viernes, 20 de enero de 2017

The Crown: de la farándula a ser de lo mejor de Netflix

La serie es obra de Peter Morgan, quien ya había escrito la película "The Queen".  Isabel II y el Duque de Edimburgo protagonizan esta 1ª temporada, donde se nos muestra a una reina que evoluciona de joven insegura a estratega gobernante.


La monarquía en Reino Unido sufre de los mismos males que cualquiera otra: representa la brecha de clases, el privilegio de ciertas cunas y todas esas normas retrógradas que minimizan el papel de la mujer en la vida pública. Pero la familia real británica tiene una popularidad que a los extranjeros nos cuesta entender, y ese es precisamente el reto que afrontó Netflix a la hora de aceptar esta serie. Había que traspasar todo lo que han ducho las revistas de papel couché a la televisión de primera calidad. Para ello, “The Crown” hace una radiografía de la monarca más longeva y famosa del mundo: la reina Isabel II. El otro gran reto de la serie era mostrar su tensa pero inevitable relación con el Gobierno británico. Winston Churchill estaba acostumbrado a tratar con soberanos cultos, como Jorge VI, que apenas se oponían a su criterio político. Y de pronto una chica de 25 años, con mucho conocimiento protocolar pero nula conversación, era la encargada de rebatirle las decisiones al gran héroe de la guerra. Isabel decidió dejar de ser marioneta y formar su propio discurso. 

A nivel de producción, desde el inicio podemos observar por qué esta serie fue multimillonaria: los escenarios, el vestuario y las caracterizaciones están perfectamente logradas, y la belleza visual de sus planos es innegable. Se nota la mano de Stephen Daldry detrás de unas interpretaciones humanas y cargadas de emoción contenida, mientras la música de Hans Zimmer y Rupert Gregson-Williams llenan de sensibilidad cada escena.


Los actores
Si Claire Foy fue la protagonista de toda la temporada, el primer capítulo versa en su mayoría sobre el rey Jorge VI. Jared Harris hace un trabajo magnífico dotando al monarca de confusión, nervios, deseando dedicar su vida al pueblo, pero viendo como esa vida se le escapaba de las manos. Hay gran complicidad entre Claire Foy y Matt Smith mientras representan a una pareja normal en sus primeros años de matrimonio y el traspaso a ser gobernantes; Vanessa Kirby tiene grandes momentos siendo la protagonista de las primeras planas que hablaban de una princesa díscola. Y está el personaje de Winston Churchill, caracterizado de manera estupenda por John Lithgow, quien se anticipa como un amigo-enemigo bastante duro para la joven reina. 
El vestuario también es digno de elogios. Basta con ver lo idéntico que es el vestido de novia que luce Claire Foy, recreando el modelo que usó Isabel II en su boda. Michel Clapton es la directora de vestuario de la producción y ganadora de un Emmy por su trabajo en “Game of Thrones”. Clapton estudió y buceó por meses en archivos históricos y, seguramente, en las revistas “Vogue” de la época para no fallar en el estilo.


Claire Foy
La gran monarca que interpreta tiene poco que ver con la imagen actual de la reina, la que a pesar de su ancianidad, sigue viéndose muy estricta. En “The Crown” es una muchacha que reconoce sus limitaciones y decide remediarlas antes de ser devorada por los políticos. En los primeros capítulos se nota que tiene la oportunidad de ser el relevo fresco de una institución arcaica, pero choca con el deseo de todos, y de ella misma, de mantener un legado. Termina decantándose por lo segundo. 
Claire Foy hace un gran trabajo. Isabel II nunca ha sido una mujer expresiva, por lo que tuvo que echar mano a lo mejor que tiene para potenciar esa imagen temerosa en un principio, pero luego fuerte, aunque siempre respetuosa. El trabajo que hace con su mirada es abismante, sus ojos hablan. La soltura con la que el personaje se va imponiendo sobre los dos hombres que la acompañan (Felipe y Churchill) es puro placer televisivo. En algún momento quedaba la sensación de que le impregnaría un lado feminista a su personaje y terminaría siendo una especie de Daenerys o Peggy Olson, pero éstas son una muestra pura de feminismo en televisión, mientras que la reina siempre se ha resistido a esta etiqueta porque igualmente intuía que el género no disminuiría la calidad de su reinado.
En algunos episodios, esto le procuró las críticas de su propia madre y varias crisis matrimoniales con un hombre reacio a tener un papel secundario: "¿Eres mi esposa o mi reina?", le preguntó Felipe cuando ella le exigió que se arrodillara en la coronación. "Soy ambas, y un hombre fuerte se arrodillaría ante ambas". Esto no puede interpretarse como igualdad de género pero tenía un gran sentido considerando la época y a los protagonistas. Igualmente, fue muy sabroso observar situaciones donde los problemas que abordaban eran los típicos de cualquier matrimonio, pues los datos señalan que aquella pelea en Australia, que fue grabada accidentalmente por la prensa, fue real. Lo confirmó hace unos años la biografía “Our Queen”. La pareja estaba en su viaje por Australia y un equipo de prensa giró su cámara cuando vio que la puerta se abría y capturó ese momento de pelea marital, donde volaron platos y otras cosas. También es real que destruyeron la cinta pero no por buena gente, sino “por miedo”, versa la biografía.




