgaste. Podemos echarle la culpa
a que las audiencias se aburren más rápido ante la nutrida oferta seriéfila, o
bien que todas las filtraciones (el episodio final estuvo disponible, con una
versión rusa en la red, desde el sábado anterior) atentaron contra el factor
sorpresa del cual bebía la serie, y en cantidad.
El personaje y la serie evolucionaron.
La cuarta temporada fue una montaña rusa, con un capítulo bajo, otro arriba y
otro en el medio. Si bien no hay nada confirmado, el olor a final de serie es
indiscutible y aunque los protagonistas estén dispuestos a regresar, todo
parece indicar que hasta acá llegamos. Ojalá nos equivoquemos porque este no es
el final que merece Sherlock. A pesar que siempre defendemos que es mejor
una retirada a tiempo que agotar la fórmula, sin duda que el detective más
famoso y peculiar de la historia merece un final a mayor altura.
Lo mejor: las locaciones y los
flashbacks.
Lo peor: el guion hizo aguas en
algunas partes, como en el escape de Eurus (gran perfomance de Sian Brooke) de
su prisión al final del 2º capítulo, o cómo sobrevivieron a la explosión, o
cómo desaparecieron las cadenas de Watson.
El mejor capítulo: Sin duda el nº
2 “The Lying Detective”. Y es que el caso que se nos presentó no es sino el
plan de Sherlock, organizado por Mary, para que Watson le salve la vida y así
recompongan su relación. Un engaño tan bien pensado que Sherlock predice lo que
va a hacer Watson en todo momento.Es la primera vez que se profundizó en la
mente de Watson, una persona tan íntegra que, como dice Sherlock, a veces no
parece humana La escena de la reconciliación entre ambos queda como una de las
mejores de la serie.
Recomendación: Que estés
concentrado y que no pierdas la fe luego del 1er episodio.
Otra temporada?. No ha sido
renovada aún y las declaraciones de Steven Moffat
señalan que hay un desgaste tanto en el espectador como en los realizadores. Pero
con la BBC nunca se sabe.
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