El Universo Warner-DC,
finalmente, logró una historia de superhéroes coherente y medida en sus
pretensiones. La sinceridad de esta propuesta proviene, en parte, de su
largo periodo de gestación y la paciente espera de su directora, Patty
Jenkins, quien rompe con estereotipos y presenta un personaje con capas,
genuino y con liderazgo, pero cuya existencia, hasta ahora, no es más que dejar el puente construido
para la próxima película de “La Liga de la Justicia”.
El primer film de superhéroes con
una mujer como protagonista y dirigido por otra mujer. La presión era enorme,
por eso necesitábamos que esta Mujer Maravilla fuera muy grande y empoderada. Con
un Universo DC cuestionado tras sus primeras películas, había todo un debate virtual
sobre qué sensación iba a dejar este film, y tanto fanáticos como “trolls” ya
querían descuerarla, querían escudriñar todos los detalles y ver si daba el
ancho para zanjar la deuda histórica con el personaje, creado en 1941, y que nunca
se había llevado al cine. Patty Jenkins y la protagonista Gal Gadot,
finalmente, hacen justicia a la chica del jet invisible.
Uno de los aciertos del guion, escrito
por Allan Heinberg (uno de los genios tras “Grey's Anatomy”),
consiste en que la indignación del personaje no es verbalizada; las tenues
expresiones y gesticulaciones de Gadot son suficientes para revelar su incomprensión
hacia la ambición del hombre. La acción comienza en 1917 con el tono de comedia
constante cuando se refiere al “pez fuera del agua”; esta arista más
humorística fue utilizada para acercarla al lenguaje que utiliza Marvel, pero no
resultó totalmente logrado. Leve bache. ¿Trama feminista? No lo creo. El discurso
acerca de la relevancia del papel de la mujer en la actualidad es sólo mirada
como una anécdota y son muy breves los espacios en los que Diana reclama por algún
derecho o nos coloca por sobre la satisfacción masculina. Ninguno de estos
elementos trasciende en la trama.
Ella es la protagonista todo el
tiempo, aunque Chris Pine tenga su mérito; la relación entre Trevor y Diana es un
aspecto utilizado para realzar la mirada inocente y aguerrida de esta guerrera,
que no entiende los grises de los humanos. Los villanos, por su lado, tienen
poco protagonismo y poco tiempo para hacer visibles sus matices; Danny
Huston y Elena Anaya caracterizan correctamente a Ludendorff y
Maru, sin embargo, el guion no es eficiente a la hora de explicitar sus
motivaciones. Por el lado de las peleas, están vistosamente coreografiadas, con
efectos visuales sobresalientes; incluso, logran la agilidad a la que nos tiene
acostumbrados los héroes de “la competencia”. Y siguiendo esa idea, en varios
momentos, sentimos que el guion se tomaba de la mano con el de “Capitán
América: El primer vengador”, con la diferencia que Jenkins no cayó en la
propaganda de la América salvadora del mundo, sino que se concentró en humanizar
y afirmar el liderazgo de su heroína, argumento que también es piedra angular en
el film que dirigió Joe Johnston.
Lo que resulta refrescante en
esta película es la motivación de Diana para hacer algo por la paz con un
interés ingenuo, el que a la vez se posiciona como poderoso. Hay una historia
de fondo que se va revelando sin ambigüedad,
mostrando el proceso de formación del personaje con gran respeto y sin
abusar del estereotipo de mujer liberal y fuerte. La directora está interesada
en confeccionar un personaje convincente en sus lineamientos de personalidad,
que funcione más como fuente de inspiración y no como mujer hermosa, de hecho,
es poco lo que se enfoca en su figura física y mucho lo que muestra su coraje y
actitud en el campo de batalla; esta es una capa destacada de la protagonista. Otro
atributo muy interesante es su optimismo, el cual es inteligentemente
presentado, con planos que enfatizan lo resuelto de su carácter.
Aunque esta heroína fue
presentada en ”Batman vs Superman: Dawn
of Justice” (2016), este film es la verdadera entrada en acción de la
Mujer Maravilla, cuya coraza busca inspirar y no dar golpes porque sí. Lo hace
mirando a lo mejor que existe “Thor”, “Capitán América: El primer vengador”
y “Superman” (1978) como mensajeros de paz. Gal Gadot logra
el cometido y le entrega atributos claves a su heroína, dejando armado el nexo
para la película de “La Liga de la Justicia”.
No sabemos si esta propuesta deja
establecido el patrón de cómo debe dejarse ver una heroína en este tipo de
películas, es demasiado temprano para sacar una conclusión, pero lo interesante
es cómo la dupla femenina Jenkins-Gadot se hecha al bolsillo las conjeturas que
aseguraban un caos narrativo.
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