El guion
Peter Morgan elabora una historia perfecta. El guion es profundo y tiene matices y detalles que le dan peso, consistencia a lo que se cuenta pero él busca darle fuerza a ese choque constante entre el individuo y la institución. Esa es la fascinación del guion (y del propio Morgan). Lo único criticable es que algunas subtramas corren sin tanta fuerza y no despegan, logrando que Claire Foy sea la única pieza que logra hacer encajar todo para dar la estructura necesaria a lo demás.
Riesgos
La serie ha sido aclamada por la crítica y a pesar de lo costoso de su producción existirá otra temporada. ¿Cuáles son los riesgos? Algunos piensan que esta serie minimizó los problemas sociales de la época: "Me preocupa que la historia de mi generación pueda perderse para mis nietos porque los productores de televisión prefieren anestesiar a los espectadores"; esta fue la dura respuesta del columnista de The Guardian, Harry Leslie Smith. A él no le gustó la serie porque omite los movimientos socialistas que enrielaron la verdadera revolución. Ese es el gran riesgo al que se enfrenta el público joven de “The Crown”, el dar por sentado ciertas situaciones que se plantean bajo la etiqueta de "serie histórica", pero que olvidan lo que ocurría fuera de los muros de Palacio.

Pero en resumen, lo que podría parecer una historia centrada en lo familiar termina siendo un retrato convincente de alguien a quien todos pensamos que conocemos. Como televisión, la serie esta estupendamente montada y bien interpretada.



Lo mejor: todos sus puntos son altos. Se notan muchas horas de estudio para el contexto histórico y presupuesto para desarrollarlo.
Lo peor: No tiene puntos bajos. Algunas subtramas podrían estar algo desconectadas.
El mejor capítulo: “Smoke and Mirrors”. Por los flashbacks que se utilizan para cuando ella presenció la coronación de su padre. El rol del Duque de Windsor es extraordinario como narrador no lineal del capítulo, más el momento en que Isabel decide que su esposo debe arrodillarse ante su reina. Son momentos espectaculares de un episodio muy bien logrado. Otro capítulo extraordinario fue “Scentia Potentia Est”, pues muestra a una Isabel decidida a reconocer y remediar sus propias limitaciones educativas y que disminuyen su liderazgo. Gran escena aquella en que Isabel le reprocha a su madre el no haberla educado más allá de simples protocolos y busca un tutor para que subsane este déficit. Y en este episodio vemos a Isabel transformarse ante nuestros ojos, en una de las mejores escenas de la temporada: tras regañar a Lord Salisbury, Churchill le sigue y ella se muestra segura, decidida a defender su título y la seguridad de su pueblo; en una escena muy simbólica, recurre a su viejo cuaderno de colegio y a aquella palabra subrayada “trust”, que no permite más palabras para describir el significado. Winston la mira con admiración, reconociendo que ya está lista para reinar.
Recomendaciones: fijarse en el exquisito acento británico y en los maravillosos planos generales.
Otra temporada?: Están terminando las grabaciones! Y deberemos esperar hasta fines de 2017 para ver la 2ª temporada. Según una entrevista de Peter Morgan a “People”, la trama se centrará más en Felipe de Edimburgo y en la infancia del príncipe Carlos.


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