jueves, 15 de junio de 2017

Wonder Woman: clásica narración, moderna impronta

El Universo Warner-DC, finalmente, logró una historia de superhéroes coherente y medida en sus pretensiones. La sinceridad de esta propuesta proviene, en parte, de su largo periodo de gestación y la paciente espera de su directora, Patty Jenkins, quien rompe con estereotipos y presenta un personaje con capas, genuino y con liderazgo, pero cuya existencia, hasta ahora, no es más que dejar el puente construido para la próxima película de “La Liga de la Justicia”.


El primer film de superhéroes con una mujer como protagonista y dirigido por otra mujer. La presión era enorme, por eso necesitábamos que esta Mujer Maravilla fuera muy grande y empoderada. Con un Universo DC cuestionado tras sus primeras películas, había todo un debate virtual sobre qué sensación iba a dejar este film, y tanto fanáticos como “trolls” ya querían descuerarla, querían escudriñar todos los detalles y ver si daba el ancho para zanjar la deuda histórica con el personaje, creado en 1941, y que nunca se había llevado al cine. Patty Jenkins y la protagonista Gal Gadot, finalmente, hacen justicia a la chica del jet invisible.

Uno de los aciertos del guion, escrito por Allan Heinberg (uno de los genios tras “Grey's Anatomy”), consiste en que la indignación del personaje no es verbalizada; las tenues expresiones y gesticulaciones de Gadot son suficientes para revelar su incomprensión hacia la ambición del hombre. La acción comienza en 1917 con el tono de comedia constante cuando se refiere al “pez fuera del agua”; esta arista más humorística fue utilizada para acercarla al lenguaje que utiliza Marvel, pero no resultó totalmente logrado. Leve bache. ¿Trama feminista? No lo creo. El discurso acerca de la relevancia del papel de la mujer en la actualidad es sólo mirada como una anécdota y son muy breves los espacios en los que Diana reclama por algún derecho o nos coloca por sobre la satisfacción masculina. Ninguno de estos elementos trasciende en la trama.

Ella es la protagonista todo el tiempo, aunque Chris Pine tenga su mérito; la relación entre Trevor y Diana es un aspecto utilizado para realzar la mirada inocente y aguerrida de esta guerrera, que no entiende los grises de los humanos. Los villanos, por su lado, tienen poco protagonismo y poco tiempo para hacer visibles sus matices; Danny Huston y Elena Anaya caracterizan correctamente a Ludendorff y Maru, sin embargo, el guion no es eficiente a la hora de explicitar sus motivaciones. Por el lado de las peleas, están vistosamente coreografiadas, con efectos visuales sobresalientes; incluso, logran la agilidad a la que nos tiene acostumbrados los héroes de “la competencia”. Y siguiendo esa idea, en varios momentos, sentimos que el guion se tomaba de la mano con el de “Capitán América: El primer vengador”, con la diferencia que Jenkins no cayó en la propaganda de la América salvadora del mundo, sino que se concentró en humanizar y afirmar el liderazgo de su heroína, argumento que también es piedra angular en el film que dirigió Joe Johnston.  


Lo que resulta refrescante en esta película es la motivación de Diana para hacer algo por la paz con un interés ingenuo, el que a la vez se posiciona como poderoso. Hay una historia de fondo que se va revelando sin ambigüedad,  mostrando el proceso de formación del personaje con gran respeto y sin abusar del estereotipo de mujer liberal y fuerte. La directora está interesada en confeccionar un personaje convincente en sus lineamientos de personalidad, que funcione más como fuente de inspiración y no como mujer hermosa, de hecho, es poco lo que se enfoca en su figura física y mucho lo que muestra su coraje y actitud en el campo de batalla; esta es una capa destacada de la protagonista. Otro atributo muy interesante es su optimismo, el cual es inteligentemente presentado, con planos que enfatizan lo resuelto de su carácter.

 Aunque esta heroína fue presentada en  ”Batman vs Superman: Dawn of Justice” (2016), este film es la verdadera entrada en acción de la Mujer Maravilla, cuya coraza busca inspirar y no dar golpes porque sí. Lo hace mirando a lo mejor que existe “Thor”, “Capitán América: El primer vengador” y “Superman” (1978) como mensajeros de paz. Gal Gadot logra el cometido y le entrega atributos claves a su heroína, dejando armado el nexo para la película de “La Liga de la Justicia”.


No sabemos si esta propuesta deja establecido el patrón de cómo debe dejarse ver una heroína en este tipo de películas, es demasiado temprano para sacar una conclusión, pero lo interesante es cómo la dupla femenina Jenkins-Gadot se hecha al bolsillo las conjeturas que aseguraban un caos narrativo.

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