domingo, 25 de junio de 2017

Better Call Saul, temp 3: Walter (aún) no es necesario

Personajes con un propósito y en constante evolución; tramas con profundo drama y una fotografía muy cuidada, fueron los aspectos que elevaron la 3a temporada de “Better Call Saul” hasta lo mejor que veremos este año en series. Muchos piden que, pronto, una cabos con su antecesora. Nosotros pensamos que eso, aún, no es necesario, porque su personalidad ya es propia.

Esta temporada de BCS partía con todos los conflictos que se gestaron en las temporadas anteriores, pero con la misión de que alcanzaran su clímax. Esto obligaba a Jimmy McGill a resolver ciertas encrucijadas morales que tenía ancladas en su interior. Y estos diez capítulos fueron desenredando esa madeja afirmándose en el suspenso, bastante humor y mucho drama, equilibrándose de tal forma que la balanza empezó a mostrarnos, de a poco, atisbos de Saul Goodman. Los inicios de temporada de esta serie siempre han sido lentos y fue difícil comprender cuál sería la trama concreta porque, reiteramos, esto se trataba de desenlaces. Pero sin duda que el más relevante de todos, era saber cómo seguiría esta rivalidad entre Jimmy y su hermano Chuck, la que se fue desenvolviendo de manera tensa (tensión construida de manera magistral por los guionistas). Ya estábamos llegando a un punto en el que sus vidas podrían cambiar drásticamente.

Esta precuela ha logrado que convivan tres tramas que, por sí solas, podrían ser una serie por sí mismas: por un lado, están las aventuras de Mike; por otro, las del propio Jimmy y, por otro, las de don Héctor y sus muchachos. De las tres, son las fechorías legales de Jimmy, las únicas que mantienen el tono de comedia que se pensó originalmente para la serie, para que fuera un producto diferente en estilo, pero las encrucijadas que se han desarrollado han obligado a mostrar un lado más dramático, alcanzándolo a la perfección gracias a la versatilidad de sus actores. 
A nivel de guion, “Better Call Saul” (temporada 3) fue excepcional. Gilligan y compañía han construido un relato con escenas y diálogos coherentes con sus temporadas anteriores y todo estuvo conectado.

Las actuaciones fueron un aspecto fundamental para su éxito. Bob Odenkirk ha demostrado ser un tremendo actor dramático. Con solo una mirada muestra todas las contradicciones que conviven en su personaje, el que se debate en el querer hacer las cosas bien, y en el no poder estar a la altura de su hermano e impresionar a su pareja. Por ese lado, Michael Mckean se ha lucido, porque  ha mostrado todos los estados emocionales posibles. Te da pena, lástima, rabia, incomprensión. Rhea Seehorn, por su parte, ya venía haciendo un muy buen trabajo. De hecho, en este blog reclamamos que no estuviera nominada en la pasada temporada de premios, porque su desempeño fue estupendo; los guionistas permitieron el crecimiento de su personaje y le dieron relevancia en el devenir de la historia. Michael Mando también se convirtió en un personaje clave. Si bien su presencia siempre fue importante, este año fue toda la complejidad de Nacho la que quedaba a la vista. Le dieron más tiempo y hubo más profundidad en su historia. Jonathan Banks estuvo sensacional. La línea argumental de Mike es la que permite desarrollar el foco policial del relato y es por esta línea donde más asoma “Breaking Bad”. Y Giancarlo Esposito superó el desafío de volver a interpretar un personaje único, pero en otro tono, todavía alejado del rey de la metanfetamina.
Estos nombres, sin duda, que van a estar nominados en la temporada de premios. Sobresalientes.

Visualmente, la composición de planos  fue mucho más libre y la fotografía fue deslumbrante. Hay un buen manejo de metáforas visuales que potencian todo lo que se está contando.


Como conclusión, Gilligan y Gould no han hecho mucho por satisfacer los pedidos del público que pide ver más de “Breaking Bad”. Por el contrario, la serie desafió al espectador a comprometerse con un relato donde la psicología de los personajes es lo que marca el rumbo. Si a eso le sumamos una narración cuidadosa, tenemos como resultado que “Better Call Saul” está creciendo por sí misma y si bien aún es un spin-off, de cara a una cuarta temporada, se avisora que cualquier camino que tome (lejos o cerca de “Breaking Bad”) será el correcto y nos dejará escenas y diálogos notables.


Hemos quedado ad portas de que se inicie la guerra. Hemos quedado absortos pensando en qué giro dará Kim tras su accidente y cómo afectará esta decisión a Jimmy. Hemos quedado paralizados con la escena final en casa de Chuck (¿desenlace de una de las líneas argumentales?). Hemos apluadido de pie el capítulo de la escena judicial en el Colegio de Abogados, uno de los capítulos del año, con todo derecho.

“Better Call Saul”, en su 3a temporada, en vez de darnos asesinatos y drogas, nos ha entregado un drama profundo, complejo al retratar el vínculo humano. ¿Queremos que se siga acercando a “Breaking Bad”?, ¿O queremos seguir observando cómo se resuelve la vida de un hombre que busca su lugar en el mundo?. En términos narrativos y artísticos, “Better Call Saul” ya es casi tan grande como su predecesora, y lo mejor es que aún tiene claros espacios para intentar superarla.

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